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— Anemia

Las manos del Omega temblaron, su labio también lo hizo, su corazón se quedó helado por unos segundos que parecieron interminables y aún queriendo reparar algunos errores no podía volver el tiempo atrás, aunque quisiese ser alguien egoísta y dejar de lado la salud de Hyunjin, no podía evitarlo, todavía eran buenos amigos, ninguno se traicionó para llevar un resentimiento profundo.

— La hemoglobina en su sangre es muy baja, tiene demasiado estrés en su mente, no duerme, sus defensas están demasiado bajas, cualquier enfermedad podría hacerle mucho daño — el doctor prescribe una receta médica con letra indescifrable y Minho la recibió aguantando sus lágrimas, solo para hacer caso y adquirir los medicamentos en la farmacia.

Una especie de jarabe con hierro y pastillas con una especie de vitaminas o compuestos que no logra entender en la prescripción.

— Hyunjin estará bien si ... ¿lo cuido?, ¿algunos consejos para una dieta saludable?

— ¿Usted es su Omega? — niega con la cabeza apenado, después de todo, esto no le incumbe a él — ¿entonces?, no sé preocupe demasiado, él ya es un adulto.

El doctor se retiró, y lo dejó, los amigos de Hyunjin tuvieron que retirarse a sus casas, y los entendía, cada quien tenía deberes aparte, ya eran las 11 de la noche y obviamente les vendría el sueño, pero ¿y él?, ¿acaso no lo tenía?, quizás no mucho, porque en lugar de sentarse en un rincón y esperar a Hyunjin y su despertar, prefirió traerle malteadas para los dos, solo los dos, por que Minho quiere mucho a Hyunjin y Hyunjin es muy tonto para Minho.

Da igual ¿no?, es su alfa tonto en el fondo, pero estará ahí siempre y para siempre.

"Te lo prometo", piensa para sí.

La puerta se abrió, esa puerta blanca de madera que hace una especie de crujido al empujarla hacia adentro y el pelinegro lo recibe con un susto en la camilla, levantando las manos como un inocente que congeló sus movimientos de escape.

— ¿Como estás?, ¿Que hacías? — el Omega le ladea la cabeza dejando las malteadas en la mesita a lado del alfa que lo mira de reojo solo por unos instantes.

— Nada, nada — mueve sus manos para calmarlo, pero el rubio lo fulmina con la mirada y suspira derrotado — quería irme, tengo que volver, no quiero que Doyeon sepa de esto, no se lo cuentes por favor — suplica con sus ojitos en lunas.

— A propósito, ¿dónde está ella? — inquiere con la cara extrañada.

— Salió a un evento, yo le di permiso, ya lo hablamos, la culpa es mía por no cuidar mi salud ¿ok?

El Omega entiende y asiente, entonces, se acerca con los medicamentos el una bolsa de plástico blanca de la farmacia y las deposita a un lado de la camilla para poder poner su mano en la frente de Hyunjin, algo caliente.

— Todavía tienes un poco de fiebre.

La piña tiene unos efectos raros, es una fruta que puede ser deliciosa pero al ingerir esta, te lastima, pica y duele, no es culpa de ella, es solo una fruta, al fin y al cabo tú decides si quieres probarla o no.

Si Hyunjin se permite enamorarse de un omega así, sin lazo alguno, ¿hay una salida de ese laberinto?, no, mejor dicho, ¿querrá salir de ahí?, espera, ¿Qué es una salida?.

Pero Minho no está haciendo absolutamente nada de malo, solo está preocupado por su bienestar íntegro, y eso, para el alfa, podría sentirse, como mágico, como afecto genuino y una punzada en el pecho le roba toda la atención cuando tiembla por ese brillo inexplicable en las orbes redondas del rubio.

"CORTEJANDO A UN ALFA" → Hyunho Where stories live. Discover now