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Después de lo del almacén no lo he vuelto a ver. He pasado días esperándolo, pero sé que es en vano. Me tiene preocupada que no dé señales de vida pero que no aparezca lo dice todo, debo importarle muy poco para este punto si no me mantiene al tanto como antes.

Esa chispa que hacía todo más especial, la que teníamos antes de que hiciera mi estupidez ya no está, y no estoy muy segura de que vuelva. Las mejores personas en la vida son libres pero ninguna cantidad de libertad me limpió como creí que lo haría, todavía sigue en mí como una mancha de vino. Quiero que diga que todo será igual, aunque esté mintiendo.

Oh, es tan triste pensar en los buenos tiempos. Lo extraño tanto al punto de buscar algún dibujo raro suyo en internet y lo observo, y así me quedo durante mucho tiempo, pensando en lo nuestro. ¿Hay un "nosotros", siquiera?

Desearía tomarle una foto yo misma algún día. No. No solo una. Muchas. Para poder tener algo en lo qué apoyarme cuando me sienta así de mal, encerrándome en una fantasía inalcanzable en la que seguíamos siendo los mismos de siempre y que todo lo que me había dicho hasta ahora no era verdad.

Me detengo al notar algo en la fotografía del viejo dibujo reflejado en la computadora. Le hago zoom a la firma, que además de las siglas del nombre del dibujante y la fecha —1815.—, veo un pequeño texto.

«No fue mi culpa, cuco».

Frunzo el ceño, confundida. Qué mensaje tan raro, ni siquiera tenía sentido. Aunque, si lo pensamos bien, nada del siglo XIX tenía una pizca de coherencia para la gente incauta de hoy en día.

De pronto, hago memoria. Ese retrato a lápiz del anterior Charro Negro fue hecho hace dos siglos. Yo lo vi, pero como siempre, no le presté la atención que debí, ya que tenía cosas más importantes qué hacer a mis diecisiete. No tenía ánimos de enfocarme en una leyenda para niños.

Bueno, qué interesante...

Nótense el sarcasmo. Los fines de semana en los que no tengo nada qué hacer me ponen mal, que hasta me pongo a investigar viejos dibujos cualquiera en el internet.

Me reí de mí misma hasta que dejó de darme gracia y seguí observando el dibujo, pensando en mis desgracias amorosas. En él, que me tiene tan mal que lo odio por eso. Que si no hubiera cedido no estaría en esta situación. Que por mucho que me arrepentía de conocerlo, a la vez no lo hacía en lo absoluto.

Puedo ver el final de esto, pero también el comienzo...

Queriendo distraerme reviso la firma una vez más, sin quitarme al moreno de la cabeza, y al examinarla con más cuidado me llevo la mano a la boca.

"N.S.J."

No puede ser lo que yo pienso, ¿o sí? ¿El dibujo del Charro Negro...?

No, no puede ser.

La persona que hizo el dibujo fue Nando. Si mal no recuerdo, ese era el nombre de su hermano. ¡No es una locura! Sí, el mensaje es raro, pero no sabemos como era la actitud del chico. Tal vez era un genio que con su meticulosa mente introdujo esa pista para que alguien la resolviera algún día.

Otro recuerdo llega a mi mente. Casualmente, se contaba que la persona que hizo el dibujo desapareció semanas después, no sé si fue encontrado o simplemente se esfumó en el aire. Eso no me daba confianza para continuar tergiversando sobre Leo.

Entonces, ¿él...? ¿A su propio hermano?

Bueno, descubrí eso, ¿y qué? No es que lo vaya a admitir de una.

✓ DON'T BLAME ME, leo san juan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora