Todo cambiará

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—¡Una llamada tempranera de mi profesora de ballet hizo que saltara de la cama de un salto! Mientras contestaba el teléfono, me deslizaba los zapatos, corriendo hacia la cocina para prepararme un café

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—¡Una llamada tempranera de mi profesora de ballet hizo que saltara de la cama de un salto! Mientras contestaba el teléfono, me deslizaba los zapatos, corriendo hacia la cocina para prepararme un café...

Elizabet—La propuesta sigue en pie, Ollie. Solo depende de ti si la aceptas o no.

Olivia—Me parece genial, pero... ¿cuándo exactamente tendría que irme?

Elizabet—Después del verano, en realidad no tendrías problema. La academia te dará la oportunidad de terminar tu último año y también podrás visitar a tu familia en tus días libres y vacaciones.

Olivia—Déjame pensarlo y te llamo luego.

—Mientras bajaba las escaleras, el sollozo de mi madre resonaba en la sala. Me apresuré a llegar junto a ella y me sorprendí al ver a mi hermano Nicolás, con los ojos llenos de lágrimas, sentado a su lado.

Olivia —¿Qué ha pasado? —pregunté asustada.

Nicolás —Es Susannah, está grave.

Olivia —¿Y qué hacemos aquí? Vámonos al hospital, voy por mis cosas.

Kyra —No, no es eso. —Mi madre tomó un pequeño respiro y soltó una noticia que me dejó sin palabras. —Susannah tiene cáncer y no quiere someterse a quimioterapia. Laurel y yo hemos intentado convencerla, pero es imposible.

—Un golpe en el pecho me aturdió al escuchar que tal vez esta sería la última vez que vería a mi segunda madre, la mujer que prácticamente me dio un hogar y me hizo ver el mundo desde otra perspectiva. En cualquier momento, podría desaparecer.

Olivia —No puedo creerlo —respondí pálida, negando todo lo que me decían.

Nicolás—¡Pues tienes que creerlo! —Entre sollozos, mi hermano luchaba por controlar sus emociones.

Olivia —¿Pero cómo? —Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos descontroladamente.

Kyra—Me enteré hace unos meses, pensé que iba a recapacitar, pero parece que no. Ya es hora de que se los diga, para que valoren el tiempo que tienen con ella.

Olivia —Ella no puede morirse —pronuncié con las palabras entrecortadas por el llanto.

Kyra—Ven aquí, amor. —Mi madre abrió sus brazos y yo me dejé caer en ellos, liberando todas las lágrimas que brotaban de mi rostro.—Haremos todo lo posible para que ella se recupere.





—Volví a mi habitación agitada, llena de pensamientos que revoloteaban en mi cabeza. Había pasado todo el día con un nudo en el estómago, sabiendo que debía enfrentar una conversación difícil con Conrad. Sabía que tenía que dejar atrás todos los desacuerdos insignificantes que nos habían mantenido alejados y buscar la felicidad de su madre.

Duele tanto tu silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora