.9.

3.6K 495 68
                                    

—Y esta era yo cuando tenía seis años —sonrió enseñándole una foto—. Luego de irme de casa de mis padres, mi mamá me dió alguna de mis fotos cuando pequeña.

Kerlak tomó la foto y observó a esa pequeña niña con sobrepeso, cargando un conejo, pero con una sonrisa enorme y hermosa. Ella se veía realmente feliz.

—Siempre fui gorda —pronunció bajo.

—¿Y eso es algo malo? —le inquirió curioso, mirándola.

—Ay por favor ¿Vas a decirme que tú no te fijas en el cuerpo? ¿En el aspecto físico? Porque no te creo —le dijo tomando la foto, buscando otra de la caja.

Se tomó de la parte baja de su camiseta y se la sacó ante la atónita mirada de ella.

—¿No estoy gordo también?

—¿E-Eh?

Se puso de pie, enseñándole mejor su tórax.

—Según tú, yo estaría gordo y eso es algo malo ¿No?

—¿P-Pero qué dices? Tú e-estás perfecto, y ni s-siquiera puedo entender aún como es que... Cambiaste tanto en una semana.

—Los tipos con buen cuerpo, como los que estaban en la playa, eran más esbeltos, con músculos más marcados, una cintura más pequeña.

Eva miró tu torso y luego a él a la cara, sintiéndose tan apenada. Ese hombre no sabía ni lo que decía, era enorme en todo sentido, perfecto.

No necesitaba estar todo marcado como esos modelitos de la playa.

—Y-Yo... Creo que tú e-estás muy bien así.

—No lo creo, debería bajar como diez kilos más o menos —pronunció indiferente, tomando la camiseta para volver a colocársela.

Respiró profundo y tomó otra foto de la caja, mostrándosela a él.

—Esta es cuando tenía dieciséis años, fue en el cumpleaños de una de mis primas. Fue para sus quince —sonrió.

—¿Por qué tu prima está usando ese vestido ridículo?

—¿Ridículo? —rio—. Está precioso, y es justamente porque era su fiesta de quince años.

—Ah, ¿entonces tú también usaste uno así?

—Nop, yo no. Mis padres quisieron hacerme la fiesta, pero yo no quise. No me sentía cómoda con toda esa atención, y además, ningún vestido iba a quedarme bien tampoco —sonrió levemente, tomando otra foto—. Esta fue cuando cumplí dieciocho, fue cuando conocí la nieve.

Miró la foto y luego a ella.

—Aquí ya te pareces más ahora.

—Sí, es más reciente dentro de todo, de hace unos seis años —sonrió.

Observó las fotos que ella tenía en su caja de recuerdos, y vio una en dónde estaba acompañada de alguien más. La tomó sin permiso, mirando que ella estaba abrazando a un muchacho.

—¿Y este quien es?

—Fue mi primer novio, Matt —sonrió.

—¿Y por qué guardas su foto?

—Fue alguien especial para mí, un gran amigo también.

Ella tenía una sonrisa hermosa, una mirada radiante, realmente se veía feliz. Incluso había bajado de peso en esos entonces.

No muy diferente a la Eva actual.

La giró y vio que atrás tenía una fecha y un mensaje.

"Gracias por estos cuatro meses juntos, mi amor, espero sean el comienzo de una vida a tu lado.
Te amo infinitamente, Matt."

Leyó aquello y frunció el ceño, antes de dejar la foto nuevamente en la caja.

—Patético.

—¿Qué? ¿Cómo que patético? —preguntó divertida.

—¿Por qué dicen cosas que no van a cumplir?

—Nos amamos mucho cuando estuvimos juntos, pero lamentablemente no funcionó.

—Igual siguen diciendo cosas que no van a cumplir.

—No pensamos que íbamos a terminar, simplemente ocurrió.

—Deberías tirar esa foto —le dijo tomando otra la caja, dónde ella estaba sonriendo, sosteniendo su título universitario—. Quizás él ya tiene una una nueva persona y tú guardando su recuerdo.

***

—¿Estás dormido?

A veces solía quedarse su hermana a dormir en su casa, es por eso que Eva tenía un colchón de sobra en su habitación, que guardaba debajo de su cama.

Lo único malo es que no tenía otra cama, por lo que Kerlak estaba acostado sobre el colchón, junto a la cama de ella.

—No.

—Yo tampoco puedo dormir.

—¿Siguen con la idea de que voy a matarte?

—No —rio bajo—. Sólo tengo insomnio.

—¿Qué te ayuda a dormir cuando tienes insomnio?

—Mm, nada. A veces escucho un poco de música, mi mamá solía cantarme y tocarme el cabello para dormir cuando era niña, supongo que debe ser por eso —sonrió.

El castaño se sentó y ella lo miró curiosa.

—¿Quieres que te ayude con eso? No canto, pero podría tocar tu pelo.

—¿Q-Qué?

Se sentó en la cama de ella, mirándola inexpresivo.

—Un favor por un favor.

Aún no caía en lo que le estaba diciendo, pero de todos modos le dió la espalda, extendiendo su cabello sobre la almohada.

Kerlak se subió sobre la cama, y suavemente le acarició el cabello. Ella lo tenía muy fino, largo, suave. Ni se enredadaba entre sus dedos.

Eva cerró los ojos, abrazando la almohada, acurrucándose en la cama. ¡Que bien se sentía eso!

—Gracias —susurró sonriendo suavemente, a gusto.

...

Piénselo con este cuerpo ❤️

Piénselo con este cuerpo ❤️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
KerlakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora