CAPITULO 34

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Pero que estoy haciendo aquí perdiendo mi tiempo pensando que algún día obtendría mi libertad, como todos los que están aquí que nunca la obtuvieron fallecieron siendo esclavos. Me levanté del suelo. Recogí algunas manzanas. Las envolví en mi túnica antes de llegar a la habitación, al entrar sin mucho ruido rompí un trozo grande de tela para dejarlas allí envueltas. Las coloqué sobre mi cuello para que me sea más cómodo levantar él alfalfa y así agarrar mi daga. Corriendo salí de la habitación sin mirar atrás, sin pensar que puede llegar a suceder, me agache delante del arbusto para quitar sus ramas y lograr pasar al pueblo abandonado como ya una vez lo hice. Caminando solo veo mucha tristeza, todo es ruinas, las casas pequeña solo quedaron en escombros sin nada de vida. Me di prisa para llegar a donde mi padre esta es la única casa en pie que solo vive un sobreviviente, al llegar y entrar mi padre estaba sentado en el suelo muy débil, me acerque para hablarle.

Papá estás bien, puedes oír -dijo Amy.

Amy ¿qué estás haciendo aquí? Pueden encontrarte, no te dije la última que no vengas, puedes poner en riesgo tu vida -dijo el padre.

Esta vez no me voy a ir y dejarte en este estado, vamos a huir los dos juntos de este lugar a vivir al bosque para que nadie más nos haga daño, estoy cansada de que me maltraten en ese horrible lugar, no me pidas que regrese -dijo Amy.

Está bien, hija, pero debes de saber que no sé si saldremos vivos de esto -dijo el padre.

Solo debemos intentarlo lo que pueda pasar, aún no lo sabemos -dijo Amy.

Ayude a mi padre a levantarse, él ya se estaba dando por vencido queriéndose morir, llegue en el momento exacto para salvarlo. Los dos salimos de la casa caminando hasta llegar al bosque junto a un río, él estaba muerto de sed, así que lo ayude a beber un poco de agua, nos sentamos en el pastizal del bosque, nunca sentí tanta paz y tranquilidad como la que estoy sintiendo en este momento recogí la tela con las manzanas las corte a la mitad para comer algo y tener más fuerza para seguir nuestro camino hacia la libertad.

Hija, quiero decirte que eres muy valiente al querer hacer esto, pero insisto que deberías de regresar al palacio pueden matarte, es mejor que no sepan que huiste -dijo el padre.

Yo no voy a volver ahora que logre escapar de las garras de ese tirano -dijo Amy.

Mira hija, yo dejé que el emperador te llevara de muy pequeña para que tengas una vida mucho más mejor que la que yo te puedo dar -dijo el padre.

¿Por qué? Padre, hiciste eso, tuve toda la vida miserable junto a él, siempre quiso abusar de mí -dijo Amy muy angustiada.

Lo hice porque no quería que mueras en mis brazos, estabas muy débil para sobrevivir, prefiero morir yo antes que tú aún tienes una vida por delante, la mía ya esta perdida -dijo el padre.

No voy a volver -dijo Amy.

Justo en ese momento sentí como una bala paso al lado de mi rostro con mucha rapidez, me di vuelta deprisa, estaban los soldados del emperador a lo lejos señalándome, me encontraron grite. Cuando mire a mi padre estaba herido la bala le atravesó la pierna gritando de dolor, me agache para ayudarlo a caminar, debíamos huir de aquí, ellos nos seguían detrás, pero eso no evito que sigamos hasta encontrar un lugar seguro. Una cueva donde deje a mi padre sentado en el suelo, agarre la daga y me subí a un árbol. Cuando los soldados llegaron apuntaron a mi padre con el mosquete, pero eso no impide que yo este detrás de ellos, puse mi brazo abrazando el cuello de uno de ellos con mi daga en su cuello.

¿Qué están haciendo aquí, quién los mando? -dijo Amy.

Amy baja la daga, no quieres matar a ese soldado -dijo uno de ellos.

Tú no sabes que es lo que está pasando por mi mente, en estos momentos quiero que me respondas, ¿quién los mando? -dijo Amy.

Está bien, pero suéltalo, tú no quiere cometer una locura -dijo el soldado.

Baja el mosquete y déjalo adentro de la cueva junto a mi padre -dijo Amy.

El soldado le quita el mosquete a su compañero y lo lleva a la cueva, al regresar Amy les dice.

Los dejaré a los dos vivos, pero quiero que les digan a su emperador que no me vieron y que se olvide de mi yo solo voy a tener otra vida junto a mi padre.

Está bien, pero por favor suéltalo -dijo el soldado.

Que cosas no la vida antes yo debía de suplicar, ahora ustedes me suplican a mí no debería de dejarlos vivos, pero yo no soy como ustedes a mí me criaron bien, dígale a emperador que Amy no es la misma de antes, ahora soy una guerrera que lo voy a matar si se cruza en mi camino -dijo Amy.

Tú solo dices eso porque ahora estás enfadada, pero le diré lo que yo creo correcto -dijo el soldado.

Márchense los dos de aquí ahora -dijo Amy enfadada.

Los dos se fueron dándome la espalda, solo tuvieron que pasar unos minutos para que ya no este más su presencia junto a la nuestra. Entre a la cueva junto a mi padre, revise los mosquetes aún estaban cargados, ahora todo dependía de mí para comer, ya que las manzanas quedaron en el bosque. Me llevé uno de los mosquetes para caminar en el bosque hasta que por fin encontré las manzanas, las envolví y volví junto a mi padre e intente hacer una fogata con unas ramas que encontré las raspe con la daga para que solo quedaran en forma de pastizal seco y así  no nos congelemos durante la noche. La cueva nos resguarda del viento frío y lluvias que se puedan dar.

MALTRATOWhere stories live. Discover now