La Reina Fúngica

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"En el arte de conocer a nuestros presuntos enemigos, se desvela una lección profunda: al abrir nuestros corazones a la empatía y la comprensión, descubrimos que algunos de ellos pueden transformarse en inesperados aliados y verdaderos amigos."

Capítulo 4

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Capítulo 4

Al día siguiente, Vemna estaba ansiosa por demostrar que realmente estaba comprometida con su palabra de coexistencia pacífica. 

—¿Y esto qué es? —Preguntó Rafael, con los ojos bien abiertos, cuando vio el plato humeante delante de él. 

—Comida, mijo —agregó Leiman con ironía. 

—Sí, pero nunca había visto un plato así —le contestó aquejado el muchacho.

Todos estaban reunidos en una mesa rústica y adornada con flores silvestres. El aroma tentador del guiso llenaba el aire, envolviendo la estancia en una atmósfera hogareña. En el centro de la mesa, reposaban platos humeantes y generosos, rebosante de colores y sabores. La mezcla de aromas era cautivadora; el suave aroma a cebolla caramelizada se entrelazaba con el dulce perfume de los pimientos, mientras habían una especie de granos cocidos que desprendían una tentadora fragancia que invitaba a saborear cada cucharada. 

Los ojos de todos se iluminaron con anticipación, mientras observaban los trozos tiernos y jugosos de carne de cerdo que se entremezclaban con aquellos granos. La carne, impregnada de los sabores del guiso, más las especias y condimentos, meticulosamente seleccionados, daban un toque de misterio a la mezcla, dejando entrever un sutil encanto que hacía que cada bocado fuese una experiencia fascinante y sorprendente.

Con manos temblorosas y ansias incontenibles, tomaban sus cucharas y se sumergían en el plato. Sus paladares se encontraban con una sinfonía de sabores, una danza de texturas y una explosión de emociones.

—Son porotos —respondió Emilia—, es un plato típico de Chile.  

Rafael, se dio cuenta que bajo el semblante pálido que le había visto la noche anterior, en realidad la muchacha era hermosa. No se dio cuenta, pero se había enrojecido por mirarla fijamente, justo cuando ella le dio una sonrisa. 

—¿Cómo siguen las chicas? —Preguntó Vemna, de pronto—. Sé que ayer tuvieron un mal día en ese enfrentamiento. 

—Siguen sin mejorar —gruñó Mauricio, mirando fijamente a Vemna—. ¿Por qué no interviniste si te consideras tan heroica? 

—Porque no era su lucha —respondió Leima, con una línea recta en su boca, defendiendo a Vemna—. Alguien debería asumir las consecuencias de sus actos, ¿o no? 

El ambiente se tensó mientras Mauricio y Leiman se miraban fijamente.  Entonces, este frunciendo el ceño y cruzando los brazos, respondió con un tono sarcástico:

Vemna: La Emisaria de la Vida (Spin-off) PTR2024Where stories live. Discover now