X. Amor

49 9 0
                                    

Mi padre tenía una gran colección de costosos jarrones de cerámica, los coleccionaba desde que yo tenía uso de razón. Una vez, cuando mi madre me llevó de visita a eso de los seis años, Chenle se enojó con papá por alguna tontería de niño (lo más que recuerdo es que Chenle quería ir a comprar alguna cosa pero papá no tenía tiempo), así que cuando papá fue al trabajo y nos dejó solos con la señora Huang, mientras jugábamos a las atrapadas por la gran sala de aquella casa, de la nada Chenle se detuvo y miró directo a la repisa donde descansaban aquellos jarrones. Y por alguna razón enseguida supe lo que tenía en mente, lo pude ver en sus ojos. Fue demasiado tarde cuando ya estaba avanzada hacia las repisas, para así empujar de ella unos tres jarrones que se hicieron pedazos al impactar contra el suelo.

Fue demasiado tarde cuando la señora Huang llegó corriendo a ver qué ocurría, asustada por el gran estruendo. Y entonces Chenle le dijo que había sido yo. Claro que ella le creyó, aunque fuese Chenle quién estaba de píe junto a los jarrones destrozados y yo quién estaba a una distancia considerable y prudente.

Por eso yo me gané los gritos, y por supuesto que también unos cuantos golpes por parte de mi papá. Aunque les juré llorando que había sido Chenle... No tuvo caso.

¿Chenle? Él sólo se dedicó a verme ser regañado por algo que no había hecho, con una expresión fría en el rostro. Y no importaba cuántas veces yo le pidiera que dijera la verdad, él seguía negando haber sido él y todos seguían creyéndole.

Creo que desde ese momento supe que no iba a funcionar. Fingir que también era parte de la familia Huang cuando en realidad no era así, porque yo sólo pertenecía a mi madre. Y no importaba cuánto mi padre intentara forzar que yo formase parte de su vida, la de su esposa y su hijo. Yo nunca me había sentido bienvenido ni feliz al pasar tiempo con ellos. Y eventualmente, al final de todos los días, lo único que podía hacer era odiarlos. Aunque intentara bloquear ese sentimiento... A veces sólo los odiaba.

Y tal vez lo que más odiaba de todo era acampar con ellos, pero desde pequeño nunca me habían dejado muchas opciones. Me sentía obligado a ir. Mi madre solía decirme que no debía ir si no quería, pero tal vez sólo no quería ver el rostro enfadado de mi padre al negarme a su habitación.

Tal vez sólo quería tener un momento de padre e hijo con él.

Tal vez tenía esperanza de que fuésemos a nadar juntos.

Tal vez sólo quería que él fuese mi padre una vez.

Y me pregunto si algún día voy a dejar de intentarlo. De intentar que él sea mi padre cuando se supone que él debería serlo sin que yo tuviese que poner esfuerzo alguno.

Me pregunto si algún día me sentiré conforme con mis días, me pregunto si alguna vez creeré ser suficiente... Me pregunto si voy a sonreír sin que duela. Me pregunto si voy a experimentar una nueva clase de felicidad, una que sea totalmente pura.

¿Será que realmente eso existe? Ser feliz sin nada que se interponga.

Si existe, yo lo quiero. Que todo lo demás se apague y ya no sienta nada más que paz.

Creo que lo más cercano a la paz en toda mi vida fue ese momento junto a Jaemin en aquella pequeña tienda.

Luego de que papá nos avisara que debíamos compartir una misma tienda a la hora de dormir, Jaemin y yo nos apresuramos a cenar para ir a dormir temprano.

Nos sentamos muy juntos frente a la fogata, con nuestros brazos y piernas tocándose cálidamente. Hablamos de temas sin sentido, sólo para reír juntos y sumergirnos en nuestro mundo.

Incluso olvidé que papá, Chenle y la señora Huang se encontraban con nosotros. Sólo me concentré en hacerlo reír.

Chenle intentó varias veces integrarse a la conversación, pero Jaemin se esforzaba por hacerlo quedar ignorado. No parecía estar listo para cruzar palabras con Chenle y yo podía entender eso.

If I was rose || JaemrenWhere stories live. Discover now