Capitulo 4

14 7 0
                                    


Volver a casa.

Es lo que necesito en estos momentos. Solia hacerlo cuando estudiaba medicina o tenia una semana, pesada siempre era bueno platicar con mi abuelo escuchar sus consejos, el pasar tiempo con mi hermana y con mis primos debo de admitir que regreso con las energias renovadas cada vez que voy de visita, y en estos momento es lo unico que necesito, la casa familiar me recibe con su altura y anchas ventanas. Se que no he dormido lo suficiente, y apenas el sol ha salido, he vuelto a casa. Se que estan ahí dentro y no esperan mi visita. Se que estan sentados en el comedor desayunando. E llegado a mi hogar, pero por alguna razon me siento extraño en este momento.

Coloco mi llave en la cerradura, y abro la puerta puedo escuchar las voces que provienen del pasillo del comedor. Quiero subir a mi vieja habitacion y poder olvidarme de todo, pero en verdad necesito a mi familia. Asi que tomo valor y voy hacia el comedor, ahí estan: mi hermana Elise, vistiendo sus vaqueros y un sueter azul, sostiene a Sophie en sus brazos, su esposo Marius vistiendo ropa deportiva, toma café con leche; y mi abuelo esta ayudando a picar lo necesario para hacer los huevos fritos y verduras.

— Hola e llegado— saludo y ahogo un a leve sonrisa.

Todos me observan sorprendidos.

— ¡Ede!— exclama, Sophie, extañaba ver esa carita, es como si todos mis problemas se fueron por algunos segundos. Ella me extiende sus brazos hacia ami— ¡Ede!

— So. — me acerco y la tomo en brazos, Sophie me abraza de inmediato.

— ¿hermano te encuentras bien?— pregunta Elise, en un tono suave, mirando mis ojos hinchados.

— Hijo amor, no te esperabamos pero sin duda es una gran sorpresa el tenerte aquí — me abraza mi madre del lado en el que no sostengo a Sophie.

— Cuñado pareces....

— Puedes decirlo adelante — lo aliento.

Aclara su garganta.

— ¿ no deberias de estar haciendo una cirujia o algo de lo que hacen los cirujanos?

— Marius — lo regaña mi hermana Elise —. Deja en paz a mi hermano estoy segura de que si se encuentra aquí es por algo.

— No lo estaba cuestionando solo me preocupa que tenga problemas en su trabajo.

— Cuñado ya no soy niño creo que lo haz notado puedes dejar de actuar como mi hermano mayor.

Mi tia Pauline se pone de pie y baja su taza de café. Mi hermana y ella intercambian miradas y ella hace una mueca, mientras se acerca a mi.

— ¿hijo que hace aquí?— pregunto.

Me da un abrazo corto, sin medir palabra alguna se que es su intento por ser mas expresiva.

Mi abuelo me observa, se que me conoce mejor de lo que me puedo conocer yo a mi. Asi que no es de sorprender cuando me dice:

— Que ocurre hombre pequeño.

Mi hermana toma a Sophie en brazos, remango las mangas de la camiseta y me acomodo el reloj.

— Edel si no es mucho pedir puedes ayudar al abuelo a preparar el desayuno — Elise me brinda una sonrisa cálida.

— De acuerdo pero debo advertir que no soy buen cocinero.

— Descuida hijo podemos arreglarnosla.

El abuelo me da una breve explicacion de cómo ayudarlo y nos ponemos hacer el desayuno. Los olores que se crean en la cocina me reconfortan puedo sentir que estoy en casa: el aroma del café, el olor la mantequilla, las verduras recien cortadas, los huevos friendose. Los chistes de mi abuelo y las risas de Sophie, tambien me hacen sentir en casa, es lo unico que necesito. Al terminar el desayuno camino hacia el portico de la casa y me siento sobre una de las sillas, me abrigo lo suficiente ya que la mañana es fria. El sol brilla en el horizonte, sentir su calor me da tranquilidad.

— Hola abuelo te has decido en hacerme compañía — lo ayudo sentarse ami lado, trae dos tazas de café en las manos y me da una.

— Supuse que querias un poco de café.

