002

2.1K 220 133
                                    

—¡Por favor, mami!

—No, hoy no.

Rodeé los ojos mientras mi hermana, de nuevo estaba haciendo berrinches para que le compren juguetes. Al menos es inmune a cosas como la realidad, y no es consciente de que realmente no tenemos el dinero para eso. Yo no lo fui, lo supe perfectamente desde muy pequeña y salí bien.

—Alicia, haz caso. — le dije mientras revisaba una caja de cereal. Después la puse en el carro de compras.

—¡Las odio! — pisoteó el suelo. Noté la mirada de algunas personas sobre nosotras así que decidí intervenir.

Me agaché a su altura, y le expliqué lentamente para que me entendiera. — ¿Sabes qué? Te lo compraré yo en otra ocasión, el que tú quieras.

—¿En serio? — vi como le brillaron los ojos.

—Sí, pero ya vámonos. — la tomé de la mano y fuimos a las cajas junto con mi mamá, siendo recibida con una mirada de agradecimiento de su parte. Alicia obedeció como niña buena, solamente por lo que le dije.

Era una berrinchuda. Pero tenía derecho a tener algo tan básico como un juguete. Me rompía el corazón que tuviera esa mirada triste, y no era la única. Mis padres tenían la misma mirada melancólica todos los días, por esforzarse tanto por mínimo mantener una casa que les llegó como un milagro.

Me cansé.

La leyenda del Charro Negro se había extendido por todo México debido a los peculiares tratos que hacía con personas demasiado codiciosas o personas necesitadas de dinero

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

La leyenda del Charro Negro se había extendido por todo México debido a los peculiares tratos que hacía con personas demasiado codiciosas o personas necesitadas de dinero. Eso era todo lo que querían. Dinero, poder, riquezas, salud, e incluso amor. Era lo más solicitado por las personas.

Se decía que este te concedía todo lo que quisieras, a cambio de tu alma. Al haber conseguido lo pedido, el hombre volvía por ti para encerrar tu alma en una botella, por los siglos de los siglos. Simplemente pensarlo me daba escalofríos, sonaba muy satánico para mi gusto.

Hace muchos años una persona de Puebla hizo un retrato dibujado a lápiz de la leyenda en cuestión, y fue difundido por casi todo México. Yo lo vi, pero no le presté mucha atención en ese tiempo, tenía cosas más importantes qué hacer a mis diecisiete. La ilustración mostraba a un hombre de no más de cincuenta años, apuesto, con bigote, grandes ojos rojos, espuelas doradas. Vestía un impecable traje y sombrero de charro, montando un caballo negro que destilaba un porte elegante. Los trazos sobre su rostro eran muy oscuros así que el rojo de sus orbes resaltaba demasiado, me pregunto si la persona lo exageró o si se ven así en la vida real.

Casualmente la persona que lo hizo desapareció semanas después, y no supe si fue encontrado o simplemente se esfumó en el aire. Eso no me daba confianza para continuar.

Suspiré apretando el mango de la linterna en mis manos. ¿Realmente estaba tan desesperadamente dispuesta a sacrificar mi alma para tener unos pesos extra? Sí, tenía miedo pero lo iba a hacer de todos modos. Era por mi familia.

✓ DON'T BLAME ME, leo san juan.Место, где живут истории. Откройте их для себя