—¿Nos vemos el miércoles entonces? —le pregunté mientras caminábamos hacia la puerta con las manos entrelazadas.
Nos besamos e hicimos el amor todo el fin de semana. Fueron dos lindos días recibiendo el año nuevo como sino pudiéramos respirar sin estar pegado del otro. Desayunando abrazados y usando la alfombra al lado del ventanal para contarnos secretos y hacer tontos planes, pero tuvimos que separarnos porque recibió una llamada de su madre pidiéndole que fuera de inmediato.
Él asintió sonriéndome. —No puedo creer que ya vayamos a cumplir un mes de toda esta locura —se recostó de espaldas a la puerta mientras me miraba a los ojos—. No pensé que las cosas se fueran a dar de esta forma —se soltó del agarre y acarició mi rostro con el dorso de su mano.
—No lo creerás cuando lo diga —me acerqué a él para asir mis manos sobre su cintura—, pero no sabes cuan emocionado estoy por celebrar ese día contigo.
Acarició mi cuello con la yema de sus dedos, luego enredó sus brazos alrededor de él y depositó un suave beso en mis labios. —Yo también, quiero que llegue ya el cuatro de todos los meses.
—Solo serán dos días —musité sobre sus labios, recostándome a su cuerpo—, dos días más y volveremos a nuestra luna de miel, mi amor —lo besé lentamente—, dos días.
—Dos días —repitió él con dulzura—. Deberíamos ir a Japón... —acarició la punta de mi nariz con la punta de la suya.
—Podríamos planearlo para cuando vuelvas —lo besé por última vez antes de disponerme a salir.
Desde el momento en que salí de ese apartamento, mi cerebro empezó a hacer una magnífica cuenta regresiva del tiempo que tendría que esperar para volverlo a ver. Acababa de irme pero ya lo extrañaba.
Llegó el cuatro de enero y todo estaba listo, el lugar, los detalles, los tiquetes a Japón, mi corazón; todo, sin embargo, él no, no lo celebré con él, luego de miles de llamadas y mensajes de texto, me rendí. Lo esperé mucho, justo como lo esperé el día de la prueba de hockey, y justo como ese día, me quedé esperando. Primero pensé que solo estaba retrasado, luego empecé a preocuparme, al final, sencillamente supe que nunca llegaría.
—De repente no todos esperan los aniversarios con tantas ansias... —musité meciendo el vino suavemente—. Dios... Haechan, ¿por qué? —las lágrimas parecían quemarme los ojos, pero ya había llorado una hora atrás, no tenía sentido seguir haciéndolo.
"¡Hey! Soy Donghyuck. En el momento no te puedo responder, por favor deja tu mensaje después del tono", era la novena vez que oía esto. Colgué nuevamente el teléfono y me dispuse a cenar solo.
Nunca nada me había dolido tanto en la vida, nunca había sentido el corazón hecho añicos de esta forma. Le di por completo el poder para que me destruyera, le conté todo sobre mí, lo que era y lo que quería ser, expuse en su totalidad mi pasado pensando en que mi futuro sería él. Mi cuerpo estaba entrenando para aguantar empujones y golpes, pero parece ser que mi corazón era demasiado frágil, más si se trataba de él, aún así, antes de levantarme y pagar la cuenta, decidí llamar entonces a su hermana, se me ocurrió como un pequeño rayo de luz albergando esperanza.
—¡Oppa! —dijo ella al otro lado, bastante alegre.
—Hey... —traté de sonar entusiasmado, pero fue imposible—. Pequeña, ¿tu hermano está por ahí? ¿Está todo bien?
—¿Eh? —sonaba confundida—. Sí, él está arriba, todo está bien ¿por qué?
Mi corazón se rompió solo un poco más, pareciera que estaba esperando que me dijera que había tenido un lio y por eso me había plantado el día en que íbamos a celebrar un mes. No pude mantener más allá de diez segundos la conversación, tuve que apresurarme a colgar antes de desmoronarme en el oído de mi ex cuñada.
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Make Me Testify [Markhyuck] [Verano].
FanfictionLee Mark es un estudiante de literatura, muy normal, a decir verdad. Salvo que es casi perfecto. Perfecto cristiano. Perfectas notas. Perfecto novio. Perfecta relación con sus padres y amigos, todo perfecto... Todo era perfecto hasta que llegó Lee D...