𝐃𝐞𝐬𝐩𝐢𝐞𝐫𝐭𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫...

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Había pasado una semana desde el ataque, y parecía que había pasado un año Midoriya ya habían despertado, Yaoyorozu también, pero tú, Hagukare y Jiro aún no lo hacían.

Los medios no paraban de atacar a la UA, veintisiete de los cuarenta y un alumnos que se encontraban en el campamento se encontraban heridos, Pixie bob estaba en estado crítico gracias a un golpe recibido en la cabeza y Rag doll estaba desaparecida, al igual que Bakugo.

Ya que yo no tuve ningún golpe fuerte no tuvieron que hospitalizarme, solo me hicieron unos pequeños estudios para asegurarse que el humo no tuvo ningún efecto en mí, pero a comparación tuya, lo mío no era nada.

Al tercer día de que estuvieses hospitalizada me permitieron verte y estabas entubada, las marcas en tu cuello empezaban a tornarse verdosas, pero contrastaba con lo blanca que se había puesto tu piel, tu quemadura resulto ser más grave de lo que pensaba, llegaba desde la mitad de tu brazo hasta la parte trasera de tu cuello y parte de tu espalda, los golpes que te dieron te rompieron las costillas y estás perforaron tu hígado, estómago y un pulmón.

Era un milagro que te hubiera encontrado aún con vida, pero a pesar de que sobreviviste a todas las operaciones y las complicaciones que esas implicaron, los doctores no se explicaban como es que aún no despertabas, era como si tu cuerpo mejorase y empeorase al mismo tiempo.

Me sentía culpable al verte así, tal vez y solo tal vez si no te hubiera dejado sola, él que estaría en esa camilla sería yo y así estarías a salvo y consolando a tu madre.

     —Todoroki-kun —escuché una voz detrás de mí y ni siquiera tuve que voltear para saber quién era.

     —Midoriya —me limité a decir mientras acariciaba tu mano.

     —Los doctores le hicieron estudios por la noche y nos dijeron que tiene actividad cerebral, eso significa que aún sigue con nosotros, pero solo tiene que decidir despertar —dijo mientras se ponía a un lado mío, por el tono de su voz supe que lo último le dió risa, como si fuese tan fácil que solo decidieras despertar-, también me dijeron que en estos casos lo mejor que podemos hacer es hablarle, es probable que nos escuché.

     —¿En serio? —pregunté con esperanza, porque en los últimos días le había hecho saber lo preocupado que me tenía, y que la esperaría toda una vida.

El asintió con ternura al ver mi reacción y por mi parte pude sentir como mis mejillas se calentaban un poco, después de ese extraño momento ninguno de los dos dijo algo más, nos limitamos a mirarla, expectantes de que despertara en cualquier momento.

Tenía la esperanza de que cuando Bakugo regresara a nuestro lado tú también lo harías, pero estaba muy equivocado, All Might había dejado de ser el Símbolo de la Paz y All for One había sido vencido.

Nos mudamos a las residencias y entre todos decidimos que decoraríamos tu cuarto, para que cuando despertaras el cambio no fuese tan brusco, tu hermano estuvo a cargo de toda la decoración, así que si no te gusta lo podemos culpar a él.

No entiendo por qué me siento atascado, todos avanzaron desde el ataque, algunos se dieron cuenta de lo mucho que les faltaba para que se convirtieran en esos héroes que quieren, otros se dieron cuenta del peligro que supone esta carrera, y otros tomaron lo que paso como motivación para mejorar, pero yo no.

No podía avanzar, no tenía motivaciones de nada, solo quería regresar a ese día, salvarte y que estuvieras con nosotros, entrenando y haciendo tus chistes malos, pero que me daban mucha risa.

