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Darth Maul lanzó un cuchillo al piso de madera clavandolo por distracción mientras otros devoraban su comida. Cuando Ventress se incorporo como si nada hubiera pasado los ojos de todos los hombres hasta los casados se posaron en ella, tenía los labios colorados y lo único que pensaron fue un "puta, se revolco con uno", aunque ni supieran con quién.

─── Ya lo decidimos... saldremos, iremos por provisiones iremos a buscar al político y luego al hospital seguido de eso iremos a la prisión luego volveremos.- Habló Maul trazando líneas sin sentido en el piso. Ventress fue la primera en acercarse para ver los planes de Maul, claramente lo iba apoyar pero ella también quería sacar provecho así que tomando la mano de Darth Maul deslizó su palma por todo el brazo de él hasta llegar a sus dedos para darle golpecitos.

─── Tienes mi apoyo, Darth Maul.-Dijo ella sorprendiendo a muchos que al parecer desconocían de su nombre.
── Pero acambio quiero que también liberamos algunas de mis hermanas y busquemos a mi madre.-Dijo ella teniendo la atención de ese hombre sobre sus pechos que estaban muy descubiertos pues no se inmutó en ese aspecto en cuanto bajo del ático. Pero Darth Maul no era estúpido, sabía sus intenciones y también con él Skywalker, pero para una cojida sus problemas son un punto y aparte. Como buen caballero llevó sus manos a los senos de la mujer moldeandolos para que todos vieran que ya tenían dueño. Y con descaro la mujer gimió viendo aquel que iba frotándose los labios con la manga de su chaqueta, algo de asombrar es que todas sus marcas las cubrió con cinta kinesiológica como si tuviera heridas.

Aunque los únicos ojos de asombro fueron los del propio Skywalker, que temieron por la volátil relación y más desconociendo si eran pareja y ella lo ataco peor que una bestia enjaulada. Al acomodar su collar se giró para alejarse pero estando atento si decidían irse.

Esa noche por muy extraño que pareciera su mente surco atravez del río reviviendo aquella mágica noche otoño donde las personas deciden hacer el ridículo, exhibir sus cuerpos o mejor aún vestir como deseen, y claramente aquel hombre que empezaba a gustarle llevaba un traje egipcio, una falda (el shenti) negra, sus brazaletes de oro, seguramente de fantasía haciendo juego con ese usej dorado y azul oscuro como el mar de noche, aunque esos brazalete dejaban caer un velo blanco traslúcido como capa, de las manos arrastraba unas cadenas doradas, su torso al descubierto era la figura perfecta, era delgado, su vientre ligeramente marcado y plano con esa ligera curvatura de cintura.

Obi-Wan por supuesto que también tuvo que ir vestido de alguna forma porque su amigo Fisto se lo pidió, aunque Fisto fue de un monstruo marino, Obi-Wan opto por algo sencillo un trage como los guerreros espartanos, esa túnica rojiza y tableada, una coraza perfecta y mejor diseñada moldeada a su cuerpo para resaltarlo, pues claro no era una baratija comprada de un puesto sencillo, aquella coraza tenía grabado de espiral típico de aquella epoca y además estaba adornado por pequeños cinturones de cuero y algunos brazalete de oro de fantasía definitivamente no gastaría tanto dinero para un brazalete. Y por supuesto no podía faltar su capa roja que caía de sus hombros con bordado dorado y su casco que no se pondría.

Cuando su amigo se fue a coquetear con un grupo de chicas y lo dejaron completamente solo en aquella mesa bebiendo, escuchó un alboroto de la mesa del al lado, una risas sonoras de parte de aquellos hombres, haciendo un completo escandolo pues hasta la mesa golpeaban con sus palmas. Cuando menos se lo espero aquel chico que en mas de una ocasión cruzo palabras se puso de pie acompañado de otro hombre que tocaba sus adorables hombros.
Un poco irritado desvío su mirada hacían aquella ventana observando la enorme ciudad, lo que sea con tal de no sentir celos por ese estúpido desconocido, pero el susurreo le llamó la atención. Inmediatamente aquel que acompañaba ha Anakin lo dejo solo apartandose con unas carcajadas, dejando al chico solo frente a su mesa, no tenía mirada desorientada ni una gota de vergüenza esos orbes como la estela, lo veía con una determinada que mas tarde comprendio, aquel chico rubio se sentó de golpe frente a él cerca del cristal como Kenobi. Anakin delineando una enorme sonrisa casi inocente.
── Dejame adivinar, volviste ha apostar y perdiste, ¿verdad?.- Pregunto Obi-Wan rompiendo el silencio.

Condena. ObiKinWhere stories live. Discover now