Estaciones ||Sukufushi||

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Confesiones

Megumi Fushiguro era alguien con muchas habilidades; desde las académicas hasta las sociales. Dentro de aquel grupo también entraban las físicas. Porque si, a pesar de que Megumi tuviera una figura bastante delgada, el chico poseían una gran resistencia para la mayoría de las actividades físicas. Desde edad muy joven, fue introducido a varios deportes para encontrar su "pasatiempo infantil". Paso desde el futbol hasta la natación, llegando incluso a deportes más extravagantes como karate.

Si bien en todas las disciplinas tuvo un rendimiento memorable, Megumi decidió dejar el deporte como una actividad solo para mantener una buena salud.

No le gustaba catalogarse como alguien extravagante en el ejercicio, pero podía admitir que tenía una resistencia arriba del promedio... O eso pensó siempre hasta que Sukuna le dio una cachetada con guante blanco demostrándole lo contrario.

Megumi sentía que desfallecería en el asfalto en cualquier momento. Sentía el corazón galopar al por mayor en su pecho, sus pulmones retenían el oxígeno a duras cuentas y sus piernas comenzaban a dolerle.

Debía admitir que fue pretencioso. Cuando vio el chico de cabello rosado comenzar a correr a una velocidad media, Fushiguro pensó que sería un calentamiento normal, pero a medida que las vueltas aumentaban su instinto le susurró que no era lo que él pensaba.

Hubo un punto en el que confundió uña señalética con una mujer mayor saludándole.

Soltando un bufido, Megumi detuvo su andar de manera abrupta sintiendo como el sudor se adentraba en su camisa blanca dejando marcas enormes en su espalda y costados. Trato de que el aire entrara lo mejor posible a sus pulmones, pero con cada bocanada parecía que sus órganos lo expulsaban como si de un veneno se tratase.

No se detuvo en ver si Sukuna había detenido su andar o no, por su parte era mucho mejor que aquel chico no se diera cuenta de su condición actual. Ya se le ocurrirían algo al momento de enfrentarlo, por el momento su prioridad era regularizar su estado y ya después pensaría en el cómo su orgullo no se viera afectado por alguien, que en su pensar, utilizaba algún tipo de droga para mantener su condición.

Se estiro un poco y vio a su alrededor; el color verde lo recibo con todo su esplendor, así como la brisa cálida. Realmente había acudido pocas veces al jardín ecológico. Si no recordaba mal la última visita que había hecho al recinto, había sido por el cumpleaños número trece de Tsumiki. En esa ocasión, Toji había tratado de compensar su falta del año pasado que, por el juego, había olvidado y que por culpa trato de reparar con un pastel que decía "Felicidades a la nueva madre".

Un desastre total en palabras de Megumi.

Si bien, sabía que su padre no era el hombre más detallista del mundo, el azabache debía de admitir que el esfuerzo de Toji Fushiguro en aquella ocasión fue algo de otro mundo. Ese día, él despertó un poco más temprano de lo habitual. En su plan, estaba el prepararle el desayuno a su hermana y darle un pequeño collar que había comprado con sus mesadas, pero todo eso se vio truncado cuando palabras anti sonantes provenientes de la cocina llegaron a sus oídos.

Con un deje de sorpresa, camino hacia la habitación y se encontró con una escena de película; su progenitor se encontraba golpeando con una pala rosa aquel viejo sartén mientras se protegía de mancharse con el overol de conejo rosado de su hermana mayor. Megumi no podía recordar con exactitud qué era lo que su padre había trato de elaborar, el olor de aceite quemado combinado con huevo le daba la impresión de que trato de hacer un omelette, pero la harina regada alrededor no le daba la confianza para afirmar aquello.

Cuando los ojos verdes de su padre chocaron con los suyos, Megumi no pudo más que suspirar y ayudarlo a limpiar el desastre que había creado.

Al tiempo Tsumiki se unió a ellos sosteniendo una sonrisa angelical mientras daba las gracias por el intento de cumpleaños sorpresa que deseaban darle. Aunque hubo una pequeña justificación de parte de su padre para seguir aun con su plan, Tsumiki declino cualquier opción. y en su lugar propuso un día de campo en el parque ecológico de la ciudad.