18/04/2023
Mi corazón se congeló en el momento que sentí que todo a mi alrededor cambió, lo primero que llamó mi atención fue el aroma, mis fosas nasales se
impregnaron de un olor a canela, era extraño. Un antifaz cubría mis ojos, así que velozmente me lo quité para encontrarme con la sorpresa de que estaba en una habitación desconocida... Aunque no tanto, era igual al lugar que había intentado llegar los últimos tres años,¿Acaso estoy soñando?
Decidí hacer un chequeo de realidad; esto debía de ser un sueño, aunque para ser sincera no se sentía como tal. Conté cada uno de mis dedos sin equivocarme, lo hice una, dos, cinco veces, no estaba soñando... Me levanté de mi cama y recorrí la habitación, el reloj marcaba las seis y cuarenta minutos de la mañana.
Un espejo, tenía que encontrar un espejo; me metí al baño y con poca confianza me acerqué al espejo. Miré mi reflejo, la persona que se veía del otro lado no era yo. Me aferré a la puerta, sentí como mis músculos se tensaban, me iba a desmayar de la impresión.
Salí del baño y escuché ruidos afuera, alguien había salido de su habitación.
En ese punto yo era un mar de lagrimas, tenía sentimientos encontrados, ¡Por fin! Después de tantos intentos lo había logrado, pero al mismo tiempo me daba terror, este era un lugar desconocido, se sentía un ambiente totalmente diferente y lo que más me estresaba era no saber lo que le estaba sucediendo a mi cuerpo en mi RA, por la ansiedad que estaba sintiendo, empecé a morderme las uñas.
Escuché unos pasos acercándose a mi puerta, tenía que ver quién era, tenía que confirmarlo. Con las manos temblorosas giré la manija de mi puerta. Cerré los ojos muy fuerte, sentía miedo de lo que me esperaba al otro lado.
—Buen día Mikan-san —escuché la cálida voz de una joven. Abrí mis ojos lentamente, nuestras miradas se encontraron. Sus ojos eran redondos, probablemente unos de los más bonitos haya visto en mi vida.
De inmediato; ella notó que estaba llorando, así que comenzó a acercarse con cuidado hacía mí, como si de un cachorrillo abandonado se tratara.
—¿Está todo bien? ¿Por qué lloras? —De manera gentil, puso su mano en mi hombro, ésta acción hizo que diera un corto escalofrío. Miré hacia abajo, para intentar ocultar que estaba llorando.
—Puedes confiar en mí —buscó mi mirada cabizbaja—. Bueno, sé que no hemos hablado mucho pero, ¡Cuentas conmigo!
Limpié mis lágrimas con la manga de mi sudadera, todavía seguía algo abrumada por todo lo que estaba pasándome. Respiré profundo y ahora si la miré; contemplé cada detalle de su cara, su piel era pálida y tersa, tenía los ojos con un brillo especial, y a pesar de no tener ni una pizca de maquillaje lucía preciosa, cómo si de una muñeca se tratara. No pude evitar sonreír, era Uraraka.
—¿Puedo abrazarte? —fueron las únicas palabras que pude gesticular, necesitaba sentir el tacto de alguien.
Mi petición probablemente la tomó por sorpresa, porque me miró extrañada, olvidé que en Japón no era muy común el contacto físico, mucho menos a alguien el cuál no le tenías confianza. Se quedó en silencio por unos segundos antes de acercase a mí y rodearme con su brazos. La abracé fuertemente sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo, esto me confirmó que lo que estaba pasando, era real.
¡Oh Dios mío! Después de tantos intentos lo logré.
Fue lo único que podía repetir en mi mente sin parar.
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Hola a todos. Este es el prólogo de mi historia, ojalá les haya gustado <3
Rosi~
