❝Jennie Kim, una agente del FBI especializada en investigaciones y rescate, se verá forzada a mantener guardado un monumental secreto.❞
Lalisa Manobal, su nueva compañera alfa, llegará a cambiar y revolucionar todo a su paso.
¿Será relevante la comp...
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⚠️ TW: Habrá momentos donde se detallará temas muy fuertes. ⚠️
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A la mañana siguiente el cuartel era toda una revolución. Agentes corrían de un lado al otro, perros tironeaban de sus correas, los aromas eran asfixiantes y todo simplemente se había salido de sus carriles.
Jennie era la que sentía más presión que nadie. Si bien Lisa también estaba a cargo del caso, frente a todos Jennie era una beta con bastante menos influencia, tenía sobre sus hombros los ojos de los más altos rangos.
A su vez, su consciencia no iba a dejarlo tranquila si algo fallaba. Se pasó parte de la noche y madrugada visualizando cómo serían los próximos días y actos. Rescataría a Jungwon, posiblemente a varios omegas más, los asistiría con diferentes profesionales, los devolvería a sus familias y dejaría que los autores de tan vil acto se pudrieran en las más oscuras celdas.
—Jen... ¡Jennie! —un llamado en alto la sacó de su ensoñación.
Lisa llegó trotando a su lado con un chaleco antibalas en una de sus manos. En la otra cargaba un par de pistolas. Enseguida dejó una entre las pequeñas manos de Jennie, la otra la guardó en un estuche que colgaba de su cinturón, y le pasó por la cabeza el chaleco haciendo que su cabello desde un principio se esponjara todavía más.
Conectaron sus miradas un par de segundos aunque en la mente de Jennie lucieron cómo horas. Los ojos de Lisa tenían algo que le trasmitía tanta tranquilidad y armonía que por más que en un principio se haya prometido a sí misma mantenerse alejada, se encontraba siendo atraída cada vez con mayor fuerza.
—¿Todo bien? —inquirió la alfa mientras quitaba uno de los castaños cabellos de entremedio de los ojos celestes. Jennie asintió rápidamente, preocupada.
—Todo en orden.
—Bien, ¿estamos listas?
—Estamos listas. Vayamos por esas basuras. —Jennie le sonrió siendo correspondida al instante.
Antes de subir a la camioneta que las trasladaría hasta la dirección que habían logrado rastrear, Jennie se permitió una escapada rápida al baño.
El reflejo de una mujer pequeña, con grandes ojeras y un tanto pálida le dio la bienvenida. Bien sabía que su aspecto nunca había sido el mejor, mucho menos luego de aquella terrible noche, pero nunca había lucido tan demacrada.
