Prólogo

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La sala de baile estaba iluminada con luces suaves y la elegancia fluía en cada rincón del internado Westminster. Los estudiantes, ataviados con trajes y vestidos que irradiaban estilo de la década de 1980, se movían con gracia al ritmo de la música. La ocasión: el aniversario del internado, un evento anual que llenaba el lugar de alegría y celebración.

En una esquina, una chica de ojos llamativos, rodeada por la efervescencia de la fiesta, se encontraba sentada, observando la animada escena con cierta indiferencia. Su vestido, un atuendo vintage que resaltaba su belleza, parecía fuera de lugar entre la multitud de colores y brillos. El murmullo de la música y las risas de los estudiantes llenaban el aire.

De repente, un chico alto y castaño, con rizos rebeldes, se acercó a ella con una sonrisa amistosa. Sus ojos, de un intrigante tono avellana, captaron la atención de la chica. -¿Te gustaría bailar? -le preguntó, extendiendo su mano de manera cortés.

La chica, inicialmente dudosa por la invitación, aceptó con una ligera sonrisa. Se dirigieron al centro de la pista de baile, donde una melodía envolvente comenzó a resonar. Los dos se movieron en armonía, danzando en círculos al ritmo de la música. En ese momento, sus ojos se encontraron, creando una conexión efímera pero intensa que parecía trascender el bullicio festivo que los rodeaba.

El tiempo pareció detenerse para ellos dos en medio del baile, mientras danzaban en círculos al compás de la melodía envolvente. Sus movimientos eran fluidos, y cada paso resonaba en la pista de baile como una danza celestial. La chica se sumergió en la música, encontrando una especie de paz y conexión con su acompañante de baile.

Sin embargo, en algún punto de esa danza hipnótica, algo perturbó la armonía. Murmullos que se transformaban en gritos y el sonido de personas corriendo se filtraron en su burbuja de calma y armonía, las cuales se escuchaban desde fuera del gran salón, pero ambos seguían en su propio mundo, ajeno al caos que se desataba a su alrededor.

Fue entonces cuando la chica, en un momento de lucidez, se detuvo en seco, interrumpiendo la danza y dejando desconcertado al chico frente a ella. Sus ojos, que antes brillaban con la intensidad de la música, ahora reflejaban confusión y preocupación al percatarse de la situación. El bullicio y el tumulto de personas que entraban y salían del salón de baile se hicieron más evidentes, y la realidad del momento se hizo presente de manera abrupta.

El chico, desconcertado por la interrupción repentina, miró a su alrededor, siguiendo la mirada de la chica. Ambos se encontraron en medio de la conmoción, conscientes de que algo inesperado estaba sucediendo, pero aún atrapados en el instante suspendido que habían compartido en la pista de baile.

"¿Qué sucede?" se preguntó el chico en voz alta, su rostro reflejando confusión y preocupación mientras observaba el caos a su alrededor. La chica, sin encontrar palabras para explicar lo que estaba ocurriendo, simplemente negó con la cabeza, indicando que no tenía respuestas en ese momento.

Con determinación en su mirada, la joven avanzó decidida hacia el origen de los gritos y el bullicio. El chico la siguió de cerca, su preocupación aumentando por la inesperada acción de la chica. "Espera", formuló en un intento de detenerla, pero sus palabras se perdieron en el tumulto sin obtener respuesta.

Juntos avanzaron por los pasillos del internado, llegando finalmente al amplio pasillo que conducía de regreso al gran salón de baile. Fue entonces cuando se encontraron con una escena aterradora que los dejó sin aliento.

Un chico de espaldas, con la respiración agitada y sosteniendo un tenedor manchado en su mano derecha. Frente a él, yacía el cuerpo herido de otro estudiante, quien gemía de dolor por las heridas recibidas.

"Esto es solo el comienzo" murmuró entre dientes. Soltando una risa fría y desquiciada que resono en el pasillo, creando una sensación de horror y confusión en todos los presentes.

La escena era impactante y desconcertante, el chico herido miraba al agresor con incredulidad y dolor, mientras el ambiente se llenaba de un silencio tenso y angustiante. El chico de espaldas no mostraba arrepentimiento ni remordimiento en su expresión.

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El Internado Westminster(PRÓXIMAMENTE)  Where stories live. Discover now