Capítulo XVI

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Casa Bridgerton

Ese día Kate había invitado a Edwina, Penelope, Francesca y Eloise a pasar la tarde todas juntas en la casa Bridgerton, aprovechando que los caballeros estarían practicando esgrima y no había ningún gran evento social, habían acordado tomar el té y comer juntas, las cinco habían logrado forjar una bonita amistad y disfrutaban compartir tiempo juntas.

- Cuéntanos Eloise ¿es cierto que te pretende Lord Steward? - preguntó Edwina

- He bailado algunas veces con él, pero no diría que me pretende - Respondió ella - y tampoco quiero que lo haga -

- Eloise parece estar decidida a no enamorarse - dijo Francesca

- El amor te hace hacer cosas irracionales - dijo Eloise - me gusta tener respuestas, no dudas -

- Creo que el amor, el verdadero amor, te hace sentir paz - dijo Francesca - sé qué muchos ansían un amor épico e intenso, pero a mí me agrada la sensación de tranquilidad que me da John, me siento a salvo, me siento en casa - Todas sonrieron emocionadas de ver a Francesca tan feliz

- no diría que mi historia de amor con Anthony fuera tranquila - miró a Edwina y ambas sonrieron - creo con seguridad que el amor llega de la manera menos esperada y te prueba de formas en las que jamás pensaste que se podría, de pronto te encuentras haciendo y siendo alguien que no esperabas, el amor te revela una mejor versión de ti, te reta -

- ¿Y tú, Pen? - preguntó Edwina

- yo creo que el amor es un salto de fe, es poder ser vulnerable y mostrarte a ti mismo, sin temor, confiando en que el otro estará ahí para ti, para sostenerte al final de la caída -

- ¿pero cómo puede una estar segura de algo así? - preguntó Eloise

- creo que no hay garantías, pero supongo que habrá para cada uno de nosotros una persona por la que valga la pena el riesgo - Dijo Penelope

- entonces el reto es encontrarlo - dijo Edwina

- qué bueno que yo ya lo encontré - Dijo Kate

- Yo también - se apuró a decir Francesca

- Ay no, qué difícil - dijo Edwina haciendo reír a todas

En cierto momento, Eloise dirigió a Penelope a la biblioteca para buscar un libro que leer, mientras que ella ayudaba a Kate a organizar todo para comer juntas.

Penelope estaba buscando entre los libros cuando observó una libreta de piel oscura abierta sobre una de las mesitas, la tomó sintiendo curiosidad y comenzó a leer

en Inglaterra. Aquí la arena forma ondulaciones que hacen variar su color entre tostado y blanco, y su textura es tan fina que se desliza por el pie descalzo como un susurro de seda. El agua es de un azul inimaginable en Inglaterra, verde esmeralda transparente como el reflejo del sol, azul cobalto oscuro cuando las nubes se apoderan del cielo. Y es cálida, sorprendente, asombrosamente cálida, como el agua para el baño que se ha calentado tal vez media hora antes. El oleaje es suave; las pequeñas olas rompen y avanzan a lamer la playa formando un delgado encaje de espuma, haciendo hormiguear la piel y transformando la arena perfecta en un delicioso cojín de polvillo mojado que se desliza por entre los dedos hasta que llega otra ola y los limpia. Es fácil comprender por qué se dice que éste es el lugar de nacimiento de Afrodita. A cada paso casi espero verla surgir del mar, como en el cuadro de Boticelli, perfectamente equilibrada sobre una gigantesca concha, sus largos cabellos dorados cayendo en cascada alrededor. Si alguna vez nació una mujer perfecta, seguro que éste es el lugar donde sucedió. Y sin embargo... Y sin embargo, cada cálida brisa y cada cielo sin nubes me recuerdan que ésta no es mi tierra, que nací para vivir mi vida en otra parte. Esto no apaga el deseo, no, la imperiosa necesidad, de viajar, de ver, de conocer. Pero sí atiza un extraño anhelo de tocar hierba mojada, o sentir una fría neblina en la cara, o incluso recordar la alegría de un día perfecto después de una semana de lluvia.

