Capítulo 31.

42 4 2
                                    

Las dos semanas que faltaban para última y más importante presentación de Xiao Zhan habían pasado ya, y estaban a nada de que el telón se abriera y la Orquesta diera su último concierto en el ámbito estudiantil para después pasar a lo más grande.

Xiao Zhan nunca antes se sintió tan nervioso, ésta era la última presentación que debía llevar a cabo con tanta perfección para poder concluir con su sueño.

Sus nervios eran cálmados por YiBo, quién se mantenía tomando sus dos manos para tranquilizarlo mientras repetía una y otra vez cuán perfecto era y lo haría.

—Lo harás bien, A-Zhan, siempre ha sido así— sonrió dulcemente; su nombrado exhaló muy profundo tratando de hacerle caso y que sus escalofríos dado los nervios disminuyeran—. Lo harás perfecto.

—Bien, bien— se apresuraba a decir, inhalando y exhalando sin despegar sus ojitos de los de YiBo, los cuáles le transmitían tanta tranquilidad que en cierto punto pensó que no necesitaba de sus palabras para cálmarse, tan sólo mirarlo para saber que todo estaba y estaría bien.

A-Zhan había términado muy enseguida esa forzosa relación que mantenía con Guan Hong y, aunque éste se opuso muchas veces a la decisión tomada por Zhan, al final no le quedó de otra más que hacerlo cuándo los días posteriores el menor no le dirigió más la palabra dada sus actitudes.

Xiao Zhan ni siquiera sentía la necesidad de disculparse; Guan Hong lo había tratado mal muchas veces, sin haberselo merecido. No se disculparía por marcar su límite con quién nunca lo hizo.

¿Qué más daba? Si tenía a su lado a la persona que nunca le pondría una mano encima ni le tocaría un cabello si él no lo quiere así.

Esa persona que justo ahora estaba a su frente, asintiendo con dulzura a cada palabra que emitía conforme lo que sentía, escuchándolo.

—Ya es hora de ir, A-Zhan—. Dijo YiBo, mirando detrás de su chico al maestro Jiang, que le asintió para que pudiese dejarlo ir.

El pelinegro volteó para verificar, así que al ver a su profesor casi apurándolo, asintió seguidas veces mientras regresaba con el más alto para sonreírle grandemente.

—Si me equivoco...

Wang YiBo se rió quedito y después lo acalló, besándolo rápidamente y con eso Xiao Zhan entendió que no debía hablar de eso.

—No pasará nada, mi Cielo. Todo saldrá bien, ¿de acuerdo?

—Hmm—. Asintió una vez más; YiBo lo besó otra vez y sólo así se separaron para ir cada uno por su lado.

YiBo enarcó una ceja, curioso, cuándo de entre los pasillos vió caminar a alguien que no conocía con apuro. E íba por ese camino igual, si no fuera porque Shuang Min y A-Yabg lo llamaron desde la entrada para ir a los asientos de público.

Por su parte, Xiao Zhan caminaba con una sonrísita en sus labios hacía la sala de prácticas, dónde ya no había nadie. Llegó hacía donde estaba su trastero y lo que había sido su sonrísa se esfumó rápidamente al ver que no tenía su seguro. Alguien lo había abierto.

Se apresuró a terminar de abrirlo con temor, y entonces sintió cómo si su mundo se viniera abajo.

Las cuerdas de su Violonchelo estaban todas rotas, y el arco estaba roto.

—No, no, no...

Inevitablemente, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y él a desesperarse muy ímpetuosamente. Escuchó palabras y pasos acercándose, eran sus compañeros y el profesor Jiang, quiénes al verlo de tal forma casimente corrieron a su lado.

Simple. [Spring Is Coming].Where stories live. Discover now