Escuchar eso me hace sonreir. Las arrugas de mi abuelo se acentuan cuando sonrie.

— Sin duda te parece a tu madre — dice mientras de un trago a su café.

— ¿abuelo a qué te refieres?

— Cuando te vi entrar por la cocina vi en ti a tu madre, cuando salian mal las cosas en la facultad o terminaba con alguna pareja o en su vida, ella aparecia de en la puerta de mi estudio. No me decia nada, solo me ayudaba a acomodar los libros.— mi abuelo sonrie con un dejo de nostalgia—. Sabes eso me llenaba de alegria el corazon por que significaba que pase lo que pase, mi hija sabia que tenia un lugar seguro al cual podria volver cuando y curar las heridas de su corazon.

Una lagrima se derramo de mi mejilla al escuchar esas palabras, respiro hondo para intentar controlarme. Mi abuelo me abraza el sentir su calor me reconfronta seguidamente me dice: — Edel este es tu lugar seguro al que puedes venir cuando el mundo te golpea y te lastima.

— Gracias abuelo — respondo con un susurro de voz.

— No se por lo que estes pasando, pero si necesitas hablar aquí estoy.

— En verdad deseo hablarlo.

— Sabes hijo a veces es bueno dejar fluir las cosas no dejar que se estanquen, y mas si tiene que ver contigo y Pech.

— ¿Cómo lo sabes?

— Edel, te he visto crecer, te conozco. Cure tus heridas cuando caiste de la bicicleta, y el verte entrar sin ella me hizo darme que tu relacion habia terminado. Sabes las relaciones no son perfectas tienen sus altos y sus bajos, a veces son peleas por egos, a veces hay amor, es lo que ocurre cuando dos seres diferentes tratan de dejar atrás sus diferencias para crear algo nuevo juntos, ¿sabes que es lo mas hermoso Edel?, que no importa cuantas discusiones y diferencias existan, siempre se encuentra la manera de estar junto a la persona que amas, sin embargo a veces debemos de dejar ir cuando la persona que amamos solo nos causa dolor y nos hiere, cuando nos crea inseguridad en nosotros mismos, cuando no nos retribulle y solo nos quita, aun que duela, aun que te destrose por dentro, siempre debes de ver por tu felicidad, sin embargo yo veo amor y respeto en tu relacion con Pech, ella te retribulle y te inspira, te hizo ser una mejor persona ambos son el uno para el otro.

Me quedo mirando, la taza de café, lo ultimo que dijo mi abuelo desata una cadena de emociones, y todo pasa por mi mente las discuciones con Pech, mi consulta con ella mujer, el campameto con Seo y Brant. Los dias largos en el hospital, y todas aquellas noches en la que dormimos juntos.

— ¿Edel? — el abuelo pone su mano sobre mi hombro.

— Yo... — me giro y abrazo a mi abuelo —. Tengo... estoy... Hay mucha tristeza en mi interior, me consume la culpa el dolor, desde la noche en que Pech se fue.

— ¿Sabes? — suspira y me acaricia el cabello — cuando nos hablaste de Pech la primera vez me hizo preguntarme si era para ti, sin embargo el verlos juntos me quito mis dudas.

— Creo que te equivocaste.

— No. — sacude la cabeza—. No, me equivoque, hijo esto es un tropiezo no es el final en tu relacion, ambos pasaron por muchas cosas juntos, es natural que quieran tener tiempo para pensar, es normal que uno de los dos se canse sin embargo al igual que como te caiste de la bicicleta cuando eras pequeño y te subiste de nuevo, debes de hacer lo mismo subirte a tu bicicleta y pedalear, por ti por Pech y ese amor que ambos se tienen.

— Lo haces parecer facil.

— Claro que no lo es, hijo a caso crees que las cosas fueron faciles para tu abuela y yo, tambien tuvimos momentos en el que quisimos tirar la toalla y caminar cada quien por nuestro lado.

— Abuelo debiste ser Psicologo.

— Sabes que tienes que volver y enfrentar todo aquello que te causa dolor — el abuelo se levanta— asi que ve a buscar a Pech y reconciliate con ella.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 11, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Colisión [En edición]Where stories live. Discover now