Epílogo

162 24 3
                                    

Pov. Felix


Estaba tranquilamente dormido en el auto, de camino al hotel.

De pronto, escuché un chillido que fácilmente rivalizaba con un delfín en pleno trabajo de parto.

Al despertarme exaltado por semejante sonido rompe-tímpanos me percaté de que era solo Chaewon, mi queridísima hermana gemela, avisando a toda persona en un kilómetro a la redonda que ya habíamos llegado.

—¡Lix, Chae!— gritó mi madre— ¡Salgan ya del auto, que vuestro padre tiene que aparcar! Par de perezosos, igualitos al padre— rezongó en voz no tan baja.

—¡Mentira!— resoplamos los tres al unísono.

Luego del caos de las maletas, porque en la vida nada es fácil, logramos entrar en la recepción del hotel. Mamá se dirigió, como obvia única persona capacitada para encargarse de tan complicada tarea, a registrarnos con los encargados; papá recibió una llamada de unos compañeros de trabajo para no-sé-qué-cosa y Chaewon, como era de esperarse de mi humilde y modesta hermana, gastó la escasa batería de su celular tomándose fotos por todo el lugar. En conclusión: el pobre y altruista Felix se tuvo que quedar al cuidado de las maletas.

Debo admitir que el enorme sofá, extremadamente grande, cómodo y blandito, hacía juego con la elegante vibra del hotel con todo ese blanco, gris, marmoleado y la absurda cantidad de bonitas plantas de interior.

Y ese chico a unos asiento de mí definitivamente no le quita elegancia a toda la decoración del lugar, bien podría ser uno de esos modelos de Versace o un actor de cine.

De pronto sentí un deja vu; es muy parecido al muchacho de mi sueño, solo que con el cabello más corto.

Chaewon siempre me molesta con que “No tienes amigos”, “Y no, Hanie y su novio no cuentan”, “Si sigues así te vas a morir solito en un asilo con la única compañía de tus medicamentos para el dolor” así que, ¿por qué no acercarme a este guapo desconocido que parece ser bastante amable?

Total, si no es gay al menos podría tener, en el mejor de los casos, otra persona a la que llamar amigo que no sea mi mejor-amigo-de-la-infancia/casi-gemelo y su novio-gato.

—Emm...hola—dije tímido, en voz tan baja que temí que no me hubiera escuchado, pero al parecer no fue así ya que volteó hacia mí.

Abre sus ojos, sorprendido por algo que desconozco, ¿estaré muy despeinado del viaje?

Observándolo me doy cuenta de que tiene un lindo lunar bajo el ojo izquierdo, tal y como el chico del sueño.

—Qué lunar más lindo— murmuro inconscientemente.

—Eh…¿gracias?— ¡Oh Por Dios! ¡El Chico Versace me escuchó! — Soy Hyunjin. Por cierto, tus pecas también son muy lindas— sonrió hacia mí. ¡Hasta su sonrisa es preciosa! Y ni hablar de esos labios...espera ¡¿Hyunjin?! ¡Ese es el nombre del chico del sueño!

—Yo s-soy, em, me llamo Felix— tartamudeé, sonrojándome. Estoy seguro que debo ser el tomate andante más tonto que haya visto en su vida.

—¡Felix, hijo, ven!— ay, mami, yo te quiero mucho pero en este mismo momento como que me caes malito.

—Em, esa es mi madre— sonreí tímido— Así que...nos vemos luego, supongo. Nos vamos a quedar hasta el jueves, y pues, entonces...si, eso.

—Que coincidencia, mi familia también. Nos vemos luego— se despidió con una sonrisa.

Agarré como pude el mar de maletas que mi queridísima familia me dejó y en un intento de no seguir avergonzándome me fui lo más rápido que pude sin tropezar.

Dᴇᴀʀ Dɪᴀʀʏ: I Mᴇᴛ ᴀ Mᴇʀᴍᴀɴ ʰʸᵘⁿˡⁱˣWhere stories live. Discover now