Spider-Punk

Doctor Octopus

Spider-Punk se abalanzó contra el criminal. El científico acometió con sus tentáculos. Spider-Man realizó una voltereta para esquivar el ataque de uno, se atrajo a una pared con su telaraña para eludir otro, saltó hacia el techo y luego a un muro librando otras dos acometidas. Continuó sus movimientos ágiles por la estancia tratando de aproximarse al criminal, pero las extremidades metálicas oscilaban como serpientes agresivas hacia todas direcciones y cuando estuvo por patear la cara del científico un tentáculo lo golpeó con fuerza y lo arrojó por el aire hasta chocar contra un estante.

—No importa cuánto lo intentes, no te acercarás lo suficiente —se burló el criminal con voz aguda.

—Reza por eso, Doctor Octopus, porque cuando te tenga al alcance voy a patear tu cara sin descanso —amenazó Spider-Punk y saltó al suelo.

El Doc Ock lo miró con ira, avanzó unos pasos y arremetió de nuevo con sus tentáculos. Spider-Man brincó hacia atrás varias veces, eludió cada ataque, lanzó telarañas a cada extremidad mecánica y las pegó en el techo, estantes y suelo. Después se aproximó iracundo al científico, estuvo por darle un puñetazo en la cara cuando los tentáculos se libraron de la telaraña. El Doc Ock usó dos para retroceder y uno para atrapar el brazo del trepamuros.

—Muere aplastado como la araña que eres —dijo con voz desagradable.

Blandió su tentáculo e impactó el cuerpo de Spider-Punk contra todo lo que había en el laboratorio: El suelo, el techo, las paredes, los estantes, las mesas de exploración y los escritorios. Spider-Man sintió dolor con cada golpe, pero había sentido un agobio peor antes, pudo pensar con claridad y disparó redes y balas de telaraña sin aparente objetivo. El Doc Ock blandió sus otras tres extremidades alargadas para bloquear esos ataques caóticos. Spider-Punk siguió disparando al azar, esperó, divisó una abertura, proyectó balas de telaraña a diferentes direcciones y dos acertaron en la cara del criminal.

Por el dolor el Doc Ock soltó el brazo del trepamuros y retrocedió. Spider-Man disparó más balas de telaraña. Los tentáculos eran flexibles, ágiles y resistentes, pero estaban conectados a un cuerpo humano que podría derrotar con facilidad. O eso pensaba, mas el científico utilizó las extremidades mecánicas para defenderse a la perfección.

—Muere de una vez maldita araña —vociferó El Doctor Octopus.

Con las pinzas de dos tentáculos agarró herramientas de cirugía y las arrojó contra el trepamuros. Spider-Punk efectuó un par de piruetas y escapó de ser apuñalado por esos instrumentos.

—Yo también puedo lanzar cosas.

Arrancó el monitor de una computadora, el CPU y el teclado y los arrojó uno a uno con fuerza contra el científico. El Doc Ock defendió todo cuerpo con los cuatro tentáculos. Las partes de la computadora se estrellaron contra estos. Spider-Man aprovechó que el científico no podía verlo, saltó con suma premura, se aproximó al criminal justo cuando este separaba sus tentáculos y pudo golpearlo con ferocidad en la cara.

El cuerpo del Doc Ock giró en el aire un par de segundos y no cayó solo por la ayuda de las extremidades de metal. Su nariz y labio se hincharon y escurrieron hilos de sangre de varias heridas abiertas.

—Maldita araña, como te atreves hacerme esto a mí. ¡Al gran Otto Octavius! Yo soy el científico más brillante de nuestros tiempos —su voz era un chillido irritante.

—Me burlaría de que tu nombre queda con el apodo que te puse, pero primero debo golpearte más.

—Eres una alimaña estúpida, ¿no puedes ver lo que estoy haciendo aquí?

—Por eso voy a golpearte, por haber secuestrado a esta gente y experimentar con ellos sin importarte que murieran.

—Es un sacrificio que se debe hacer, estoy perfeccionando los cuerpos humanos. Voy a crear personas con habilidades extraordinarias que mantendrán en orden la ciudad y que nos protegerán de cualquier invasión comunista, musulmana, asiática o cual quier otra amenaza. ¡Con mi ayuda este país será el más grande de todos!