UN ABRAZO A MI NIÑA INTERIOR

31 6 0
                                    

Bastó sentirme identificada con una película para darme cuenta que el mayor perdón que tenia que decir era para mi, con todo el arrepentimiento del mundo y que jamás había sentido al pedir perdón lo hice, me abrace y llore mientras me pedía perdón, o mejor dicho, mientras le pedía perdón a mi yo de 7 años.

Cuando te das cuenta del dolor y todo lo que te has hecho se siente un sentimiento tan horrible, un arrepentimiento por todo le daño que te has hecho durante años tratando de ser la mujer perfecta, solo sucede, no te das cuenta cuando dejas de ser niña para convertirte en joven y en adulta, y mientras eso pasa vas haciendo cosas que te van dañando, y no, no todo es tu culpa pero hay ciertas cosas que permitiste, qué sin pensarlo en un momento te afectarían, pero no es tu culpa, es parte de crecer,.

Ahora mismo solo pienso en mis recuerdos de niña, cuando jugaba con mi hermana a las muñecas y peleaba las casitas de juguete, cuando corríamos por el patio o cuando jugábamos a acampar y conocer el bosque y sus animales.

De pronto te das cuenta de que no todo era malo, qué muchas cosas cambiaron sin que te des cuenta.

Ahora solo quieres regresar el tiempo y volver a esos momentos de alegría con tu familia, cuando apenas sabias como era la vida, no te das cuenta cuando será la última vez que jugaras con tus juguetes, sin saber solo los dejas un día y no vuelves a tocarlos.
Es muy nostalgico pensar en eso ahora, en recordar cuanto ha cambiado tu vida, en los problemas a los que ahora te enfrentas a diario..

Y si, tuve que ver una película para darme cuenta de ello pero de eso se trata, de  llegar a ese punto en donde te das cuenta de los cambios y de que todo era feliz antes, qué ahora tienes nuevos retos y que no todo es perfecto.. Que ahora toca vivir la vida real, atesorando lo que una vez fuimos y tuvimos...
Un abrazo a mi niña interior.

Estamos chicos cuando apenas sabemos lo que es la vida, nos encontremos llorando por un caramelo, un juguete o porque no nos queremos ir a dormir aun, nuestra rutina se basa en eso, jugar, dormir, comer y seguir jugando, a medida que pasa el tiempo los limites se van presentando, ya no solo no te gusta irte temprano a dormir si no que no te gustan las reglas de tu casa por lo que viene naciendo la típica idea de querer ser grande ya.

Quieres tener tus reglas, tu vida, tu dinero, pero los años pasan lentos y tu ya quieres salir de esa casa y explorar el mundo…
Y cuando por fin y sin darte cuenta llegas a esa edad todo no es como lo pensaste, ahora hay que pagar deudas, buscar un lugar donde vivir, complacer a un jefe y yratar de no pelear con tus compañeros de trabajo, levantarte temprano, acostarte tarde y hacer una vida, y ahora si, deseas volver a esa edad en donde solo estabas tranquilo en casa con tus juguetes y familia o amigos.

He notado en estos años de vida que nunca obtenemos totalmente lo que queremos, que siempre hay que dar sacrificios para conseguir algo, se tiene esto, pero se quiere lo otro, y cuando se tiene lo otro se anhela aquello que tuvimos, nunca hay conformidad, siempre hay algo que molesta.

En estos últimos días se han venido tantos recuerdos y situaciones que me han traído de nuevo esos pensamientos de cuando era niña, recordar cuando fue la última vez jugando, no lo recuerdo, he encontrado fotos con mis abuelos, me he reencontrado con sentimientos que había olvidado y esas sensaciones de cuando era mas pequeña…y se siente lindo.

Puede que ahora sea una joven adulta algo perdida y desorientada en la vida, pero, alguna vez fui esa niña que tenia sueños y aspiraciones, y por ella se que tengo que continuar adelante.

Hay un ejercicio que siempre que lo hago no puedo no sentirme mal y nostálgica, así que espero que en algún momento lo intenten para que vayan sanando, es una forma muy efectiva de darte cuenta por lo mucho que has pasado.

Imagínate tu ahora, el yo presente viendo de frente a tu yo de pequeño o pequeña, ahí frágil, indefensa e inocente, imagina todo lo que le has hecho a esa personita, todo lo por lo que ha vivido y que no tenia idea de que viviría eso, cuando estás ahí viéndote poco a poco vas sanando, vas pidiéndote disculpas o pidiendo perdón por todo, y te comprometes a tratarte mejor, a cambiar y a no hacerte daño.

La otra noche lo hice, y estoy segura que en toda mi vida, jamás, nunca me había sentido tan arrepentida y nunca le había pedido perdón a alguien tan sinceramente como esa ocasión en donde me pedí perdón a mi misma, terminando así con lagrimas en mis ojos pasando por mis mejillas y a la vez por mi corazón, para finalizar así dándome un fuerte y sincero abrazo a mí misma.

Tambien necesitamos ser egoistasWhere stories live. Discover now