Capítulo 6

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Casandra nunca había sabido lo que era extrañar a Amal, a su mejor amiga que era como su sombra, su segunda cabeza. Desde que se fuera de vacaciones, Casandra sentía que no podía con todo y llevar acabo todo lo que Amal hacía la estresaba demasiado, ahora entendía porque Amal no tenía vida social.
Sasha había notado que su novia se había mordido la lengua más de una vez para no llamarla con el nombre de Amal, pero sus acciones delataban que cada pocos minutos tenía la intención de ir hacia la oficina que ahora se hallaba vacía para preguntarle de cosas, asuntos que Sasha también podía ayudarle, pero que Casandra únicamente confiaba en Amal.
Casandra se alteraba cuando Amal tardaba en responder sus mensajes, casi mandaba a alguien a buscarla para saber si estaba bien y Sasha experimentaba una mezcla de risa y de celos, de que hasta ahora, Casandra apreciara la existencia de Amal.
― ¿Porque no contesta?
―De seguro debe estar divirtiéndose ― le respondio Sasha ―. Debio encontrarse con una chica guapa y lo está pasando bien.
―Ella no es así, Amal es seria.
Pasaba pegada al celular y le enviaba más de diez menajes hasta que Amal los veía y los respondía. No es que Amal no quisiera responderle, lo que quería era despegarla de ella, para que cuando ya no regresara, estuviera adaptada a no tener su apoyo.
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Amal regreso a su apartamento, pero no dijo nada a nadie de su regreso, apago su celular para que nadie pudiera localizarla, en especial Casandra. Hizo una pequeña maleta con ropa cómoda y sencilla, mañana iría a la casa hogar en la que creció y les pediría un favor, a cambio ella les daría ayuda económica.
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Mientras que en el hotel, Edna y Cora se encontraron con la noticia de que Amal había dejado el hotel muy de mañana, se había ido sin despedirse y cuando Cora intento llamarla a su celular, le dijo que se encontraba apagado o fuera del área de servicio.
―No puedo creer que se haya ido ― dijo Cora con un nudo en la garganta.
―Seguramente está acostumbrada a estar sola y a que nadie la cuida, seguramente la asustamos anoche.
―Igual tenemos donde localizarla a parte de su número de celular.
― ¿Llamaras a donde trabaja?
―Llamar o ir allí si es necesario. Sobre todo, si las pruebas de ADN que mande a realizar salen positivas.
― ¿Que?
―Robe cabello de Amal y lo mande a comparar con el mío para salir de dudas.
― ¡Dios mío! ¡Estás loca! ¿En que estabas pensando?
―En salir de dudas.
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Casandra estaba nerviosa, sus mensajes no le llegaban a Amal y las llamadas tampoco, tenía doce horas sin poder comunicarse con ella, si de por si no verla la enfermaba, no saber que pasaba con ella la estaba volviendo loca. Jamás se había sentido preocupada de tal manera por una persona, menos pensó que lo estaría por Amal, ya que siempre dio por sentado que la tendría a su lado.
―Amal no responde mis llamadas ni mis mensajes ― fue el primer saludo que Casandra le dio a Sasha cuando la vio aparecer en su oficina.
― ¿Que manera de saludar a tu prometida es esa? Buenos días.
―Lo siento, buenos días. Es que Amal no ha respondido mis mensajes y las llamadas no le entran. Seguro le paso algo.
―Seguramente apago su celular para que no la estés molestando. Si se fue de vacaciones es porque quería tener un respiro de todo.
―Amal nunca me ignoraría.
―Siempre hay una primera vez.
Sasha salió de la oficina y dejo a Casandra sumida en sus propios pensamientos, el recuerdo de las palabras de Amal llegaron a ella tan nítidamente como el día en que las escucho.
―No puedes irte sin decirme nada ― dijo Casandra para sí misma.
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Amal se encontraba a las ocho de la mañana en la casa hogar hablando con la directora sobre el pequeño favor que deseaba, a su lado, tenía a Amparo para darle el pequeño apoyo que necesitaba en caso de que la directora le permitiera quedarse allí una vez enterarse de su situación.
―Si Amparo está de acuerdo en que va a cuidar de ti, yo no tengo nada que objetar ― concluyo la directora.
―Estoy de acuerdo. No tengo ningún problema en cuidarla cuando sea necesario.
―Entonces, bienvenida de nuevo.
―Gracias.
