𝟐𝟗

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ʚ♡ɞ

—Puta madre —exclamo para mí mismo.

Entré a la casa después de ver a Chaehyun girar en la esquina, y no es hasta que me senté en el sillón que recordé que Doyoung estaba en el auto.

No sabía si ir sería lo mejor, aún tenía lágrimas saliendo de mis ojos y mi piel pálida delataba toda la sangre acumulada en mi rostro. Si iba por él me vería llorando, así que rogaba porque no fuera un entrometido mientras caminaba al auto. Porque a pesar de todo no podía dejarlo asfixiándose en el auto.

Abro las puertas con el botón de las llaves y voy al lado del copiloto, abriendo la puerta sin cuidado.

Doyoung aún estaba dormido en la puerta, por lo que, cuando la abro, este cae al piso en menos de dos segundos. Causándome una leve risita cuando mira a los lados con paranoia.

—¿Tuviste una pesadilla? —pregunto mientras se levanta.

—Creo que ya la estoy viviendo —susurra, pero alcanzo a escucharlo.

Azoto la puerta y Doyoung quita su brazo de un rápido movimiento, viendo al auto y después a mí.

—Dormirás en el sillón, entra ya —ordeno cuando escucho un trueno y el cielo se vuelve más gris.

Entro a casa y Doyoung cierra la puerta detrás nuestro.

—No toques nada, hay un baño subiendo las escaleras, no hagas ruido —digo y subo las escaleras sin mirarlo.

He notado su rostro de interés y curiosidad cuando vio mi rostro, así que evité tener que verlo. Subo a mi habitación y me encierro para luego gritar contra la almohada.

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La alarma del celular suena una y otra vez hasta que me cansa y me levanto de la cama para apagarla. Ni siquiera sé porqué tengo una alarma a las 11 p.m.

Me meto a bañar y a medio baño recuerdo que Doyoung está en la casa. Me altero ya que no sé que ha hecho, es un maldito adolescente. No debí dejarlo solo en la sala del profesor que más odia.

—¿Doyoung? —pregunto a la vez que bajo las escaleras después de vestirme y ponerme unas pantuflas.

Miro la cocina y la entrada, pero no lo veo hasta que voy a la sala de estar. Está dormido en un sillón, por la posición parece que estaba sentado y se cayó de lado al quedarse dormido. Sus piernas cuelgan de la orilla del sillón, así que las tomo y las subo, enderezando un poco su cuerpo.

Se remueve, poniendo sus manitas juntas debajo de su mejilla y juntando sus piernas con su pecho. La piel de sus piernas está chinita, lo cual no me sorprende ya que la lluvia afuera hace que haga bastante frío.

Tiene un poco de tierra en la ropa, rodillas y mejilla por caerse del auto, así que limpio un poco la tierra de su mejilla con mi mano y luego tomo una cobija pequeña del armario de mi cuarto para cubrirlo.

Cuando termino él deshace toda su posición, subiendo una pierna a los cojines del respaldo, aferrándose a la cobija y dejando caer un brazo por la orilla.

—No me lo haces fácil —comento en un susurro.

Empujo su pierna lejos del cojín del respaldo, y cuando cae sobre su otra pierna este se despierta un poco. Siendo yo lo primero que ve.

—Perdón, estaba cansado —se disculpa mientras se endereza, viendo la cobija que tenía sobre él y frunciendo el ceño.

—Yo sólo... Te dije que tendrías frío con esa ropa —digo—. Ven, te daré una pijama —doy la vuelta y camino hacia las escaleras.

—No —niega—. Está bien, estoy bien.

Me detengo y volteo a verlo. Pongo atención en él y noto que es más alto de lo que había notado antes, sus pestañas son largas y estas se mueven de arriba a abajo rápidamente por sus nervios.

—Bien —digo y regreso donde él—. Necesito hablar contigo.

—¿E-En serio? —mira su ropa y luego me mira a mi lamentándose—. S-Sé que dije q-que no la usaría, p-pero estaba en mi casa, sólo me la estaba probando, yo no...

—No es sobre eso —comento y me siento en el sillón—. Es sobre Taeyong... Y de paso sobre Johnny.

Doyoung abre la boca un poco en forma de sorpresa.

—¿Estabas llorando por ellos? —susurra.

Suspiro un poco molesto y lo tomo de la muñeca para jalarlo y sentarlo al lado mío.

—¿Qué demonios te vio Taeyong, eh? Eres un niñato, eres raro —comento, sacando un poco de lo que quería decirle en su cara.

Doyoung niega y juega con sus dedos.

—N-No sé de qué habla, entrenador.

—¿Recuerdas lo que te pedí para para que te ayudara con Taeyeon?

Asiente y me mira algo nervioso.

—No usar ropa de... Niña, no hablar con Taeyong y Johnny —sus mejillas enrojecen—No intentar o hacer algo como en su oficina.

Asiento con mi cabeza y me recargo en el respaldo.

—Cambiaré las reglas —le digo, cruzándome de brazos.

—¿Qué? Pero Taeyeon no dijo nada, el director no le creería y...

—Aún puedo decirlo todo al director yo —su piel palidece y niega con una sonrisa.

—¿Qué? No. No tendría porqué...

—Cállate —ordeno—. Primera regla: seguirás viendo a Taeyong y Johnny. Si te preguntan por qué no fuiste a verlos les mientes, no sé.

Asiente con la cabeza, pero su rostro es de pura confusión.

—Segunda regla: terminarás con Lucas.

—¿Qué? ¿Por qué? —abre la boca sorprendido—. Lo de la cancha no volverá...

—Que lo dejes. Y lo harás sin rechistar —le digo poniendo los ojos en blanco.

El estómago de Doyoung hace algunos ruidos y yo lo miro confundido, pero él sólo se levanta y niega.

—¿Por qué? ¿En qué le afecta? —pregunta algo molesto.

—Es asqueroso, y Lucas no te conviene —hablo en seco y me levanto junto a él—. ¿Qué comiste hoy? —pregunto, viéndolo con seriedad.

—No es asqueroso, n-no lo es... Lucas es bueno conmigo, me defiende.

—¿Si? —pregunto con una sonrisa burlona—. ¿A cambio de qué, niño? ¿Cuántas veces te ha metido la mano a cambio de ponerse enfrente tuyo y defenderte de alguien inferior a ti? —mi sangre hierve repentinamente y lo jalo del brazo para llevarlo a la cocina cuando su estómago vuelve a hacer otro ruido molesto—. Y te hice una pregunta antes.

𝐉𝐀𝐄𝐃𝐎 -𝐆𝐘𝐌Where stories live. Discover now