¡ 11 ; mano derecha !

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El joven miró expectante a su alfa.

Kim Jiwoong siempre fue como el hermano que nunca tuvo, habían crecido prácticamente juntos, a pesar de la diferencia de edad. Cuando Gunwook se metía en problemas, ahí estaba Jiwoong para ayudarle, después le reprendería para acabar el discurso revolviendo su pelo con cariño.

Gunwook confiaba plenamente en él y, aun a sus diecinueve años, no podía evitar vivir pegado a la sombra del chico cinco años mayor.

— He encontrado a mi mate.

Park Gunwook conocía a Kim Jiwoong  igual de bien que sabía en qué hectárea exacta de bosque acababa el territorio de su manada, igual que sabía que el guiso misterioso de su abuela lo único que tenía de misterioso era la procedencia de la carne e igual que sabía que Hikaru llevaba colada por él desde que apenas eran unos cachorros, por eso, jamás esperó oír aquello salir de sus labios.

— ¿Es una broma? —estaba a punto de reír, pero la mirada mortificante del alfa cortó su carcajada.

¿Hablaba en serio? Kim Jiwoong era una persona desapegada y nada cariñosa, se pasaba el día mirando la vida pasar con aburrimiento e indiferencia, las únicas ocasiones en las que podías entrever algo de pasión en él, era en los asuntos de la manada. Kim Jiwoong no era una persona especialmente vivaz pero era un gran alfa. Y al parecer, aquel gran alfa había encontrado a su amor predestinado.

— ¡No es una broma! ¡¿Quién es!? ¿La conozco? Espera, ¿es un chico o una chica? ¿Cómo la conociste? ¿Es verdad eso de que puedes reconocer a tu alma gemela en cuanto la ves?

El desconcierto de Gunwook pasó a ser emoción en apenas un instante. Jiwoong frunció el ceño.

— ¡Baja la voz! —comprobó que no hubiera nadie escuchando su conversación y tomó a Gunwook del brazo, arrastrándolo lejos de la cabaña del consejo— Nadie puede oírte.

La confusión de Gunwook regresó.— ¿Por qué no? Deberías hacerlo oficial, así podrían enlazarse.

— Es complicado.

— No lo entiendo, ¿por qué no pareces contento por haber encontrado a tu mate? ¿Qué es tan complicado?

— Él es...

— Así que es un chico.

En cuanto la mirada enfurecida de Jiwoong se clavó en él, Gunwook comprendió que más le valía no volver a interrumpir.

— Él es... un humano.

Esta vez, Gunwook no se enredó en su verborrea. Un silencio sepulcral pareció implantarse en medio de la noche; el viento no ululaba, los grillos no cantaban y los animales no hacían crujir la hojarasca, nada.

Gunwook barajó la opción de que todo fuera una broma, pero Jiwoong siempre hablaba en serio. Además, su habitual rostro inexpresivo parecía mostrar algo de ansiedad y preocupación.

— Pero, eso es imposible, ¿no? Quiero decir, los humanos no tienen parejas predestinadas, ellos no se enlazan...

— Lo sé, y también sé que él es mi otra mitad. Gunwook, todo lo que cuentan los ancianos sobre las almas gemelas es cierto. Cuando conoces a tu mate un trozo de tu alma deja de pertenecerte, tu lobo y tú están en perfecta sincronía y tienen el mismo objetivo; pasar el resto de sus vidas junto a esa persona. Su olor penetra en ti como una droga de la que no puedes y no quieres desengancharte, y cuando están alejados... duele, joder, duele mucho. Es un dolor emocional, pero también físico, como si una cuerda elástica los uniera y se tensara hasta su límite cuando están lejos. Y no puedes pensar en otra cosa, porque tu mundo ya no gira alrededor del sol, gira alrededor de él. Él es la Tierra y tú un mísero satélite que flotaría perdido en el espacio de no ser por la fuerza gravitatoria de tu planeta.

Entonces, Gunwook estuvo seguro de que Jiwoong no mentía. Jamás había oído hablar a su amigo con tanta intensidad, con aquel brillo en los ojos que clamaba silencioso que su corazón ya no latía sólo para mantenerlo con vida.

— ¿Y qué vas a hacer?

El ánimo de Jiwoong volvió a decaer, esa era una cuestión que llevaba quitándole el sueño desde que empezó a imaginarse un futuro junto a Matthew.

Suspiró. — No lo sé, Gunwook. Lo único de lo que estoy seguro, es de que renunciar a él no es una opción.

Cuando un beta y un alfa realizan su enlace, el beta promete seguir y apoyar a su alfa incondicionalmente. Gunwook pensó que, aunque Jiwoong y él no hubieran realizado la unión, le apoyaría igualmente.

Gunwook sonrió suavemente y miró a su mayor con toda la admiración que siempre había sentido por él. — Y bueno, ¿cuándo me lo presentarás?

Jiwoong soltó en una suave risa el aire que había estado reteniendo. Sabía que podría confiar en Gunwook, que su amigo siempre le apoyaría sin importar qué. Sus hombros se destensaron por fin tras haberse quitado algo del peso que había estado sintiendo sobre ellos.

— Nunca, no pienso arriesgarme a que te enamores de él.

Gunwook rió.— ¿Qué pasaría si lo hiciera?

El rostro de Jiwoong volvió a ser repentinamente serio.— Tendría que matarte —no pudo seguir reteniendo la carcajada cuando vio el terror en los ojos de Gunwook.

Aunque, quizá, el más asustado fuera él, no sabía cuánto de aquello era verdad. No sabía qué sería capaz de hacer si intentaban quitarle al chico.

Podría hacer cualquier cosa por Matthew.

꒰꒰ ❛ ❏ a l p h a ' s    o w n e r ¡!

El lobo plateado corría entre los árboles, sintiendo la fría brisa nocturna acariciar su pelaje. La luz de la luna llena arrancaba extrañas sombras en las superficies del bosque. Se sentía libre, dando rienda suelta a su espíritu animal, corriendo sólo por diversión.

Sus fuertes patas le condujeron a un claro apartado, atravesado por un fino riachuelo de agua cristalina. Jadeante tras la carrera, se acercó a beber. Su respiración se calmó cuando hubo saciado su sed.

La noche era calma, así que el nuevo ruido de unos pasos acercándose sonó
estridente en el silencio. El lobo plateado se tensó, listo para atacar al
intruso, pero entonces, su cuerpo quedó paralizado.

Caminando con calma hacia el riachuelo se encontraba un majestuoso lobo de pelaje negro como la noche y ojos amarillos incandescentes. La respiración del animal plateado volvió al ritmo de carrera mientras el intruso acercaba su hocico a las puras aguas.

Sosegadamente calmó su sed, y entonces, alzó la mirada y las pupilas
ambarinas chocaron con las negras con una intensidad aplastante.

Jiwoong despertó jadeante y empapado en sudor.

ALPHA'S OWNER ━━ mattwoong Where stories live. Discover now