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― ¿Para que querías verme con tanta urgencia? ― inquirió Flor a Cora.
―Sobre algo que va a cambiar tu vida de nuevo.
Flor la miro por debajo de sus lentes, después de la desaparición de su hija, ya nada podía hacer que su vida cambiara o intentara verla distinta.
―Déjate de rodeos y dime de una vez lo que sea que tengas que decirme. Tengo cosas que hacer.
Cora miro a su hermana, desde que perdiera a su única hija se había cerrado a todo, solo se concentró en trabajar y en buscarla, pero luego de muchos años sin obtener resultados, se dio por vencida y se olvidó de tener una vida.
―Encontré a tu hija ― soltó.
Flor dejo de hacer lo que estaba haciendo y miro a su hermana con la rabia casi asomando a sus ojos. Desde que decidio dejar de buscar, prohibió que hablaran de ese tema, lo zanjo para siempre y si lo tocaban por error, se ponía una fiera y el enojo tardaba días, hasta que al final terminaba en llanto y depresión.
―No es una broma ― continuo Cora ahora que tenía completamente la atención de su hermana ―. La encontramos de casualidad en el hotel en que nos estábamos hospedando y si no es porque se parece a ti, ni siquiera me hubiera tomado la molestia de espiarla y seguirla.
―Que alguien tenga un ligero parecido a mí, no quiere decir que sea mi hija.
―No, tienes razón. Pero con pruebas de ADN no hay razones para dudar de que ella es tu hija ― Cora deposito los resultados sobre el escritorio de Flor.
Flor miro el sobre y como si se tratase de una bomba, lo tomo con demasiado cuidado, extrajo el resultado y comenzó a leer. Los ojos se le llenaron de lágrimas, soltó el papel y se tapó el rostro con las manos. Cora rodeo el escritorio y la abrazo, mientras Flor se deshacía en llanto llena de alegría por saber que su hija aún estaba viva en alguna parte.
― ¿Ella lo sabe? ― le pregunto Flor cuando dejo de llorar.
―No.
― ¿Entonces como hiciste para hacer las pruebas de ADN?
―Robe sus cabellos cuando se desmayó.
Flor puso cara de desconcierto, había llegado la parte difícil de la noticia y Cora debía ponerla al tanto de todo, así fuera doloroso.
―No entiendo.
―Edna y yo la ayudamos cuando se desmayó, llamamos a una ambulancia y paso algunas horas hospitalizada. En ese momento yo aproveche para hacerme de algunos de sus cabellos sin que Edna se diera cuenta, ya sabes como es.
―Asi que fue de ese modo.
―Sí, pero eso no es todo.
― ¿No sabes dónde está?
―Si, al menos sé a dónde ir o comunicarnos para saber de ella. Edna y yo tratamos de hacernos sus amigas en esos días, pues no se veía muy bien de salud.
― ¿Cómo se llama? no me has dicho su nombre.
―Su nombre es Amal.
―De origen árabe, que curioso. Yo deseaba ponerle igual ― y sonrió.
―Tiene leucemia.
― ¿Quien?
―Amal tiene leucemia.
― ¿Cómo lo sabes?
―Ella nos lo dijo la noche antes de marcharse del hotel sin despedirse. Estábamos cenando cuando comenzó a sangrarle la nariz, la ayudamos a ir a su habitación y de ahí no supimos nada de ella. Llamo ala número que me dio, pero dice que está apagado.
―La he vuelto a perder ― murmuro Flor con los ojos llenos de lágrimas otra vez.
―No, claro que no ― la reconforto Cora abrazándola ―. Tengo el número de la empresa donde trabaja. Podemos llamar, pedir una cita y hablar con quien haya que hablar allí. Seguro que habrá alguien que sepa más que nosotras de ella.
―Eso espero.
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Dos días y Casandra no sabía nada de Amal, estaba al borde la locura, llamo al hotel y ahí le dijeron que ya se había marchado desde hacía tres días, la angustia y la preocupación se apoderaron aún más de Casandra, que ya ni siquiera prestaba atención a Sasha y mucho menos al trabajo.
―Algo le paso ― dijo Casandra a Sasha.
―No lo creo.
― ¿Sabes algo?
―No.
Casandra se levantó de su asiento y salió disparada de la oficina.
― ¿A dónde vas? ― le pregunto Sasha yendo detrás de ella.
―A buscarla.
― ¿A dónde?
