12 (aniversario)

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— ¡NOOO, QUIERO QUE SE QUEDE! — suplicaba mientras abrazaba a su hijo.

— ¡Papá! — lloraba el pequeño aferrado a su progenitor.

¿Por qué tanto lloriqueo? Bueno, es algo muy... Simple. Hoy habían empezado las vacaciones de invierno y durante esas dos semanas se iba a vivir con sus abuelos y tíos.

El pequeño adoraba cuando llegaba esta época pero ya no después de que Rusia se había mudado con ellos. Adoraba pasar tiempo con su papá Rusia.

— tranquilo, mi amor — habló USA dándole un beso a su torito — solo serán dos semanas, después de que pasen esas dos semanas, ya lo podrás ver de nuevo —

— pero... — vió que el pequeño no se atrevía a dejarlo — es mi hijo... —

— amor... — lo abrazó — estará bien, no le pasará, estará dos semanas con mis padres — lo miró a los ojos — ¿Si? — el ruso aflojó un poco su abrazo.

— ¿Papá? — el pequeño vió como su padre intentaba hacer que lo suelte.

— mi pequeño, solo seran unas semanitas — le dió un beso en su cabeza. El niño no quería pero debía aceptarlo.

— esta bien... —

El pequeño fue hasta la camioneta de su abuelo y fue subido gracias a su tío Canadá quién lo cargó.

— ¡Cuídense! — se despidieron y se fueron.

Ahora que estaban solos, todo se sentía silencioso sin el pequeño. El ruso odiaba esa sensación de no estar con su hijo.

— Rusia... — el toro lo miró — ¿Podrías ir a la casa de tu familia? Es que tendré que arreglar la casa —

Desde que se habían comprometido, ellos se juraron en no ocultarse secretos pero USA no se los había contado todos. El ruso se le hacía raro que USA le pidiera ese tipo de cosas pero no se atrevía a preguntarle. Él solo decidió obedecer e irse.

Con USA dentro y Rusia ya estando en el bosque, el toro se dió cuenta que se había olvidado de su ushanka y fue a por ella. En casa, fue a la habitación donde ellos compartían y sin preguntar, entró sin rodeos.

— ¡USA, olvide mi gorro! — dijo antes de girar el picaporte y entrar.

— ¡NO, RUSIA, NO EN-! — ya era tarde.

Rusia vió a su prometido sin sus pantalones y con su gorro pegado a su pecho. USA estaba rojo como un gran tomate que desvió la mirada de su toro mientras que Rusia solo podía sonrojarse.

— USA... — su vaquita sintió un escalofrío recorrer su espalda — ¿Que es lo que te pasa? — no lo había preguntado de mala manera, solo lo preguntó porque estaba preocupado por lo que estaba pasando a su amado.

— es que... — intentaba buscar una excusa.

Sin esperarselo, Rusia se había sentado a su lado. USA no tenía la valentía como para verle la cara y decirle que ahora quería unir su cuerpo con el de su torito.

— estás en celo, ¿No es así? — ¿Como lo supo? — USA estás temblando y estás sudando, es claro que estás en celo —

— perdón por no decírtelo... — Rusia agarró su mano y la había besado. Pensó que su toro iba a enojarse de verdad por ocultarle algo.

— esta bien, amor — se había acercado a darle un beso en la mejilla — hey, aprovechando que no está nuestro hijo y estamos solos... — USA lo miró extraño — podría ayudarte —

— ¿Como? —

— con tu celo — USA abrió los ojos como platos — solo si tú quieres, yo no pienso hacerlo si no quieres — el ruso miró como una de las manos de USA agarraba la suya.

~ 𝑚𝑜𝑜 ~Where stories live. Discover now