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Cuando JungKook salió de la enfermería acompañado de HoSeok, después de tranquilizar la discusión entre los alfas, se sintió aún más tranquilo que en los pasados días. Donde antes estaba la culpa de salir indemne del ataque, ahora se encontraba el sentimiento de sosiego en su persona.

Fue enorme su sorpresa y casi jala del susto a HoSeok cuando vio a los alfas en dos hileras pegados a la pared mientras daban una reverencia, dio un jadeo en comprensión cuando interpretó la acción. Sentía que jamás podría acostumbrarse a esa clase de respeto.

—Hürrem, perdone nuestra grosería por no recibirlo como se debía —dice un hombre castaño a su derecha, la placa en su pecho lo identificaba como San—. HoSeok no nos informó de su visita.

—Precisamente para evitar esto, sinirleri titriyor, [están temblando de los nervios] —contesta el brasileño a su lado, provocando una mirada irritada en todos—. Están poniendo nervioso a hürrem.

El omega no pudo estar más de acuerdo con el moreno, jamás en su vida había visto a alfas inclinándose a un omega, era algo jamás visto en Occidente.

—No esperaba que mi presencia les provocaría tantas molestias, disculpen.

De un salto todos se incorporaron rápidamente, JungKook no los podía ver bien cuando estaban inclinados pero ahora podía ver que la seguridad de Jimin sobrepasaba las treinta personas, sin contar cuántas se encontraban en la mansión y en la empresa.

—Lo sentimos, hürrem, su presencia aquí es un honor, no es una molestia en lo más mínimo, sólo fue imprevista —habló otro alfa al lado del castaño, el omega casi lo confunde con un gorila, estaba seguro que medía más de dos metros y su voz gruesa realmente le causaba escalofríos.

—No soy su amir, no es necesario que se muestren tan rectos, no estamos en el ejército —JungKook trató de apaciguar el ambiente tenso. De alguna forma sus palabras funcionaron y pudo ver una postura menos rígida en sus hombros.

—¿Hay algo que podamos hacer por usted, ya que está aquí, hürrem? —pregunta Azra, el primer hombre que vieron al entrar, HoSeok mira al castaño interrogándole silenciosamente. La mirada expectativa de todos sólo volvió más incómodo a su omega.

—Tal vez... sería bueno dar un vistazo —susurra con un tono de pregunta, no muy seguro de su respuesta. HoSeok asiente en respuesta y se dirige a los alfas.

—Evet, duydun. Ben ve Azra bununla ilgilenecegiz, egitimlerinde ihmalkar olduklarini görmek istemiyorum, bunun için bir saat daha antrenman yapacak —brama el moreno con un tono fuerte y JungKook se sorprende, el HoSeok al que está acostumbrado a ver era muy diferente al que era cuando trabajaba. Todos asintieron a lo que dijo y se inclinaron una vez más hacia JungKook, los únicos que se quedaron mientras todos salían del pasillo fue Azra y el hombre oso llamado YoonGi.

—¿Qué les dijiste? —cuestiona JungKook curioso. HoSeok cambia su expresión y vuelve a su postura tranquila.

—Sólo hice mi papel de jefe aquí —contesta mientras sonríe, Azra hace un sonido molesto a su lado.

—Sólo es un hablador, hürrem. Se quiere lucir su puesto de sag el —expresa el de cabellos blancos y a pesar de lo dicho, JungKook pudo identificar un tono de camaradería, no había envidia por ningún lado.

El alfa alto no dijo nada y se quedó estático, el omega se preguntó si siquiera respiraba, decidió quedarse con la duda cuando lo empezaron a guiar por todo el lugar.

Por alguna razón el lugar no era tan terrorífico como pensaba, era algo gris pero con una razón esperada de un lugar de entrenamiento. El alfa llamado YoonGi, y Azra, empezaron a ser menos rígidos y cortos en sus palabras conforme iban avanzando en su recorrido, en parte JungKook les dijo que no era necesaria mucha formalidad de por medio; sin embargo, aún se negaban a hablarle de "tú" insistiendo con el "usted".

Mafia roja༄JIKOOK | AdapWhere stories live. Discover now