―A su apartamento, si está evadiendo el único lugar que tiene es su apartamento.
Casandra condujo como loca por la ciudad rumbo al apartamento de Amal, Sasha le acompañaba y casi llega con el corazón de fuera por la manera en tan particular que su novia condujo hasta el edificio. Subieron hasta el piso de Amal por las escaleras, porque Casandra estaba demasiado ansiosa como para esperar el ascensor. Cuando llegaron a la puerta de su piso, Casandra toco y nadie respondio, toco una vez y nada. Sin decir nada, fue hasta la recepción para preguntar por Amal y allí no le supieron decir nada, así que hizo que abrieran el apartamento para saber si se encontraba adentro o hallar una pista de que le indicara en donde estaba.
Casandra temía encontrar una tragedia, su corazón estaba pendiendo de un hilo mientras el encargado del edificio abría. Sin embargo, cuando entro a buscarla, no encontró nada, solo algunas de sus ropas esparcidas en la cama y nada más.
―No esta ― dijo con voz quebrada a Sasha ― ¿Tú le dijiste algo?
― ¡Perdón!
―Que, si tú le dijiste algo, escuche cuando te dijo que estaba enamorada de mi ― su voz sonó amenazadora y Sasha la desconoció.
― ¡Yo no le dije absolutamente nada!
Sasha y Casandra se sostuvieron las miradas, una tan desafiante como la otra y Sasha descubrió que su prometida estaba actuando como una mujer enamorada desesperada y aterrada de perder a la persona más importante de su vida. Solo que hasta ahora era capaz de verlo con tanta claridad y sentirlo en carne propia, desgarrador y desalentador.
Sasha no dijo nada, dio media vuelta y salió del apartamento, mientras Casandra busco una vez más en el baño para cerciorarse de que Amal no estaba tirada en el suelo en alguna parte.
Esa tarde mientras se encontraba en la oficina intentando trabajar, Casandra recibio una llamada de una mujer que deseaba verla personalmente para hablar de Amal. Casandra, sin dudarlo, acepto verse cuanto antes, quizas ellas tenían alguna información de su amiga, acordaron de verse, al día siguiente por la tarde, pues no era de la ciudad, sino que venían de fuera y viajarían mañana por la mañana.
Casandra había dejado de cenar y eso comenzaba a preocupar a sus padres, pues bien sabían que Amal formaba una parte importante de la vida de su hija y ahora el que desapareciera la tenía preocupada y triste.
Tras en el enfrentamiento que había tenido con Sasha, ni siquiera había tenido la molestia de llamarle o buscarle para disculparse con ella, aún seguía molesta, pero no sabía si con su prometida o con Amal por haberla abandonado de tal manera como si no fuese nada, como si el haber dicho que la amaba fueran puras mentiras y por eso la lastimaba de esa forma tan cruel.
Casandra salió muy temprano a la oficina, como si con eso fuera a hacer que las personas que venían a verla esa tarde fueran a allegar antes como por arte de magia. A pesar de no estar haciendo mucho, no se dignó a ir a la oficina de su prometida para arreglar las cosas, no tenía ánimos de seguir discutiendo, solo quería hablar con Amal y preguntarle ¿porque?
Para hacer menos la agonía de Casandra, Cora y Flor llegaron una hora antes de lo previsto y Casandra las hizo pasar de inmediato. Para su sorpresa, encontró algo familiar en el rasgo de aquellas mujeres, pero no sabía exactamente a quien le recordaban, hasta que el nombre de Amal salió de labios de una de ellas.
― ¿Para qué buscan a Amal? ― inquirió Casandra desconfiada. Aunque quizá era tonto viendo que las mujeres delante de ella no necesitaban dinero, toda ellas exudaban que provenían de buena familia.
―Es un tema delicado, pero dado a que eres la única que puede ayudarnos ― dijo Cora ―, vamos a contártelo.
Cora empezó a contar como fue que su hermana había perdido a su única hija, los años que pasaron buscándola y al final como se habían rendido. Pero por gracia del destino, se topó con a Amal y al ver su apariencia, la hicieron pensar que podría ser su sobrina perdida, así que robo algunos de sus cabellos, en el momento en que Amal se desmayó cuando sangraba de la nariz.
―Cuando nos confesó que tenía leucemia desapareció, se fue del hotel.
― ¿Tiene leucemia? ― pregunto Casandra con la boca seca y sintiendo que iba a morir de la pena.