Es algo que me ha estado consumiendo, y no sé lo he dicho a nadie, cuando vengo y paso contigo unas cuantas horas son lo mejor de mi día, el ayudar a tu familia a cuidarte con pequeñas cosas como el cepillar tu cabello; el cual no es negro sino de un hermoso color ámbar, que cambia de tonalidades según la iluminación que tenga. El tomar tu mano y contarte como están las cosas en la residencia esperando que puedas escucharme y hacer menos el hecho de que estés todo el día adentro de un cuarto. Pero en cuanto dejo el hospital, este sentimiento vuele a invadirme, es como si me pusiera una chaqueta que me pesara diez kilos y me impidiera moverme.

Con el pasar de los días mis compañeros se empezaron a dar cuenta de que no estaba bien, decían que estaba más delgado, me preguntaban porque me pasaba todas las horas libres o en el hospital o en el gimnasio. Pero no tenía una respuesta, también me di cuenta de que había días en los que no comía casi nada. Al principio los di por locos, pero poco a poco lo que decían empezaba a tomar sentido.

Si comía demasiado vomitaba, al pararme me mareaba y terminaba de rodillas en el suelo, el cabello se me empezó a caer, pero de nuevo, no hice caso a las advertencias de mi cuerpo, y que pedía a gritos que lo cuidara.

Nos encontrábamos en la sala para entrenar y estaba peleando contra Midoriya, el combate estaba equilibrado, ya que después del accidente los doctores le advirtieron que, si volvía a ocupar sus brazos y llevarlos al límite como había hecho, estos podrían quedar afectados de por vida, así que Midoriya optó por atacar con sus piernas, dando poderosas patadas y brincando de una manera sobrehumana.

Con trabajo podía cubrirme de sus fuertes patadas con paredes de hielo que al instante se rompían, él sabía que si me dejaba una pequeña oportunidad de atacar estaría acabado, pero lo que no sabía es que cada vez me costaba más y más seguirle el ritmo.

Sentía como si mis venas ardieran y la poco agua que había en ellas se evaporaba a la velocidad de la luz, con cada patada el hielo se debilitaba y de un momento a otro el hielo fue tan débil que salí disparado en la dirección contraria.

El zumbido en mis oídos más el mareo que sentía me hicieron imposible mover un solo músculo de mi cuerpo, mi visión era borrosa y mi costado izquierdo ardía como el infierno, para cuando pude enfocar los pedazos de cemento que tenía enfrente mío no pude evitar que mi cuerpo vomitara. Al hacerlo sentí como una sensación de alivio, poco después de eso escuché como muchas pisadas venían hacia mí.

     —¡Todoroki-kun! —gritó Midoriya mientras se hincaba justo a mi lado para revisar las heridas que tenía—, perdóname, aún estoy midiendo la fuerza de mis patadas, de verdad perdóname —aunque había cerrado mis ojos para guardar la poca energía que me quedaba por su tono pude saber que estaba al borde del llanto.

     —Tranquilo —dije, mientras tomaba su mano y la colocaba en mi pecho-, no fue enteramente tú culpa, yo no estoy en mi mejor momento.

     —Es por Seto, ¿verdad?

No quise decir nada, pero sabía que él tenía su respuesta, con cuidado me ayudó a levantarme y no paso mucho hasta que llegara Recovery Girl para curarme, pero no pudo, después de regañarme por estar en esa miserable situación me llevo a su consultorio en el que me siguió regañando diciendo que a Seto no le gustaría verme de esa manera, y estaría igual de furiosa que Recovery Girl posteriormente me dio un plan de comidas que tendría que cumplir al pie de la letra, y vaya que se aseguró de eso.

Y después de que ganara el peso que había perdido podría empezar mi recuperación, por el momento tendría el brazo izquierdo enyesado y mi abdomen cubierto en vendas, me curaría a la antigua.

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𝑷𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒈𝒐 | 𝑶𝒄 X 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒐 𝑻𝒐𝒅𝒐𝒓𝒐𝒌𝒊Where stories live. Discover now