CARTAS -FINALIZADO-

Abandonar

Este episodio es relativamente largo, casi nada de romanticismo. Disculpen por la tardanza! Y recuerden, el próximo capítulo es casi el final.

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Leorio se encontraba extremadamente cansado, su cuerpo era una demostración de esto.
Sus alegres ojos fueron sustituidos por simples iris marrón, sin emoción alguna acompañados por unas bolsas oscuras bajo estos, su romántico comportamiento de coqueteo fue suplantado por un semblante rígido, monótono y aburrido. Todos se preguntaban sobre el porque su cambio, si estaba su compañero tal vez seguro y hasta podría haber huido del infernal barco.

El ambiente era agrio por las vidas tomadas y tenso al no encontrar al joven que las provocó.

Los días pasaban y las noches no hacían falta, cada vez más difícil para salir ileso del navío.

Hablar con su sensei hubiese sido lo mejor de aquellos días, salir de su triste realidad y tener una conversación amena, contando sus pequeños miedos, sus planes a futuro e ideando un plan estratégico para su correspondiente deserción del barco.
Todos los cazadores del Zodiaco que aún seguían con vida y a sus correspondientes príncipes/princesas que pudiesen resguardar, tendrían como finalidad sobrevivir del lugar.

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Kurapika pierde las horas de una forma abstracta, no tenía un compás. No sabía si han pasado días, semanas o simples horas. 

Dormir para el no era una opción más lo hacía por la grata paz que el lugar le otorgaba, recordando y manteniendo a viva voz las palabras de petición de su querido amigo al igual de comer todo aquello que aparecía por arte de magia.

Planear su escape y salir ileso con Leorio y compañía, sería difícil más no imposible.

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-Leorio, Leorio se que me escuchas- hablaba el joven de ojos grises, mientras que un adormilado azabache intentaba procesar aquel sonido.- Leorio imbécil!- aquel grito lo hizo respingar, alertando a sus compañeros por su postura rígida. -Leorio, soy Kurapika y necesito que vengas al lugar donde me tienes, no le digas a nadie y si es posible disimula lo más normal.- diciendo aquello, el futuro médico se disculpo por su comportamiento, alegando que tuvo una pequeña pesadilla. Saliendo así, en busca de su compañero rubio.
No, no era la primera vez que escuchaba a Kurapika en su oído, se sentía como si realmente estuviese aún lado de el, se había percatado de ello en el entrenamiento con el albino altanero cada vez que alguien ajeno a él mismo estuviera adentro de esa habitación el podría escuchar detenidamente la voz. Descubriendo así, que tenía mucha ventaja su poder.

Camino cierto tiempo para así obtener su posibilidad de materializar su entrada.

Observar aquellas iris escarlatas, su cabello como el color del maíz maduro y su pequeña estatura para el, le dieron por invitación propia a ser recibido en un abrazo.

Ambos se extrañaban, aquel sentimiento no se podría negar, hasta se tentaba en el aire.
No entendía ninguno sobre su extraño sentimiento, devoción y calidad se desbordaba.

-Kurapika- hablo rompiendo el ambiente, no podía permanecer mucho tiempo en el lugar aún que el lo deseara porque levantaría sospechas.- Vine porque tú, torpe! Me gritaste. ¿porqué tanta urgencia?- su voz era cuidadosa mezclada con curiosidad.