―Sí, según dijo que cuando regresara iba a tomar tratamiento, pero llamamos a su número y no contesta, dice que está apagado.
―Pues lamento decirles esto, pero yo tampoco sé dónde está, se supone que somos amigas ¡Se fue y no me dijo nada! ― exploto Casandra poniéndose a llorar ―. Lo siento, es solo que estoy preocupada por ella.
― ¿No tienes una ligera idea de donde pudo haber ido? ― cuestiono Flor.
―Ella no tiene muchos lugares a los que ir.
Las tres se quedaron calladas, la situación se tornaba cada vez más difícil, Flor se había puesto a llorar al imaginar que jamás podría encontrar a su hija. Casandra estaba tan o más acongojada que Flor, pero aún no estaba dándose por vencida.
―Déjenme un numero en donde poder localizarlas si sé algo de ella.
―Te lo agradeceríamos mucho.
Después de que Flor y Cora, se marcharon, la cabeza de Casandra comenzó a girar en los posibles lugares en que podría estar Amal. Se olvidó del trabajo y de disculparse con Sasha, quien tampoco fue a buscarla, pero sí que se enteró de la visita que su prometida tuvo de dos mujeres.
Casandra estaba por llegar a su casa esa noche, cuando de pronto giro sobre la calle cambiando de dirección bruscamente, provocando que algunos conductores le sonaran el claxon, pero a ella no le importo, iba a hacerle caso a su corazonada y como una posesa condujo a la casa hogar en la que Amal se criara, era el único lugar en el que Amal podría encontrarse, pues allí estaba Amparo, la otra persona en la que Amal quería.
Casandra no estaba muy segura de que le fueran a atender, pues era de noche, pero aun así toco y toco hasta que alguien fue abrirle.
― ¿Que necesita? ― le pregunto una monja.
―Disculpe que moleste a estas horas, pero se trata de algo urgente y delicado ¿Podría pasar y hablar con Amparo?
La monja la miro y al ver su aspecto algo descompuesto y desesperado la dejo pasar, diciéndole que esperara allí que iría en busca de la directora. La monja volvió poco después con la directora, Casandra le explico el motivo de su visita a esa hora y las razones que tenía para que no le ocultaran el paradero de Amal.
― ¿Sabe dónde está? Es importante.
―Ella está aquí, se está quedando en la habitación de Amparo ― dijo la directora.
Cuando Casandra escucho aquello, sintió que su alma volvía a su cuerpo y se relajaba considerablemente. No se había equivocado al ir allí.
―Cree que podría hablar con ellas.
―Veré que puedo hacer.
Casandra sintió que los minutos que esperaba eran eternos, pero casi siente que se le vuelve a romper el corazón cuando ve a la directora regresar sola.
― ¿Qué pasa?
―Acompáñame, Amal no se siente muy bien.
Casandra siguio a la directora por algunos pasillos de la casa hogar hasta que se detuvieron delante de una puerta de madera, la directo le indico con un gesto a que entrara y Casandra sin dudar lo hizo. Amal se hallaba acostada en una cama y a su lado, de pie, se encontraba Amparo, ahora mucho más vieja de lo que Casandra lo recordara.
―Hola ― saludo al entrar.
―Hola ― respondio Amparo mostrándole una sonrisa amable ―. Ha tenido fiebre y apenas comienza a bajar.
― ¿Podría quedarme con ella un momento a solas?
―Claro.
Amparo salió de la habitación y Casandra, una vez a solas con Amal, se sentó en la cama y tomo la mano de su amiga entre las suyas, la acaricio y vio lo delgadas que eran, después sus ojos se fijaron en su rostro, estaba pálida y tenía algunas ojeras debajo de sus ojos.
Amal abrió los ojos y creyó que se trataba de su imaginación al ver a Casandra sentada en la cama y sosteniendo su mano.
―Estoy muy enojada y tristes contigo, pero inmensamente feliz de haberte encontrado.
Amal nunca espero escuchar esas palabras y mucho menos que aquello ojos azules lloraran por ella.
― ¿Porque desapareciste? ¿Porque no me dijiste nada? Se supone que somos amigas, tu mejor amiga.  Yo te quiero ¿Sabes? Si nunca te lo dije es porque creí que lo sabías.
Amal seguía sin decir nada, solo la miraba en silencio, porque de su boca no era capaz de que saliera sonido alguno.