22 de febrero de 1824
Macizo de Tróodos, Chipre

Penelope terminó de leer entendiendo que aquello fue escrito por Colin, no sabía qué él escribía sobre sus viajes, en sus cartas siempre le hablaba de los lugares que conocía y ella quedaba deseosa de algún día verlo con sus propios ojos, sin embargo, ahora lo que había leído pareció transportarla al lugar, estaba fascinada

- ¿Se puede saber qué haces? - Penelope saltó de golpe por la sorpresa

- Eloise me ha dejado pasar a buscar un libro para leer - dijo ella nerviosa

Colin se acercó a ella y le quitó su diario - ¿y esto te parece un libro? - le espetó él

- no, aunque sí que me pareció fascinante - respondió ella con admiración en su mirada

- ¿te gustó? - a Colin le agradaba la forma en la que ella lo miraba y le causaba orgullo que ella creyera que su escrito era fascinante

- sí, Colin, al leerte he podido transportarme a ese lugar, me sentí contemplando el azul de las aguas y sintiendo la arena entre mis pies - ella le sonrió - deberías publicarlo - sugirió

- No debiste leerlo, es algo privado - volvió a ponerse a la defensiva

- bueno tú también leíste algo mío sin consentimiento - le recordó ella molesta

- Creí que me habías dejado una nota, nunca me dejaste explicar nada - dijo él - además eso es diferente, a ti lo que haces te puede costar la cabeza, en cambio a mí no - decir aquello le hizo sentir mucho miedo, miedo de que algo pudiera ocurrirle a Penelope - por favor, Penelope, ya no sigas escribiendo, no quiero que la reina te haga daño, debes entender - dijo él con mortificación tomándola por los hombros

- Colin, no me va a pasar nada - dijo ella acariciando su cabello con dulzura, pero él se soltó y se alejó exasperado

- no puedo creer que seas tan terca, Penelope - le recriminó él

- será mejor que vuelva con el resto, estaba teniendo un buen día y no hay forma en que esto termine bien - dijo Penelope saliendo de la biblioteca

- espera - dijo Colin haciendo que ella se detuviera y lo mirara - Pen ¿por qué tenemos que pelear siempre? Antes no lo hacíamos ¿en qué momento cambió eso? - Dijo él con melancolía

- creo que últimamente no estamos de acuerdo en muchas cosas - respondió ella

- lo sé, pero aunque no concuerdo contigo, eso no cambia lo que siento por ti - dijo en tono suave

- ¿y qué es eso? - preguntó ella en un tono igual de dulce mirándolo con expectación

Él guardó silencio por un momento - ¿qué siento? ¿cariño, miedo, amistad, pasión, celos... amor? ¿Todo eso? - pensó él - pues... te quiero, Pen, obvio - dijo él, ya que le parecía la respuesta más segura y honesta, no era necesario confundirla o herirla con sus líos emocionales

Ella suspiró con un poco de exasperación - Pues gracias - dijo - también te quiero y no quiero estar peleando contigo, pero debes dejar de decirme qué debo o no hacer, porque yo haré lo que crea mejor aunque eso no te agrade - él se limitó a echar la cabeza atrás con resignación

- ¿Qué haces aquí? creí que volverían hasta la noche - dijo Eloise entrando abruptamente a la biblioteca - iré a decirle a Kate que han vuelto para que pida más lugares en la mesa -

- Te acompaño - dijo Penelope

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Hola, gracias por leer, por sus comentarios y estrellitas, también por agregar la historia a sus listas 🙌

El extracto del diario de Colin es el original, es decir, el que Julia Quinn coloca en el libro de Seduciendo a Mr. Bridgerton

¿Todos leyeron el libro?

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