Capítulo 9

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Esperaron tres días completos, y solo pudo saberlo por el ciclo de sueño que había empleado desde su juventud. Conservando energía, pudieron explorar un poco la cueva un par de veces, los cadáveres ya habían desaparecido, solo el enorme y negro caparazón se podía notar en el agua.

Logró escuchar como el festín había sido del agrado de la bestia, que los ronquidos fueron tan audibles.

Por lo que descansar se convirtió en el mejor plan. Sin embargo, eso no fue la única vez que Wei ying terminó por balbucear cosas, delirando entre sus sueños. Xichen logró escucharla disculparse tantas veces que empezaba a ser doloroso. ¿Qué era lo que la afectaba tanto? Incluso en silencio las lágrimas resbalaban por su mejilla, y desaparecían a causa de su mano, que imprudente limpiaba su rostro.

Lan Xichen solo pudo observarla, sin lograr darle el mayor consuelo que ella necesitaba, en ese momento odio reprimir sus emociones como las reglas lo dictaban, odio no saber dar más que un simple abrazo de confort, que pudiera incomodarla entre sueño.

Bajó la mirada hacia la débil llama de la fogata. Ni siquiera él había derramado lágrimas cuando su hermano se acercó para confirmar la muerte de su padre, nada salió de sus ojos, solo un suspiro de alivio al verlo a él de su lado. ¿Era tan insensible?

La guerra estaba arrasando con cada secta hasta el punto de perder a familias inocentes, y sin su padre ahora él era el líder de Gusu Lan, pero ¿Estaba verdaderamente preparado para ese título? Para sobrellevar en sus manos el bienestar de tantas vidas, y sonreírles prometiéndoles felicidad. La realidad es que... Lan Xichen, no, Lan Huan quería huir.

Sus manos temblaban, los golpeteos de su corazón hacían eco en su oído, porque podía escuchar las voces de aquel día, las promesas que su tío dijo. ¡Eres el futuro líder, Xichen!

Y protegiéndolo su familia casi muere.

—Estar vivo esta bien, Xichen —escuchó a su lado, al igual que el frío contacto sobre su mano—. Creeme, no es malo estarlo.

—¿A costa de qué, Wei ying? Si logramos salir de aquí, debemos enfrentarnos a ellos, ¿Y si no ganamos?

—¿Por qué tan pesimista? Saldremos de aquí, le cortaremos la cabeza a Wen Ruohan, y viviremos comiendo rábanos, y plantando niños en la tierra para que nazcan más —Xichen la vio sonreír, sin despegar la mirada sobre el fuego, ajena a todo, las caricias sobre el dorso de su mano lo hicieron suspirar—. Ganaremos Xichen, ¿Sí? Lo prometo, el que estemos aquí solo es un paso más allá a la victoria.

—Es como si hablaras de un sueño —continuó él.

—Quizás lo digo porque soy una adivina. Solo créeme cuando te lo digo, porque no sé mentir.

—Los niños no nacen si los plantas, Wei ying —respondió recordando lo que ella había dicho antes, al vio exaltarse.

—¡Claro que sí! Es que no lo has intentado antes, Xichen, una vez, vi un pequeño rabanito pidiendo por salir de la tierra —aseguró ella.

Xichen sonrió en ese momento, entre la sombra que se producía a la fogata, la sonrisa y brillo en los ojos de Wei Ying parecía que todo iría bien. Nada podría convertirse en algo peor, mientras creyera en sus palabras, incluso sentía que a ciegas podía confiar en ella. ¿Quién era Wei ying en ese instante?

—Xichen.

—A-ying debería llamarme por mi nombre.

—¿Lo tengo permitido? —Xichen asintió lentamente, sin apartar la mirada de sus manos, aun seguían entrelazadas. Fue así como su rostro fue levantado, y la mano de Wei ying, terminó por acariciar su mejilla con su pulgar de manera dulce—. Entonces, llora tanto como quieres, a-huan.

Oscuridad entre las nubes Xixianfem!Where stories live. Discover now