XV. Confrontación

50 6 0
                                    

Meses después.

Los días pasaron y como si se tratara de una mala broma, mi padre no dejó de buscarme desesperadamente. Y si era sincero, de alguna manera estaba entrando en una nueva etapa de vida y no me sentía cómodo hablándole, así que le pedí a mamá que le dijera que en esos momentos no podía verme porque así yo lo deseaba. No quiero ser mal entendido, no es que estaba dispuesto a seguir con rencores, sufrimiento, dolor y rabia, sino que ahora simplemente quería respirar un aire fresco y libre de tantas cosas negativas. No pensaría más en él, no lo haría por un buen tiempo. Sacaría toda cosa mala de mi pecho para poder avanzar, porque era lo correcto para mi vida. No lo odiaría, no sentiría nada. Sólo me dejaría de importar y me concentraría en las personas que sí me amaban y estaban a mi lado.

Jaemin y yo nos habíamos hecho más cercanos que nunca esos meses, íbamos por helado juntos, un café o cualquier comida que se nos antojara. También paseábamos en bicicleta juntos, riéndonos y haciendo malas bromas entre nosotros mientras nos desplazábamos por las calles. Hacíamos comidas al aire libre en el parque, extendíamos una manta en el césped y almorzábamos juntos entre conversaciones infinitas, y luego cuando la noche caía, nos abrazábamos fuertemente y mirábamos la estrellas, compartiendo datos de estas y enamorandonos de su brillo. Había algo mágico en sostener su mano bajo la luz de las estrellas que llenaba mi corazón de la más pura paz, pues cada segundo recordaba aquel momento donde él mencionó que yo era su estrella, y yo sabía que él era la mía. En conclusión, yo simplemente amo tanto a Na Jaemin y amo también pasar tiempo con él, pues es imposible sentir aburrimiento a su lado.

También conocí a la madre de Jaemin, pues en cuanto Jaemin habló con ella sobre cómo se sentía acerca de la poca atención que recibía por parte de ella, cómo le afectaba que nunca estaba en casa, su doloroso noviazgo con Chenle y el momento donde descubrió cosas nuevas de la vida junto a mi madre y yo, enseguida la señora Na quiso conocernos a mi madre y a mí. Yo estaba muy feliz de que la señora Na hubiese abierto su mente para escuchar a su hijo, así como también estaba feliz de poder conocerla. Incluso ayudé a mamá con la comida para la tarde en que la señora Na nos visitó. ¡Fue un almuerzo genial! El ambiente era increíble, parecía destinado a ser. Jaemin estaba feliz, la señora Na estaba feliz, mamá estaba feliz y yo también estaba feliz. Simplemente todo estaba en su lugar y era increíble.

Fueron días realmente preciosos, llenos de infinita felicidad. No hubo nada que estresara mi mente, entré a un taller de escritura donde aprendí cosas magníficas y dejé salir a flote mi imaginación tanto como mis sentimientos, mientras que Jaemin se estaba enfocando en pintar paisajes y era realmente buen pintor, estaba tan orgulloso de él. Llevábamos buenas notas en la escuela. Aunque nos viéramos muy seguido, seguíamos nuestras responsabilidades y de hecho en la escuela nos ayudábamos mucho entre nosotros, porque aunque no tuviéramos las mismas clases, igual estábamos ahí si el otro necesitaba nuestra ayuda en algo.

Creo que logré avanzar, logré dejar muy lejos muchas cosas amargas de mi vida y puedo decir de manera totalmente honesta que experimenté la felicidad.

Pero llegó el día de dar un cierre por completo al pasado, y sólo porque sentí que quería hacerlo y estaba listo, fui a ver a mi padre. No quería pelear, no quería nada de eso. Ya había podido decirle todo lo que pensaba y ahora sólo quería de alguna manera despedirme, porque todo lo que me ataba a ese hombre finalmente me había dejado en paz y sólo quedaba decir adiós.

