DÍA 2: Roomates AU

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NOTAS INICIALES:

○2,642 palabras.
○AU (Universo Alterno) donde ninguno de los dos es famoso.
○Corrección de faltas de ortografía y dicción son bien recibidas.
○El dia que ustedes esten leyendo esto es mi cumpleaños, ya dos décadas en este mundo yeiiii

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Polos completamente opuestos, eso es lo que eran. Sin embargo lograron complementarse para tener una especie de rutina semanal extrañamente funcional.

Hassan era un chico fiestero, todos los fines de semana tenía planes con sus amigos, adoraba ir a bailar, a tomar y divertirse en general. Llegaba a las 5 de la mañana a la casa, en un uber que él no había pedido, sin recordar como se llamaba ni con quien vivía.

Mientras tanto, Gonzalo a las 5 de la mañana iba terminándose su café matutino, esperando el uber que le había pedido a Hassan y quitándole el seguro a la puerta, pues sabía que en cualquier momento escucharía un "¡Gracias, carnal!" Seguido de unos fuertes y torpes pasos tratando de llegar a la entrada.

A Gonzalo realmente no le molestaba esa rutina de los fines de semana, siempre y cuando Hassan le devuelva lo que había invertido en su transporte.

Cuando Gonzalo le abría la puerta al tapatío, el muchacho prácticamente se lanzaba a los brazos del argentino, pues le era muy complicado mantenerse de pie en su condición.

Al inicio, al argentino le parecía desagradable la invasión de su espacio personal, pero después de unos cuantos fines de semana así, ahora incluso Gonzalo esperaba a su roomie de brazos abiertos, pues sabía que si no era así el mexicano iba a estampar su cara en el suelo. Y a penas ayer fregó el piso, no quiere la sangre de su nariz en su pulcro y limpio suelo.

"Debiste de haber venido, se puso bien perro" Era la frase usual que Hassan decía mientras se apoyaba del cuerpo del argentino para llegar al sofá más cercano.

"Si voy yo, ¿luego quién te abre?" Es la respuesta favorita de Gonzalo, quien deja con delicadeza al mexicano en el sofá.

Mareado y aún con los efectos del alcohol encima, Hassan se queda viendo a la nada, como meditando lo que le ha dicho el argentino. "No pos' sí, ¿veda'?" Acepta, pues la cantidad de alcohol que ha tomado, disminuye temporalmente su capacidad de pensar.

A Gonzalo le daba risa y ternura, ¿cómo es que un chico como Hassan podría verse tan inocente? Verlo confundido, como ido, y con el rostro sonrojado por el alcohol le provocaban unas ganas preocupantes de llevarlo cargando a su pieza, como a un niño pequeño.

Pero Hassan era muchas cosas, menos un niño pequeño, vaya, hasta era más alto que el propio argentino. Así que se volvió a encaminar a la cocina para alejar esos pensamientos. "Dale dale, dormí pibe, que al rato vas a traer una cruda que ni vos te la aguantás".

Una vez escuchado eso, Hassan le haría caso, acomodándose lo mejor posible en el sillón de la sala, mientras Gonzalo continuaba con su día con regularidad. Haciendo un poco más de huevos con tocino, por si Hassan despertaba con hambre. (Aunque no admitiría que lo hizo por él, sino que le diría "andá a ver si hay sobras en el refri").

[. . .]

El viernes por la noche llegó de nuevo, Gonzalo estaba sentado en el sofá de la sala, esperando ver como Hassan pasaría por enfrente de él para dirigirse a la entrada de la casa, arreglado y listo para una de sus reuniones recreativas con sus amigos.

Para su sorpresa, en vez de escuchar el usual "ya me voy", sintió como el peso de otra persona se agregaba al sofá, a tan solo unos centímetros de distancia de él.

BIZAPLUMA WEEK (2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora