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Jugar con sus propias manos no es algo que acostumbraba hacer, pero necesitaba entretenerse con cualquier cosa antes de que los nervios fundieran su cerebro. Esperar a que apareciese la tercera en discordia y causante del término de su relación aumentaba su pánico.

En un principio decidió mandar un mensaje personalmente pero eso solo ocasionaría que la chica se negará para evitar hablar del tema. Por lo cual optó por un tercero que acordará la cita de encuentro con algunas mentiras piadosas. Como asistir a una entrevista de trabajo para un buen puesto dentro de una agencia de artistas de primera clase.

Mina rápidamente aceptó, parecía estar realmente desesperada por obtener un puesto que le dejará más dinero. Su solvencia económica parecía ser no tan buena. Jimin se sentía disgustado consigo mismo por atraerla con mentiras, pero no tenía otra opción. De otra forma ella no aceptaría.

Rentó la terraza completa de un hotel solo para ese momento. Prefería no tener algún espectador merodeando por allí que pudiera filtrar cualquier tipo de información.

Pensó mucho en el encuentro, pues no tenía idea de cómo era ella. Nunca en su vida la había visto. Probablemente mentiría, así que recurrió a medidas más drásticas. Tendría que usar sus cartas y jugar sucio si la situación lo requería. El punto es que Mina confesara todo lo que sabía.

El chirrido de la suela de unos tacones contra el piso lo regresó a órbita. Jimin finalmente la conoció. La segunda persona causante de su sufrimiento. Porque la primera siempre sería Jungkook.

Tosió fingidamente para evitar que el encuentro se tornara incómodo. La invitó a tomar asiento y la chica accedió. Jimin portaba unos lentes negros y un cubrebocas para salvaguardar su identidad. No tenía intenciones de esconderse en un principio pero Taehyung mencionó que era muy probable que Mina lo reconociera, después de todo era una figura pública. La fama del grupo los había llevado a este ese punto de no retorno.

—Hola— Mina saludó; esbozando una sonrisa radiante que a Jimin le resultó repulsivo. —¿Es usted quién llamó para programar está entrevista de trabajo? ¿Es usted representante de HYBE?

Jimin se sintió mareado. No sabía cómo empezar la conversación. La chica era una omega muy bonita. Entendió porque Jungkook se había fijado en ella en primer lugar.

—Lee Mina ¿verdad?— la chica asintió.

Sus vibras destilaban inocencia. La chica actuaba como si no conociera la maldad y eso confundía a Jimin. Acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja, la chica espero tranquila por una respuesta.

Al ver que Jimin no reaccionaba. Mina preguntó:

—¿Para que puesto hay vacante? He sido manager antes. ¿Tienen algún grupo de chicos que requiera de alguien? Puedo con eso. —

Jimin negó.

—HYBE no acepta managers de género femenino, tampoco omegas para ese puesto.

Mina soltó un bufido, decepcionada.

—Deberían considerarlo. Puedo ser igual de eficiente que un alfa. Puedo ser incluso mejor.

Jimin se mordió el labio. Ella realmente lucia desesperada por ese puesto. Con justa razón. Pero nada cambiaría, eran políticas de la empresa.

Jimin la observó nuevamente. Bateó sus pestañas, luciendo puramente bella. Piel blanquecina, cabello negro, lacio y sedoso. Su figura era divina para el estándar de Corea. Suficiente para ser considerada perfecta ante el estereotipo coreano. Lucía joven y sin lugar a dudas era muy hermosa. Jimin se removió sobre su asiento, sintiéndose un cero a la izquierda. Absolutamente nadie podría competir contra ella. Era bonita.
Punto.

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