Y bueno, en ese momento estando sentado frente a él, me di cuenta de que mi pecho ya no sentía una opresión como antes. Dentro de mí ya no había nada al mirarlo y eso sólo me causó ganas de sonreír, entonces me di cuenta de que sí estaba siendo muy feliz en ese momento de mi vida.

— Así que eso quieres. Dejarme fuera de tu vida, a tu propio padre. — negó él con la cabeza, viéndose decepcionado —. Yo incluso estaba dispuesto a tolerarte siendo como eres, de todos modos sólo tú puedes orar a Dios para que perdone tu pecado de homosexualidad.

Yo sólo pude ampliar mi sonrisa, también negando con la cabeza, pero de manera más suave y manteniendo el contacto visual.

— Necesito personas en mi vida que sepan apoyarme y respetarme, lo siento pero prefiero no verte más. Es mi decisión y debe ser tomada en cuenta. — poniéndome de píe, le di una última mirada —. Quiero que sepas, que si en serio te preocupas por mí como padre o algo, no tienes que sentirte mal porque yo estoy muy feliz en este momento.

Me di la vuelta, le di la espalda por primera vez después de que él lo hizo siempre conmigo y eso me hizo sentir poderoso.

— Adiós, hijo. — lo escuché susurrar e incluso creí sentir su voz quebrada.

Eso es lo que pasa, pierdes a gente por preferir vivir con actitudes que sólo son un "no me importas" hacia ellos en lugar de un te amo.

Y a mí, mi padre me perdió completamente.

Pero yo no perdí nada.

Yo gané.

Cuando me dirigía a la salida, una mano me tomó del brazo y me detuvo. Confundido, volteé a ver de quién se trataba y me encontré con un Chenle de ojos tristes y una herida en su labio.

— Wow. — salió de mi boca inevitablemente al ver su rostro —. ¿Qué te pasó?

Sonriendo con un destello de melancolía, Chenle extendió hacia mí su mano, donde sostenía una libreta color marrón que yo conocía muy bien, pues hace unos años, cuando estaba más chico, escribía ahí sobre mis cosas para desahogarme y algún día que dormí en casa de los Huang la olvidé ahí y nunca más volví a saber de ella.

Miré con ojos muy abiertos la libreta, temiendo que él la hubiese leído.

— Sí, lo siento. Sé que no debí leerla, pero lo hice y fue entonces que me di cuenta de que nunca supe nada de ti realmente. Lo siento, realmente lamento todo lo que dije. No tenía idea de todas las cosas que tuviste que pasar, fui tonto y egoísta. Sé que tu madre y tú no tienen culpa de los errores de mi padre, lo sé. Lamento lo que dije. — suspiró él, todavía manteniendo su brazo extendido —. Quiero que sepas que si yo era una rosa, al menos no era la rosa de papá, y al parecer tampoco la de Jaemin. — riéndose sin ganas, señaló la herida de su labio —. Le dije a papá que me gustan los chicos y esto ocurrió. Sinceramente con este acto de su parte, ahora entiendo mejor cómo te has sentido todo este tiempo. Lo siento por todo, y por favor dile a Jaemin también que lo siento. Por pensar sólo en mi dolor, no me importó hacerle sufrir la misma homofobia a él, y ahora me doy cuenta de que sólo juntos contra las injusticias es que podremos permanecer fuertes, así que nunca más actuaré como el Chenle de esos días.

Sonriendo sincero, tomé mi libreta mirándole cálidamente a los ojos.

— Escucha, Chenle. — hablando firme y claro, le dije —. El sufrimiento nos termina siendo útil, por favor sigue mirando hacia adelante. Queda mucho más allá por descubrir.

Él asintió a mis palabras, devolviendo mi sonrisa.

Me marché de esa casa sabiendo que nunca más iba a volver, con mucha paz en mi cuerpo entero.

No miré hacia atrás.

Adiós, familia Huang.

If I was rose || JaemrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora