27. Soy la novia de Kevin.

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Quería llorar de los nervios.

El viaje había sido algo cansado, tuve que viajar en autobús ya que el clima había afectado los vuelos.

No era mucha diferencia respecto a la duración, pero definitivamente me había tocado el peor autobús para el viaje.

Los asientos eran de lo más incómodos, el aire acondicionado no estaba enfriando bien y había alguien que olía bastante sospechoso.

Al bajar del autobús estuve a punto de besar el suelo, me sentía aliviada de por fin estar aquí.

La central era enorme, busqué la salida más cercana y me dirigí a un taxi que estaba frente a mi.

El plan era sencillo.

Había conseguido un departamento pequeño en renta, el precio era accesible, aunque agradecía que podía contar con el apoyo de mis padres y de mi hermana.

Pero no podía llegar directamente ahí, tenía que hacer una parada técnica primero.

Bajé del auto y como pude, conduje mis maletas por la entrada del edificio.

—Hola, busco el departamento de Kevin Nahin Alvarez.

Dije y la mujer frente a mí alzó una ceja.

Bueno, debí suponer que iba a desconfiar de mí.

—Es mi novio.

Dije sacando mi celular y mostrandole fotos de nosotros, me sentía una tonta.

—Permitame avisarle que está aquí.

—¡No!

Grité y ella pegó un brinco.

—Es una sorpresa.

Dije con la mejor cara de cachorro que pude y después de varios segundos de meditar si era una acosadora tratando de irrumpir en el departamento del pelinegro, me dejó pasar.

—Gracias.

Dije mientras volvía a tratar de mover mis maletas con poco éxito, cual Hannah Montana llegando al pueblo de su abuela.

Subí por el ascensor hasta el piso que me habían indicado en recepción, las puertas se abrieron mostrando un largo pasillo donde fácilmente logré contar 10 puertas.

Me postré frente al lugar, las manos me temblaban y sentía que iba a romper en llanto en cualquier momento sin razón.

Después de todo, después de la ruptura, los problemas, las polémicas, la reconciliación y haber podido llevar una relación a distancia con este chico, por fin iba a tenerlo cerca de mí.

Por fin iba a poder despertar y preguntarle si le apetecía desayunar conmigo, iba a poder hacer pijamadas con él e iba a poder pedirle que no se fuera en las noches después de ver una película de terror.

Tomé una bocanada de aire y me armé de valor, como pude, levanté el brazo derecho e hice que mis nudillos chocaran contra la fría madera de la puerta.

—¡Voy!

Gritaron desde adentro.

Su voz hizo que mi estómago diera un vuelco, podía escuchar los pasos de mi novio dirigiéndose a mí, la felicidad me había invadido completamente.

—Buenos dí...

Kevin se quedó a media frase ya que al reaccionar, me tenía colgada cuál koala.

—¡Mi amor! ¿Qué haces aquí?

Preguntó abrazándome fuerte, me dió un par de vueltas en el aire y volvió a ponerme en el piso, pero sin soltarme.

—Te tengo una sorpresa.

Golden Boy. ||Kevin Álvarez||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora