Destino

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¿¡Qué sucedió!? El Palacio de Jade se incendia. ¿Dónde está el rey de Darka?

Escuché a mi madre toser y corrí hacia ella, la levanté un poco para recostarla en mi pecho.

—¡Espera un poco! ¡Buscaré ayuda!

No había forma de salir de ahí, las salidas estaban bloqueadas y todo se derrumbaba.

—¿Eres tú, Kai? —Torpemente intentó alcanzar mi rostro, ella ya no podía verme.

—Estoy aquí, madre.

—¿Por qué lloras? Tú nunca lloras.

—Lo siento, por mi culpa... Nunca dejo de decepcionarte.

—Yo lo ví, los ojos del dragón y la gran fuerza que emanaba de ti, nunca había visto algo igual. Sabía que eras especial, siempre lo supe... Kai, tienes un poder inimaginable que solo tú posees. Yo nunca estuve decepcionada de ti.

—¡Por qué dices eso! —grité—. ¡Ni siquiera fue capaz de protegerte!

—¿Estás preocupado por mí? ¿No me odias? —comenzó a llorar— Soy una madre egoísta. Después de todo lo que te hice y lo dura que fue contigo tengo miedo de que me odies.

—Madre...

—Recuerdo la primera vez que te tuve en mis brazos; tenía miedo, pero de inmediato supe que tenía un deber que cumplir. ¡Quería que fueras más fuerte que ninguno, porque sabía que no habría nadie más que tú para protegerte! Eres fuerte y lo serás aún más. Lamento no haber sido una buena madre para ti.

—No, eras todo lo que necesitaba.

—Eres un buen chico, Kai. Mi niño, gracias.

La primera vez que la vi sonreír fue después de sus últimas palabras. Ni siquiera fui capaz de decirle que la amaba.

—¡Hic! ¡Madre! —Me aferré a ella con todas mis fuerzas.

—¡Príncipe! —Uno de los enormes cuadros de la sala cayó— ¡Por aquí!

Concubina Ji...

—¿¡Qué hace aquí!? —grité—. ¡Es peligroso!

—¡Vine a sacarlo de aquí!

—Solo váyase. Déjeme aquí y escape.

La concubina Ji me cubrió de unos escombros que caían hacia mí.

—¿¡Qué está haciendo!? —la aparté.

Sus brazos estaban completamente quemados. El fuego no me hacía daño, pero la concubina Ji...

—¡No pienso irme sin usted! ¡Sí piensa quedarse y morir después del sacrificio de su madre, todo su esfuerzo no habrá sido en vano!

Si se queda morirá. ¿En serio vas a dejar que tu gente se siga sacrificando por tu culpa?

—Vamos —accedí.

Salimos por aquel pasadizo hasta llegar afuera. Desde lejos vi como el lugar en donde había crecido se convertía en cenizas.

—¡Deténganlos! ¡Maten al príncipe! —Corrían unos guardias hacia nosotros.

—¡Su Alteza! ¡Corra! —me gritó preocupada.

—Concubina Ji, manténgase atrás.

Lo recuerdo, algo que sentí en aquel momento de desesperación.

Miré mi mano la cual comenzó a rodearse de fuego, apunté a aquellos guardias y los quemé con vida.

—Su alteza... usted... —Estaba sorprendida— Es impresionante.

El Alma de Pandora - Ruta: Kai el cazadorWhere stories live. Discover now