capítulo 21

459 71 23
                                    

Felipe llegó a su mansión y lo primero que hizo fue dirigirse a su estudio. Sentía una gran opresión en el pecho desde que reconoció los sentimientos que crecían por Emily. "Dios mío, me voy a morir, ¿qué es esto que siento?" se dijo mientras se miraba en el espejo. Revisó sus ojos y notó que parecían iguales. Examinó cada parte de su rostro y todo parecía normal. Entonces, ¿qué era este sentimiento?

Estaba bien reconocer que le estaba empezando a gustar Emily como nunca le había gustado ninguna mujer, pero amarla le parecía una palabra demasiado fuerte para usar en este momento. Podría ser solo un enamoramiento pasajero, pero recordó que hace poco estuvo a punto de matar a Esteban solo por la insolencia. --Ese maldito se lo merecía-- murmuró con enojo.

--¡Traigan al médico!-- ordenó a sus trabajadores; este sentimiento debía tener una explicación. Soltó un suspiro y trató de calmar sus nervios. --Bien, supongamos que estoy enamorado de Emily, ¿qué sigue?-- continuó con su monólogo en su estudio mientras caminaba de un lado a otro. Luego, recordó el libro que había tomado y pasó rápidamente por las páginas hasta que una le llamó la atención.

--¿Cómo enamorar a tu persona especial?--Cuando leyó ese título, no pudo evitar pensar en lo ridículo que sonaba, pero al mismo tiempo, sentía ansias por encontrar respuestas. --¿Qué me pasa?-- volvió a exclamar.

--¿Qué tiene su excelencia?-- preguntó el ama de llaves de Felipe al escuchar las fuertes exclamaciones que provenían de su estudio. A pesar de que la puerta estaba cerrada, se podía escuchar cómo Felipe se expresaba

--No sé, pero ya he ordenado que traigan al médico--respondió el mayordomo contestando a la pregunta, mientras todos los empleados miraban sorprendidos hacia el estudio. Este comportamiento tan inusual los tomó por sorpresa, ya que su duque solía mantener una calma genuina en todos los años de servicio, lo que hacía que esta situación fuera aún más sorprendente.

--¡Andrés!--gritó Felipe al abrir la puerta de su estudio, lo que ocasionó que los trabajadores se dispersaran en diferentes direcciones. --Dígame, señor-- respondió el mayordomo al escuchar el llamado de su señor.

--Quiero que compres todas las fresas que encuentres en el mercado y en el puerto, y las envíes a la mansión de los Walker. Esta entrega está dirigida a Emily, pero no puede saber que fue enviada por mí. porque juro que los matare-- dijo Felipe mientras sostenía el libro en la mano y señalaba a su empleado.

--Pero, señor, ¿solo soy yo a quien matará?-- respondió Andrés con calma. Felipe se dio cuenta del error en sus palabras y dejó de señalar. Acomodó su ropa y carraspeó su garganta. --Tiene razón, discúlpame-- dijo sintiéndose tonto.

--pero entendió mi orden, no quiero que nadie sepa de eso, ni siquiera mi hermana-- comentó Felipe con la mayor seriedad posible. 

--entiendo su excelencia, ¿para cuándo quiere que se realice? —preguntó Andrés.

 --Ya mismo, no te preocupes por el dinero, no hay un tope--dijo antes de volver a entrar al estudio. Según el libro, debía colmar a esa persona de sus gustos. Había notado cómo Emily reaccionó cuando recibió las fresas de Alexander, así que podía imaginar cómo sería su reacción al ver todas las fresas que él le enviaría. Además, había notado que le gustaban las poesías.

Felipe miró los estantes de libros que había en su estudio y vio que la mayoría se trataba de la guerra y el arte. Había algunos libros de poesía, así que caminó para leerlos. No era un amante de la poesía, pero siempre se tomaba las cosas en serio y haría lo que fuera necesario para conquistar a Emily Walker.

Esteban podía sentir cómo su cuello aún le dolía por el apretón que le dio Felipe. Ese hombre era bruto--Te advertí que Felipe no es un hombre con el que se pueda jugar-- dijo Alexander mientras entraba al estudio y examinaba las condiciones de Esteban.

Inocente amorWhere stories live. Discover now