Epílogo

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UN MES DESPUES

Dunk estaba de pie sobre la cubierta de su nuevo barco mientras el agua se estrellaba gentilmente contra él. Mientras miraba el cristalino azul del mar que era tan intemporal como su búsqueda podía oír a Pawin abajo poniendo un viejo álbum de Andy Gibb. Estaban exactamente por encima del punto exacto donde descansaba la Atlántida. Donde Dunk había sostenido la vieja caja y había acariciado una pequeña porción de esa perdida y mítica ciudad.

Hacía dos semanas, él, Joong y Bank habían recuperado todo lo que había marcado esa área y habían destruido cada pieza de evidencia que Dunk y su padre habían reunido.

Nadie sabría si quiera lo que habían encontrado.

Joong se acercó por detrás de él, rodeándolo con sus brazos, y besándolo sobre el hombro que dejaba desnudo el tirante de su top.

—¿Estás pensándolo bien? —le preguntó calentando su oreja.

Dunk sacudió la cabeza cuando sintió que su amor por él se derramaba a través de alma.

—¿Cómo podría?— Sonrio.

Él reclinó su mejilla contra su cabeza mientras lo mecía suavemente en sus brazos.

—Todo lo que querías era salvar la reputación de tu padre.

—Y así lo hice. No me importa lo que piense el resto del mundo. Yo sé la verdad. Eso es bastante para mí.

—¿Estás seguro?

Dunk asintió. Incluso Tul se lo había tomado mejor de lo que Dunk esperaba. Cierto, el niño no había estado encantado, pero no había discutido, tampoco.

Sentado sobre el sofá de la casa de Teddy, Tul había estado mirando a Dunk con incredulidad.

—¿Qué quieres decir con que lo hemos considerado?

Dunk se había encogido ante el tono irritado de la voz de Tul.

—Se acabó, Tul. Nosotros sabemos que nuestros padres no estaban locos y que no murieron en vano. Es suficiente. La Atlántida no quiere ser descubierta por nosotros. Ella quiere quedarse en el fondo del mar para siempre.

Dunk había esperado que Tul gritara. En vez de eso el niño simplemente se calmó y recogió sus libros.

—Ya veo. ¿Así que me envías de vuelta a casa a Nueva York?

—No ahora mismo. Pensé que podríamos disfrutar del resto del verano juntos... ¿Estás seguro que estás bien?

Tul se había encogido de hombros.

—Estoy bien. El barco se ha ido. La investigación se ha ido, y tú te das por vencido. ¿Cómo puedo cambiar nada de eso?

Incluso así Dunk había esperado más pelea de su primo.

—Te lo estás tomando mucho mejor de lo que yo pensaba.

Apretando sus libros contra su pecho, Tul simplemente había suspirado.

—Soy un persona sana y racional, Dunk. Sé cuando no puedo cambiar algo. Si pensara que dando una pataleta te convencería, lo haría. Pero te conozco mejor que eso. Si dices que se ha acabado, entonces está hecho. Todo lo que puedo esperar es un día cambies de idea.

Tul había dejado boca abajo su libro de Platón y se había dirigido a la puerta.

—Voy a hacer que Win tenga su día al decirle las noticias. Que os divirtáis los dos.

11 JoongDunkWhere stories live. Discover now