No le he dicho esto nunca a nadie, pero amo tu forma de ser.
Eres el mejor ser humano que he conocido nunca, aunque te conocí bastante joven me pude dar cuenta de ello. Nunca había visto a nadie que se llevara un dolor tan grande como debe ser el tuyo en el corazón y aún así sonreírme cada mañana, sonreírle al mundo y decidirte a ir a por todas.
Será que la vida te hizo así, tan maduro y tan fuerte por todas las cosas que has pasado, pero sé que no, que en el fondo eres así porque ese eres tú y amo eso. Se me hiela la sangre al pensar en lo difícil que deber ser despertarse todos los días y solo mostrarle lo mejor de la vida a las personas, y eso es justamente lo que tú haces. Eres tan valiente. Siempre le muestro mi peor lado a las personas de primeras, no sé por qué lo hago, pero llegaste tú y te encantaste con cada parte mala de mí que te mostré y me dijiste después que solo veías cosas buenas, no creo que me mientas, pero yo no creo en que todas esas partes sean buenas.
Siempre con algo bueno que decir, cosas sabias, como de una persona que conoce el dolor y lo ha domado con sus propias manos. Te admiro profundamente por eso. Siento no poder verte de la misma forma en la que tú me ves a mí.
Siento que no me merezco a alguien como tú, que nadie te merece, ni siquiera el mundo. Eso es algo incluso más triste, porque eres todo lo que un ser humano pude llegar a aspirar, eres tan pero tan bueno que nadie nunca va a saber apreciarte, ni siquiera yo. Especialmente yo. Me odio por eso.
