Capítulo 4

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Esa noche, ninguno de los dos durmió.

Se acostaron en la misma cama en silencio y observaron el techo perdiéndose en sus pensamientos. Naori y Nara no sabían cómo reaccionar o qué hacer de ahora en adelante sabiendo que su padre era el mismísimo Kageyama Tobio.

—¿Estás bien?

Hermosa mañana del día miércoles.

—¿Te importa?

Naori Hinata carga con un humor horrible y el chico sentado frente a él lo mira con una ceja alzada por encima de sus gafas, llevándose a la boca un poco de nuez.

—No realmente pero si me siento contigo, tengo que mostrar preocupación para que los demás no me juzguen.

Naori lo mira con resignación y suspira.

—Tonto.

—Déjame y solo dime —Se cruzó de brazos. Naori negó—. Vamos, que sino le preguntaré a Nara.

—Hazlo. Te gusta, ¿O no?

—¿Cómo me va a gustar esa chica? —hizo una mueca. Naori puso los ojos en blanco—. Prefiero saber qué te pasa a ti.

—Problemas familiares. Estoy creando un plan para conseguir respuestas. Y solo eso te diré.

—No me interesa saber más.

—Cállate, Teo.

Es el chico más irritable que alguna vez llegó a conocer. Y no sabe si lo odia más por su bonito rostro pecoso, cabello rubio y su altura o porque su personalidad es tan idéntica a la de su padre que lo irrita a tal punto de querer cerrarle la boca un rato con cinta adhesiva.

Sin embargo, logran convivir en el mismo lugar sin matarse el uno al otro. Naori tiene que admitir que cuando está de buen humor, una de sus cosas favoritas es molestarlo. Adora verlo enojado.

—¿Y cómo vas con el plan?

—Te dije que no iba a hablar más de eso.

—Y yo te dije que no me interesaba. Los dos mentimos, Nori. Ya dime.

El castaño bufó y le robó una nuez, ganándose una mala cara por parte del menor. Teo es tan distinto al resto que se junta con él por simple «supervivencia», dice que nadie está al nivel suficiente de ser su amigo. Y que él tampoco, pero debe relacionarse con alguien porque sino sus padres se enojarán.

En pocas y simples palabras por Naori: Es un estúpido.

Pero lo quiere.

Muy en el fondo.

—Voy mal. Tengo todo pero necesito que Nara lo acepte.

—Así que metes a tu hermana en esto. Pobre de ella —rió. Naori bufó—. ¿Qué tienes que hacer?

—Comprar dos boletos a Tokio pero soy menor de edad.

—Pídeselo a tu padre.

Responde obvio. Sin embargo, por la mirada que Naori le da, Teo puede intentar entender la situación rápidamente a sus cortos quince años.

—Oh... Shoyo no sabe esto —Naori desvió la mirada. Teo alzó sus cejas—. Cuando mi padre se entere, se lo dirá.

—No le digas —Naori gruñó. Teo rió—. Se arruinaría mi plan.

—Qué divertido.

—¡Teo!

El menor rió ante su reproche. Naori, poniéndose cada vez de más mal humor, bufó y descansó su mejilla en su puño, perdiendo la mirada en cualquier lugar de la cafetería menos en su... amigo.

Our Dad's Secret | Kagehina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora