*EXTRA*

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Y llegamos a 500 lecturas!!! 😆🎉 solo por eso subo antes el extra 😘 nos vemosh

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Le dolía el pecho, sentía como si todo en el se oprimiera fuerte y algo le atravesara sacándole el corazón que ahora se retorcía ahí dentro, Tanjiro, su único y verdadero amor ahora estaba con alguien más. Había tenido que salir corriendo de ahí antes de que el pelirrojo captara su aroma y fuera a buscarlo, aunque realmente no creía que lo hiciera.

Se detuvo en medio del bosque que rodeaba la montaña, sin querer había llegado al lugar donde estaba ese pequeño árbol, testigo del amor que alguna vez habían compartido y que creía sería eterno.

"- No es enano Ino, solo es joven y eso quiere decir que perdurará, quizás más que el resto - explicó.

- ¿Incluso más que nosotros? -

- Si, el seguirá aquí incluso cuando nosotros ya no lo estemos - el azabache parecía algo triste por eso así que sacó una pequeña navaja de su bolsillo para tratar de animarlo - tengo una idea, tallaré nuestros nombres aquí, así lo nuestro durará tanto como este árbol, mira ¿Qué te parece? -"

Y no mintió, después de todo el árbol duraría más que ellos, él siempre tenía razón después de todo.

En un ataque de ira y decepción se arrancó los aretes que Tanjiro le había regalado sin importar la sangre que brotaba de sus orejas y recorría todo el camino hasta su cuello y los lanzó lejos pero arrepintiendose de inmediato, corrió buscándolos, los levantó y los abrazó mientras lloraba desconsoladamente y tan fuerte como su garganta se lo permitió, hincado en el pasto y agachándose casi apoyando su frente en sus rodillas, lloró toda la noche, hasta que sus lágrimas se negaron a salir, tal vez ya no tenía más.

Se enderezó lentamente, su cuerpo se sentía tan pesado que por un momento pensó que caería de nuevo al pasto y tampoco tenía ganas de hacerlo, sentía que solo quería quedarse ahí pero no podía hacerlo, el pelirrojo y su novia tarde o temprano pasarían por ahí así que se enderezó, abrió su pequeño saco que lo acompañaba a todos lados y sacó una cajita de madera en la que guardaba el diario que había estado escribiendo de a poco durante algún tiempo y colocó dentro los aretes, algunas pulseras tejidas y todo lo que según él le recordaba al pelirrojo, una caja aún más pequeña cayó de su pantalón y la abrió para ver por última vez ese anillo de piedra roja, tan brillante y hermosa como la mirada escarlata que tanto extrañaba y que no volvería a ver jamás, lo habia comprado poco antes de irse creyendo que ayudaría en algo a resolver los problemas que habían tenido pero no tuvo oportunidad de entregarlo, pensaba que tal vez al regresar podría hacerlo pero que equivocado estaba. Lo miró por un momento antes de apretarlo fuertemente, impregnando con todo ese amor y esperanza que habia perdido la noche anterior.

- Si quiero seguir adelante, debo dejarlo todo atrás - sollozó mientras cerraba la cajita y la envolvía en un trozo de tela que había arrancado de su camisa, no la necesitaba después de todo, solo la usaba porque Monjiro lo regañaba y eso no ocurriría nunca más. Hizo un pequeño agujero a los pies del pequeño árbol, metió la caja y comenzó a enterrarla llevando dentro todos esos hermosos recuerdos y ese sentimiento tan bello que tanto daño le estaba haciendo ahora - cuídalo amigo, seguramente  podrás protegerlo de la manera en que yo no pude, te lo encargo - se puso de pie y comenzó a caminar, dando un último vistazo a ese lugar que alguna vez consideró su hogar y en donde alguien alguna vez lo llamó parte del suyo.

Ahora debía ir donde Monitsu, aún había una última carta que quería escribir.

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La habitación estaba llena de suspiros, el aire se sentía caliente y se respiraba el aroma de ambos, cada vez más excitados y con el líbido en las nubes, habían regresado directamente a la habitación después de una larga sesión de besos y caricias a mitad del bosque, en medio de la oscuridad y lejos de todo.

- ¿Estás seguro? - Inosuke, a pesar de todo el juego previo aún sentía que necesitaba su permiso para continuar.

- Claro que sí - le sonrió mostrando el anillo que le había puesto - después de todo ya soy tuyo - el azabache se llevó una mano al rostro para cubrirlo pues lo sentía arder, a veces Tanjiro no se daba cuenta de las reacciones que le provocaba, o tal vez lo hacía a propósito.

- También yo - se agachó para seguirlo besando mientras sus aretes tintinaban a cada pequeño movimiento como confirmando lo dicho. Decidió entonces era momento de continuar, ambos estaban listos, estaban seguros y querían avanzar al siguiente nivel, querían unirse en cuerpo y alma y fundir sus cuerpos en aquél cálido abrazo y ser uno al fin.
Después de haber estimulado lo suficientemente aquella pequeña entrada decidió introducir uno de sus dedos, de manera lenta pero consistente, dando tiempo a que se acostumbrara antes de introducir otro, y otro más sin dejar de besar su cuello y su pecho, su lugar favorito sin lugar a dudas, pues cada roce por pequeño que fuera lo estimulaba lo suficientemente para que su sensible piel sintiera el deseo que nacía en el.

Los movimientos lentos ahora eran más rápidos pero intentando tener sumo cuidado, no iba a permitirse lastimar a su pelirrojo en su primera vez juntos, quería que lo disfrutara tanto como el y qué fuera tan perfecto como lo había esperado, estimulaba al mismo tiempo su miembro lamiendo la punta que ya comenzaba a gotear deseo puro, el ferviente deseo por más. Lo detuvo en cierto punto para hacerle saber que estaba listo y que deseaba que continuara, y no iba a pedírselo dos veces, estaba añorando el momento, se acomodó entre sus piernas y se acercó lo suficiente para comenzar a introducir su vibrante virilidad, el también deseaba más pero fué lento, poco a poco notando unas pequeñas lágrimas bajar por sus rojas mejillas hasta desaparecer en su cabellera ahora despeinada, besó su frente y después el rastro salado que había dejado para terminar en sus labios, tan suaves y tibios que por un momento juraría que no necesitaría más en la vida que ese contacto.

- Puedes comenzar a moverte - estaba esperando oír eso

- Avísame si duele, me detendré - comenzó de manera suave para que el pelirrojo no sintiera dolor, pero los ruidos que salían desde su garganta le decían que no era necesario ser tan cuidadoso, que podía hacer con el lo que quisiera y saciar su hambre de el que había tenido desde hace mucho tiempo, más del que podía recordar y tan fuerte que sería imposible saciarse en una sola noche. Suspiros, gemidos y unos cuantos ruidos húmedos más resonaban en la habitación, Tanjiro cada vez más agudo e Inosuke cada vez más grave, como si fueran complementos perfectos, llegando tan pronto como encontró ese lugar que tanto añoraba tocar, manchando ambos cuerpos vibrantes de placer, teniendo el azabache que retirarse y estimularse para hacer lo mismo, dejándose caer a un lado del lindo moreno que no le apartaba la mirada más que para parpadear.

- Te amo Tanjiro, por favor, quédate conmigo - lo abrazó y se acurrucó entre sus brazos, dió un suspiro tan grande y satisfactorio que cayó dormido casi de inmediato al escuchar su respuesta idéntica mientras en la mesita de al lado descansaba una cajita de madera completamente llena de tierra y dentro una aún más pequeña ahora vacía.

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Ahora sí fin, no podía acabarse sin que se sabrosearan un poquito aunque sea 😏

Y sigan leyendo que tengo más historias en mente 😘 ahora sí, Chao

¿Me recuerdas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora