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Temprano por la mañana, Alba fue la primera en despertarse y dirigirse a la cocina compartida del hostal.

Comenzó a prepararse un café y se apoyó en la ventana que estaba abierta, mirando hacia afuera.

Había tanta paz, una paz que no conocía en Buenos Aires. Cerró sus ojos y respiro hondo.

Sintió unas manos grandes tomarla por la cintura, y dando un saltito por el susto se volteó.

– Buenos días, chipi chipi. – dijo Charly burlón y ella sonrió.

– ¿Qué haces tan temprano?

– Te escuché y me imaginé que eras vos.

Él dejo un beso en sus labios.

– ¿Por qué? – rió ella abrazándolo, y escondiendo su rostro en su pecho.

– Porque siempre sos la que primero se despierta, hincha huevos.

– Perdón, no te quise despertar. – rió mientras el la abrazaba atrapandola por completo en sus brazos.

– Está bien, es nuevo eso en mi igual... Despertarme temprano para aprovechar el desayuno.

Alba rió.

– ¿Que querés comer?

– No sé si hay muchas opciones...

– Tostadas con manteca, clave. – alzó ambas cejas alejándose un poco del abrazo para mirarla.

– Suena bien eso... Anoche estuvo increíble la presentación, cada día tocan más lindo.

– Gracias bonita, se nota que a la gente les gustó. Además compraron el album, platita platita – hizo una seña con sus manos y Alba rió mientras sacaba la pava del fuego.

Prepararon un café para cada uno, unas tostadas y se quedaron ahí en la mesada de la cocina desayunando parados entre charlas indistintas.

Se encontraban riendo de pavadas como siempre, y Charly le dió un beso en la punta de la nariz justo cuando entraba María Rosa en la cocina.

La noche anterior había Sido la primera en volverse con la excusa de que estaba cansada. La realidad era otra... Aún le costaba horrores superar a Charly.

Y es que ella se había enamorado. No había sido una simple cita, ella realmente creyó que todo iba bien y de un día para otro todo se había acabado. Los primeros días la paso fatal, con el tiempo fue superandolo y aceptó ir a aquel viaje para poder superarlo de una vez por todas y aunque sea no perder su amistad. Pero era muy difícil, y le estaba costando.

– Buenos días. – dijo con la mirada gacha.

– Buenos días. – dijo Alba alejándose un poco de Charly.

– Buen día Mari... ¿Querés unas tostadas? – dijo él amable.

– Dale porfa. – le sonrió amistosa.

Charly se puso a hacer más tostadas y Alba en silencio se sentó en la gran mesa.

– ¿Cómo dormiste? – le pregunto él, desperezándose.

– Bien, no tengo de qué quejarme las camas eran re cómodas. ¿Ustedes?

– Digamos que no nos tocó la mejor habitación, nos cagamos un poco de frío pero bue... Anoche te fuiste antes. – Observó.

– Si, estaba re cansada... Perdón. – rió tímida.

Siguieron hablando de cosas indistintas, y Alba sintió que no tenía nada más que acotar así que se retiró de ahí en silencio.

Te Ví Entre Las Luces | Charly García ficWhere stories live. Discover now