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—Todos estos meses en mi ausencia, ¿y sólo tienen esto?, ¿debería despedirlos a todos y hacerlo yo mismo?

Todas las personas en la sala bajaron la cabeza penosamente, no dispuestos a dar una mínima mirada a los orbes fríos al final de la mesa. El olor enojado del alfa estaba haciendo estragos de sumisión en los cuerpos de los empleados, y estaban a nada de dejarse llevar por la presión en el aire que les dificultaba respirar.

—Mis disculpas, señor Hasmet, todos los equipos nos organizaremos mejor, aumentaremos un cien... no, ¡un doscientos por ciento la producción!
Un beta, director ejecutivo de la sede en Canadá, tomó la valentía de hablar primero y disculparse abiertamente a pesar del temblor en sus extremidades. Jimin eleva la ceja con seriedad y se inclina en la mesa larga de cristal.

—Sería lo mínimo que esperaría de ustedes. Mañana quiero un avance satisfactorio, o todos serán despedidos inmediatamente —indica ariscamente, todas las mujeres y hombres del lugar asintieron efusivamente a la exigencia.

—¡Sí, señor!

El gama da una última mirada fría a los papeles en la mesa y se incorpora en su asiento, todos en automático también lo siguen y se inclinan rápidamente cuando el alfa sale con paso pesado de la sala de conferencias.

Jimin se aleja de las voces de disculpa que siguen sonando después de salir de la junta directiva. Escucha el paso silencioso de Ángel atrás de él, apenas imperceptible.

Tenía algún tiempo que regresó a trabajar después de terminar su licencia de maternidad, y trabajó en los clubes de Turquía administrándolos cuando Marco y después JungKook la sustituían. Nunca entablaba conversación alguna y era concisa cuando tenía que hablar; Jimin no sabía si sentirse aliviado por el silencio y la paz entre un destino a otro en trayectos de trabajo, o un poco irritado por la falta de quejas silenciosas a las que estaba acostumbrado atrás de él cuando el castaño trabajaba a su lado. ¿Cómo estaría?

Cuando se da cuenta que sus pensamientos volvieron a seguir su trayecto hacia JungKook, trata de llevarlos rápidamente a otras direcciones, decidiéndose enfocar en las citas y eventos próximos a los que tiene que asistir. Viendo la agenda y la incompetencia de los empleados ahí, no es difícil ver una extensión en su viaje en ese país.

Bajan del ascensor y se dirigen al auto para llevarlos al hotel donde se hospedaba Jimin. Tenía una propiedad ahí en Manitoba pero la enormidad de la casa le hacía sentir más tenso durante sus viajes, por lo que prefería establecerse en los hoteles de la cadena de su familia.

Al salir de la empresa Ömer ya los espera al frente del edificio y abre la puerta para ambos después de dar una reverencia hacia Jimin. El auto se pone en marcha y las camionetas detrás de este también, donde se encontraban los otros hombres del alfa custodiándolo.

Mientras la mujer sigue hablando sentada a su lado, Jimin se distrae momentáneamente cuando pasan un pequeño parque situado entre las calles llenas de tráfico en la ciudad. Mirando las imágenes familiares se siente ligeramente curioso.

—Ángel.

—¿Sí, amir? —la alfa responde inmediatamente, bajando la tablet en sus manos y poniendo toda la atención sobre el gama. Jimin duda un momento pero retoma sus palabras rápidamente.

—¿Cómo está tu bebé y tu omega?

La mujer desestabiliza su postura por un momento y frunce el ceño con confusión, su mente queda en blanco. Cuando Jimin dirige la mirada hacia ella trata de desaparecer su pasmo ante la pregunta con un carraspeo.

—Perfectamente, amir. El parto fue algo difícil pero nada grave, todo fue bien para nosotras y para nuestro bebé.

Jimin asiente en reconocimiento y vuelve a dirigir su atención al exterior del auto. Viendo que el alfa no dice nada más, Ángel decide enfocarse nuevamente en el trabajo.

Mafia roja༄JIKOOK | AdapWhere stories live. Discover now