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Dazai

—Fumiko
—¿Si? —lo dije en voz alta, rayos— ¿Dazai-san?
—Oye vamos, nos conocemos desde hace años háblame cómo antes.
—Tú rango es superior ahora, no puedo.
—Te digo que lo olvides y me trates como antes.
—¿Por qué? Si algún subordinado te habla informalmente recibe un castigo tuyo y no quiero ser parte de eso.

Ah~ solo estaba disciplinándolos. Supongo que eso la asusta, aunque conociendo a Fumiko a ella realmente no le importa mucho el dolor, fue entrenada por Mori-san y la torturaron psicológicamente y físicamente. ¿Acaso solo odiaría tener que lidiar más conmigo?

Eso no me importa

—Es una orden Fumiko. —dije y ella alzó la ceja— bien, acompáñame.
—¿A dónde?
—Cállate y obedece.

(...)

—Akutagawa, entrenaremos un poco. —pude notar cuánto se tensó el mocoso al ver a Fumiko unos pasos detrás mío— si, Hayashi nos ayudará. Véncela.
—¿Qué? —dijo Fumiko y yo sonreí— hemos intentado esto muchas veces y sabes que solo haces para torturarlo. No usaré mi habilidad esta vez.
—Como quieras. —dije riendo— Vamos Akutagawa, Hayashi ni te toma enserio, no usará su habilidad, no eres digno de ella.
—Eso no es lo que-

Akutagawa atacó primero pero ella reaccionó rápido,  se la pasó esquivando todos sus ataques. Sin embargo, él había logrado lastimarla levemente en las extremidades y el hombro pero seguía sin querer activar su habilidad.

—¡Hayashi! —gritó Akutagawa mientras su poder iba directamente hacia ella que había resbalado

Ella se lo buscó.

Pero aún así...

—Basta—dije tocando a Akutagawa y desactivando su poder— peleaste con Hayashi sin que ella usara sus habilidades y sigue con vida. Eres una vergüenza.
—Pero... Dazai-san
—Párate, vamos a que curen esas heridas. —le dije a Fumiko

Ella ni siquiera me miró y se levantó para irse de ahí sin más. Yo la seguí pasos detrás hasta que se detuvo de repente y giró hacia mi.

—Eres un idiota. —mis ojos se abrieron un poco por la sorpresa— Si estás molesto conmigo, descárgalo conmigo pero no tenías porque meter a Akutagawa en esto. Sabes que su salud no es la mejor y cada vez que lo entrenas lo enfermas más.
—¿No fue Justo? —dije— la vida no es justa Fumiko-chan, sino tú no estarías aquí y él no estaría aquí, tal vez ni yo, pero es así. Una mierda. Solo te recordé que si no te gusta como hago las cosas eres libre de irte, no necesito subordinados incompetentes y que creen en la justicia del mundo.
—¿La justicia del mundo? Solo dije que no fue Justo con Akutagawa que descargaras tu molestia contra mi en él. No se trata de nuestras vidas o como terminamos aquí, si no te gusta como trabajo pide un cambio o mátame. Da igual.

Reí

—¿Te da igual vivir o morir? Eso es mentira y lo sabes, tienes una idea de querer vivir tan arraigada que es molesta.
—Tú tienes una estúpida obsesión con la muerte por la que tengo que estar estresada viendo que no te pase nada.
—¡¿Qué hay de malo en querer morir?!
—¡¿Qué hay de malo en querer vivir?!—Respondió— quiero seguir viviendo, creciendo y tal vez algún día yo... yo
—¿Tú qué? ¿Dejes de ser una asesina y tengas una vida normal? Eso jamás pasará

Ella cerró los puños con fuerza y esquivó mi mirada, respiró profundo y exhaló, su expresión enojada se volvió calmada y con ojos vacíos me volvió a mirar.

—Lo sé, sé que eso jamás pasará. —se giró y caminó en dirección opuesta a mi posición— Jamás podría abandonar la port mafia, pero tú si.
—¿Qué?

Ella se fue.

Al otro día apareció como de costumbre para que le diera instrucciones sobre que hacer y no parecía molesta o decepcionada, no tenía expresión en su rostro, ni siquiera respondía a mis maneras de hacerla enojar. Cada vez que intentaba suicidarme ella estaba ahí, asegurándose de que no lo hiciera y acompañándome en silencio sin preguntar.

—No me gusta este silencio.
—¿Desea que le traiga sus audífonos Dazai-san? —hice una mueca de fastidio— Iré ahora mismo.
—¿Por qué me salvas siempre?
—Es mi deber.
—Tú vida sería más llevadera y fácil con un superior como... Chuuya o Kouyou, dejarme morir es lo mejor.
—No es bueno para la organización. El jefe te necesita.
—Déjame morir y nadie se dará cuenta, lo lograré en algún momento no puedes estar pegada a mi todo el día.
—Si, puedo. —dijo haciendo una mueca que hace tiempo no veía— no voy a dejar que mueras.
—Si no te conociera diría que te gusto.
—No me conoces, Dazai, pero no puedo dejarte morir porque tú eres él único que puedo salvar en este mundo.

Lo entiendo.

Su trabajo es matar y yo soy el único que ella puede salvar, si logro morir ella quedará destruída. Después de todo, Fumiko no es tan cruel como se ve o es que de verdad le intereso aunque sea un poco.

—Bien, sálvame. Fumiko-chan, te haré feliz concediéndote ese afán tuyo por actuar como los buenos.
—No solo es eso...
—¿Qué más necesitas Fumiko-chan?
—Desearía que pudieras llenar ese vacío tuyo algún día porque no te odio Dazai. No te comprendo del todo, pero yo también lo he sentido a veces. Sin embargo, quiero que mi vida valga la pena.

Sus ojos tenían un brillo especial, era por las lágrimas, nunca la había visto llorar pero tuve un impulso de abrazarla más no lo hice. No podía, no podía...

Lo Que Nunca Pensé Tener  Where stories live. Discover now