I

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Una pequeña bola de papel saltaba de vez en cuando sobre la palma de Byun Baekhyun, estudiante de último año en el colegio de magia cerca de Corea del Sur.

Su mirada aguda se encontraba lanzando pequeñas cuchillas hacia cierto pelinegro, que estaba a unos cuantos metros de distancia de él. Ambos estaban en el patio, recibiendo clases sobre plantas silvestres, en específico las venenosas.

—Deja de mirarlo así, se va a dar cuenta —dijo en un susurro uno de sus amigos.

—El hijo de puta sabe bien que lo estoy viendo —murmuró con los dientes tan apretados que dolía.

Todos en el colegio sabían cuan mal se llevaban el hada y el mago. Al parecer por algún motivo, al mago le molestaba la presencia del chico de cabello dorado y desde segundo curso había empezado a molestarlo. Comenzó con palabras despectivas por su aspecto delicado, su baja estatura y los molestos brillos que desprendía por su magia, pero había escalado a hechizar sus alas para que se quedarán juntas, impidiendo que pudiera volar, también provocando que se tropezara o cuando le arrojó una poción para que su cabello se cayera.

Baekhyun al principio no lo tomó en cuenta, pensando que se trataba de otro idiota necesitando molestar a alguien para sentirse bien, pero conforme pasaba el tiempo Baekhyun también le devolvía los ataques, lo que provocaba que ambos terminarán en detención. Sin embargo, aún así, Chanyeol aprovecharía cualquier distracción de su maestro a cargo para volverlo a molestar.

Baekhyun estaba cansado de eso.

A pesar de que todos los seres mágicos se llevarán relativamente bien, no solían amistarse entre sí y Baekhyun jamás hubiera tomado en cuenta a Park Chanyeol si no fuera por sus constantes ataques. De hecho, en primer año no supo de su existencia siquiera.

—¿Qué te hizo está vez? —preguntó Luhan, otro amigo.

—Con su estúpida varita me empujó a un árbol y luego —desvió su mirada hacia otro lado, tomando un poco de aire— hizo que algunas ramas aparecieran para dejarme amarrado.

—¿Qué? ¿Fue para golpearte o qué?

—¡No! —dijo en voz alta, lo que provocó que su profesor lo regañara y unas risitas tontas por parte de los magos, las demás criaturas no decían nada.

—¿Entonces?

—Solo se quedó ahí, sentado frente a mí y comenzó a decir cuan frágiles éramos las hadas, que no podía salir de ahí por mi cuenta, porque era un inútil —apretó los labios y luego empuñó su mano en su uniforme.

—Bueno, no es cierto, solo que te agarró desprevenido. Los magos se creen lo mejor —blanqueó los ojos Luhan.

—Son unos idiotas —dijo Jeonghan.

—Lo son —los tres estuvieron de acuerdo.

Al terminar, el profesor se retiró y los estudiantes se levantaron para su próxima clase, está vez en un salón interno. Sin embargo, Baekhyun no pudo levantar sus alas para volar ya que se sintieron pesadas y... húmedas.

—¿Pasa algo, Baekkie? —preguntó Luhan ya volando.

—No puedo volar —dijo asustado.

Unas risas se escucharon desde atrás y Baekhyun giro el cuello, dejando ver sus ojos celestes llenos de odio cuando pudo captar a Park, riéndose con sus amigos. Luego un olor raro llegó a su nariz, era muy dulce.

—Dejame ver —ofreció Jeonghan, volando alrededor de su amigo—. Oh, almíbar.

—¿Almíbar?

—Suerte con las abejas —escuchó la gruesa voz de Park, quien levantó su varita y de pronto una colmena apareció, por lo que todos empezaron a correr.

Dulce Fantasía || Chanbaek Where stories live. Discover now