única parte

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La decisión no fue meditada con cautela pero ninguna de las que tomó al conocerlo lo fueron.

Estaban en la inauguración de un bar a la que había sido invitado por su mejor amiga que tiene una cuenta bastante famosa en redes y buscaban que les haga un poco de publicidad a cambio de comida, tragos y dinero. Incluso cuando él sólo ganaba en las primeras dos, el plan le resultaba perfecto.

Así que luego de una jornada larga como recepcionista en un gimnasio se fue a su casa dispuesto a cambiar el chip mental e ir a divertirse.

No esperaba encontrarse con la sonrisa más arrogante y los faroles verdes más atractivos que alguna vez ha visto. Tampoco esperaba que ese fuera su alfa destinado.

Lo sintió, ese empujón hacia adelante apenas sus miradas se cruzaron y no pudo resistirse a hablarle.

Con intercambiar un par de palabras le bastó para saber que en ese metro setenta y dos había de todo menos un interés por emparejarse, lo que a sus ojos hizo que resalte.

El alfa, Harry, estaba en el norte de Doncaster porque uno de sus amigos más cercanos vivía allí y ese era su plan para relajarse.

Después de una conversación corta se despidieron pero sus miradas no dejaban de encontrarse.

¿Quién hubiera dicho que algo glorioso ocurriría en el patio de alguien más?

Al salir a fumar, con sus ojos iluminados por la luna roja, el omega terminó presionado contra la pared mientras dos brazos rodeaban sus caderas y era besado con hambre.

Antes de siquiera despedirse, él ya le estaba pidiendo el número de teléfono.

"¿Así de bien, eh?" provocó el contrario que tenía los labios un poco hinchados de tanto besarlo.

"No creas que unos besos en un bar lejos de casa son una buena performance, alfa tonto." él le sonrió, enseñando los hoyuelos que se le marcaban al hacerlo, y tuvo que mirar a otro lado para evitar ser cautivado.

Al día siguiente todo estaba un poco borroso en su mente pero los mensajes de su mejor amiga bromeando acerca de lo ocurrido lo hicieron recordar y durante la tarde le escribió.

No dejaron de compartir mensajes nunca más, intentando conocerse a través de un aparato.

Louis no tuvo esperanzas luego, lo cual fue bastante bueno porque eso significaba que volverse amigos con derechos resultaría posible.

Cuando Harry volvió a la ciudad para visitar a su amigo, ellos volvieron a verse.

El alfa lo espero a la salida de su trabajo y fueron a merendar a uno de los pocos lugares buenos que todavía se encontraba abierto.

La conversación, contrario a lo que él pensó en un principio, fluyó naturalmente. No existió un instante en el que tuviera que llenar un silencio porque sólo hubo uno y sucedió mientras comían.

starry nights in your eyes Where stories live. Discover now