Octava bala

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Mördare miró por la ventana con precaución, había pasado más de dos horas desde que Tyron salió, sabía que el tipo estaría bien, solamente era la tensión de saber que en cualquier momento podrían ser encontrados por la agencia.

Tyron Hays miraba el muy surtido lote de vehículos, era un lugar bastante grande en donde las filas de autos mostraban varios modelos.
Sus ojos innegablemente se dirigieron hasta un apartado de motocicletas, él amaba las motocicletas, por desgracia eso sería el primer vehículo en el que lo ubicarían y en este momento no estaba para arriesgarse y tampoco quería ser tan previsible.

Así que con pesar, dirigió su atención a los bonitos autos que estaban estacionados.
Desde bellos y caros descapotables, hasta sencillos y domésticos autos compactos.
Otra vez su instinto de agente, le llevó a elegir algo con lo que usualmente no lo relacionarían.

—Veo que le ha llamado la atención este pequeño, —dijo el propietario golpeando ligeramente con la palma el capirote del pequeño vehículo gris.

Tyron sonrió de forma cortés, —parece que es un modelo reciente, así que, por qué no me lo muestra, —el propietario amplió aún más su sonrisa, esa podría ser una venta segura.

—Claro déjeme ir por las llaves y le mostraré lo que tiene ese bebé para usted.
Tyron miró al hombre irse, mientras sus ojos vagabundearon por las filas de autos, pero de cuando en cuando, sus ojos se desviaban al área de motocicletas que como canto de sirenas, parecían llamarle.

—Aquí están, el hombre apretó el mando a distancia y los seguros de las puertas se abrieron.

—Este auto como puede ver, es un modelo reciente, del año pasado, solo tuvo un dueño, —el hombre, diestramente empezó a recitar las características del auto, Tyron no necesitaba escuchar todo lo que ya sabía, pero si quería una buena coartada debía ser muy prudente, así que escuchó con paciencia y fingido interés.

—Veamos el motor, —dijo el pequeño hombre calvo mientras giraba la llave para encender el auto, de forma precisa abrió el capirote, mostrando un motor limpio, bastante nuevo, que ronroneaba lo justo al acelerar.
Evidentemente no era un auto para correr, pero era muy bueno para lo que Tyron quería.

—Podríamos darle una vuelta a la cuadra para que usted pruebe el motor y escuche los cambios.
Tyron tomó las llaves que el entusiasmando vendedor le extendió.

—Bien, demos una vuelta entonces.
Ambos hombres subieron al auto, Tyron al ser más alto, tuvo que correr el asiento para atrás. Sus cálculos le decían que Mördare podría muy bien, ir cómodo a su lado.
Por un momento imaginó al joven hombre sentado a un lado sonriéndole y bajando la cabeza para tomar su...

— ¿Estamos bien señor?... —Tyron fue bajado de su sueño erótico de forma abrupta.

—Hays, Tyron Hays.
—Daniel Carson, —Tyron tomó la mano del hombre y luego dio marcha en el vehículo.

Una vez más escuchó el motor pero esta vez en marcha, escuchó el cambio de velocidades.

Tyron no estaba impresionado, esos coches nunca lo impresionarían, pero por ahora, cumplirían su función.

— Como puede ver es un auto sencillo pero bastante confiable y muy seguro, usted y su  familia, disfrutarán de un auto cómodo, seguro y compacto, ya que tiene bolsas de aire y los cinturones funcionan al cien.
Tyron miró por el retrovisor para tomar el retorno.

—Bien, acordemos el precio, —el hombre sonrió feliz ante el decidido interés de su imponente cliente.

—En cuanto lleguemos a la agencia, podemos pasar a mi oficina y ver los papeles del carro, tanto facturas como seguros están al día, también algunos permisos.

Traición en la casa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora