EPÍLOGO

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ㅡ¡RICHIEEEE! ㅡvolvió a gritar Rebecca desde el pasilloㅡ Es hora de levantarse, amor. Hay que ir al colegio ㅡhabló desde la puerta.

El niño se removió en su lugar, girando el rostro hacia su madre omega.

ㅡLas gemelas todavía duermen ㅡse quejó, limpiándose los ojos con sueño aún.

ㅡSarah y Anne no irán hoy, están enfermas ㅡle recordóㅡ, así que arriba, que tu madre está terminando el desayuno ㅡRichie bufó por lo bajo, pero terminó saliendo de debajo de las mantas y haciendo lo que su madre le decía.

Rebecca sonrió victoriosa cuando lo vió dirigirse a paso lento hacia el baño, fue en dirección a la habitación de sus gemelas, las cuales no habían tenido una buena noche por lo que se había mantenido en vela un buen rato. Sonrió al pensar en sus tres hermosos hijos, Richie con tan solo diez años era un hermano mayor increíble. Atento, amoroso y preocupado por sus hermanas gemelas menores, de casi nueve años.

El tiempo parecía haber pasado en un abrir y cerrar de ojos, su familia si antes era unida ahora lo era mucho más. Los años habían asentado todo en su lugar, tanto con sus hijos, como con su alfa y toda su vida en general.

¿Había sido sencillo? En lo absoluto. Una sorpresa había sido enterarse que estaban esperando gemelas, lo supieron cerca de las dieciséis semanas de embarazo cuando se dejaron ver y escuchar claramente.

Rebecca había llorado en los brazos de su alfa un buen rato, de amor, de alegría y sorpresa, y quizás porque no sentía merecer tanta felicidad. El cuidado y la crianza de tres bebés demandó mucho de ambas madres, momentos en los que no sabían si estaban haciendo bien, si iban por un buen camino. Uno lloraba y lloraban los tres, aunque por lo general eran bastantes tranquilos.

Al ir creciendo, Richie adoptó un rol bastante protector con sus hermanas aunque no se llevaban mucha diferencia de edad. Dedujeron que era muy probable que fuera un alfa y Freen se sentía orgullosa por su hijo mayor, lo sentía por todos y cada uno de los integrantes de su familia. Por su hermosa omega, por lo fuerte y valiente que fue siempre. Por sus hijas, ambas bastante imperativas.

Abrió la puerta de la habitación de las gemelas, que todavía dormían en la misma, pero estaban seguras de que pronto cada quien querría la suya.

ㅡMami ㅡRebecca sonrió hacia su bella Sarah, de unos hermosos cabellos castaños como los suyos y ojos miel como los de su madre.

ㅡHola, amor ㅡse acercó a su hermosa hija y se sentó con cuidado a su ladoㅡ. ¿Te sientes mejor? ㅡpreguntó cariñosamente, acariciando la extensión de cabello ondulado de su hija, que enseguida fueron volando hasta su regazo cuando se dejó caer sobre ellla. Sonrió.

Todos sus hijos eran cariñosos y amorosos entre sí. Por supuesto, eso no quitaba las peleas y discusiones entre ellos, pero el amor siempre flotaba entre todos ellos.

Ella asintió suavementeㅡ. Un poquito ㅡRebecca soltó un 'mmm' por lo bajo y Sarah sonrió dejando ver la falta de algún diente.

ㅡ¿mami? ㅡla voz fina de Anne le llegó, suave. Parecida a la de Freen, pensó. Rebecca la miró y le sonrió también amorosa.

ㅡBebé, ven aquí ㅡestiró sus manos hacia la pequeña, de pelo lacio parecido al de Freen, pero castaño, y unos hermosos ojos miel.

Anne saltó de la cama y se acurruco del otro lado de su madre, también recibiendo caricias de ésta. Ambas hermanas, pronto pelearon por ver quién ocupaba más espacio en el regazo de su madre. La omega rió, acomodando cada cabeza para que ambas tuvieran su respectiva sesión de caricias.

Estuvieron así un par de minutos, hasta que una voz rompió el ambiente que había surgido entre ellas.

ㅡ¿Por qué nadie me ha llamado también? ㅡse quejó Richie desde la puerta, mirando la pequeña reunión familiar, se cruzó de brazos e hizo un puchero. Rebecca sonrió, llamándolo con una mano.

BURDEL •Freenbecky•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora