20 • Ahí es cuando ta-ta-tartamudeas algo profundo

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Esa noche Soyeon recuerda caminar bajo la lluvia, llevaba su traje de ángel, su cabello y tacones mojados. Sintió su maquillaje restregado por todo su rostro. Estaría entrando en hipotermia si no hubiese estado caminando. 

Las calles estaban vacías mientras no tenía noción de dónde iba hasta que llegó a su vecindario.

Con los brazos cruzados para no arrimarse del frío se dirigió a la casa de su vecina. Solamente se detuvo a observarla desde afuera; apagada completamente al ser de madrugada. E iba a entrar a su casa cuando vio a Jeongin despierto en su habitación, apunto de cerrar las cortinas cuando se miraron.

Soyeon ya no tenía energías para siquiera mover un músculo, así que permaneció como tal hasta que Jeongin se le apareció al frente con su pijama puesto.

—¿Acabas de llegar de la fiesta? Creo que iba a durar toda la noche.

Soyeon negó.

—Fui a dar un paseo —sonó su voz rasposa dado su hálito congelado. 

Jeongin pudo ver cómo vaho salía de los labios de ella y cómo su cuerpo le temblaba.

—¿Tienes frío? ¿Quieres entrar?

Soyeon volvió a negarse.

—Necesito decirte algo —arrastró sus palabras, aún sintiendo la mezcla de sus espasmos del frío con los de ansiedad—, no puede aplazarse más.

—¿Qué no se puede aplazar? ¿Qué pasa? —la cara de Jeongin mostraba verdadera curiosidad y hasta preocupación.

Soyeon desviaba su mirada mientras se abrazaba a sí misma con más brusquedad.

Exhaló antes de comenzar.

—Estuve con tu mamá- por un tiempo —pausó para luego contar con rapidez—. Me comí la cabeza cuando supe que lo que estaba haciendo estaba mal, así que dejé la cosa hasta ahí cuando me enteré que solo me quería para divertirse-

—Espera- ¿Estuviste cómo? ¿Hablaste con ella...? No entiendo.

El corazón de la rubia palpitó lo suficientemente nervioso contra su pecho al darse cuenta que debía ser más específica para romperle el corazón a su amigo.

—Estuve con tu mamá. Me acosté con ella —afirmó—. Hace unos meses atrás.

Jeongin abrió los ojos grandes. Intercaló su vista entre su casa, donde tendría que estar con su madre a estas horas, y Soyeon. Ella estaba tiritando por completo y soltaba lágrimas silenciosas. Le pareció que tanto él mismo como Soyeon se habían vuelto hielo, pero sus corazón se estrujaban.

—Qué...

—La conocí a principios de año cuando me habló, al tiempo después me propuso pasar ratos con ella. No es que le esté echando la culpa a ella por todo, pero me gusta la idea de echarle la culpa a ella para quedar no-tan-mal frente a ti, aunque es imposible —moqueó sin corresponder a los ojos del muchacho—. Es tu mamá y yo- Soy una zorra, ¿sí? Es tu mamá, por la mierda. Perdón- Estoy tan sucia- —se tragó sus sollozos— Perdóname, por favor —rogó.

Jeongin acalló, habían muchas imaginaciones en su cabeza, todas incorrectas. Supo que ya no podía ver a su madre y a su amiga de la misma manera. Creyó que su mamá iba a volver con su padre, mas Soyeon apareció con una noticia más repugnante que la anterior. Se planteaba la idea de no confiar en nadie ni en apariencias de ahora en más. 

Veía a lo que fue su amiga de pies a cabeza, empapada, temblante, desarreglada y depresiva. Quiso sentirse mal por ella, pero de forma egoísta se dejó llevar por su ira.

F.U.C.K • minsungWhere stories live. Discover now