―¿Piensas dejarte morir? No creí que fueras tan cobarde ― esta vez su voz sonaba enojada ―. Te considere una mujer inteligente.
―No quería molestar a nadie.
― ¿Y yo no soy nadie para ti? ― le pregunto mirándola a los ojos y a ambas se les llenaron de lágrimas.
Amal se puso a llorar y para Casandra fue imposible no abrazarla, tomarla entre sus brazos y darle el consuelo que necesitaba o que las dos necesitaban. Tras un largo abrazo, Casandra se recompuso para hablar con Amal sobre llevarla a un hospital y contarle lo de su madre.
―Deja que te lleve a un hospital, no quiero que te des por vencida.
―Ya he tomado una decisión, hay pocas probabilidades de que yo me recupere.
―No es cierto, hay probabilidades.
―No tengo ningún familiar para que puedan hacerme un trasplante de medula.
―En eso te equivocas y si no fuera así, hay otros métodos.
― ¿En qué me equivoco?
―En que no tienes familia.
―Tu eres mi amiga y pronto vas a casarte y a hacer tu propia familia. Yo no tengo nada.
―Tu madre te está buscando.
La cara de Amal se puso más blanca de lo que estaba.
― ¿Mi madre? ¿De qué me estás hablando? Creo que estoy delirando ― dijo Amal llevándose las manos al rostro.
―No estas delirando, Amal. Sin querer en el hotel te topaste con tu tía y ella robo tus cabellos y te hizo una prueba de ADN para corroborar que llevaba su sangre, por eso se acercó a ti, desde que te vio, algo dentro de ella le dijo que podrías ser esa bebé que a su hermana le robaron.
Amal continuaba con las manos en el rostro, sin poder creer lo que escuchaba, si ya se sentía enferma, ahora se encontraba peor, quería salir corriendo, pero no podía, su cuerpo se hallaba demasiado débil.
―Esto no puede estar pasando ― manifestó con voz cansada.
―Está pasando, Amal. Ella quiere verte, vinieron a verme a la oficina para saber de ti. Te ama, aunque tu ni siquiera la conozcas.
Amal sollozo y Casandra la abrazo de nuevo, sabía que estaba dándole demasiadas noticias en un solo golpe, pero era necesario que tuviera una motivación para que aceptara ir a un hospital y tratarse.
― ¿Quieres que la llame?
―No lo sé. Ahora mismo no estoy segura de nada.
―Entonces déjame llevarte a un hospital ahora. No quiero que te mueras ― confeso dándole un beso en el dorso de la mano.
Amal noto que Casandra estaba actuando muy diferente, nunca antes le hubiera dado un beso de esa forma, ni le hubiera dicho que la quería, así como tampoco la había visto tan desesperada y triste por ella.
―Hazlo por mí, Amal.
Y como Amal la amaba con toda su alma, acepto que la llevara a un hospital. Casandra llamo a Amparo para que la ayudara a llevar a Amal hasta su coche y en el trayecto se quedó dormida, momento en el que Casandra aprovecho para llamar a Flor y decirle que la había encontrado y que se dirigía a cierto hospital de la ciudad para que atendieran a su hija.
―Gracias, Casandra ― manifestó Flor aun al teléfono ―. Muchas gracias.
―No me dé las gracias. Yo quiero a Amal.
―Me alegra saber que mi hija tuviera alguien con quien contar. Nos vemos en allá.
Cuando Amal volvió a abrir los ojos, se encontraba en una habitación de hospital rodeada de Casandra, Cora, Edna y a una mujer que no había visto, pero que tenía un parecido a ella, sus ojos se parecían a los suyos y por primera vez no los considero feos, sino que había en ellos una mirada de amor, una de anhelo y de deseo de acercarse a ella y poder abrazarla.
―Hola ― la saludo.
―Hola ― murmuro Amal sintiendo cierta emoción en la garganta.
― ¿Puedo acercarme a ti?
Amal asintió.
Flor acorto la distancia que había entre ellas y sin que las demás dijeran algo, salieron de la habitación en silencio. Sin poder evitar la emoción, Flor llevo sus manos al rostro de Amal y lo acaricio delicadamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas llena de emoción por poder tocarla después de casi treinta y tres años.
―Yo te busque, por años te busque. Pero nunca nos imaginamos que ese maldito te había dejado en otro estado. Jamás te hubiera abandonado en un contenedor de basura, eras mi vida antera y lo eres aún.
Amal abrió sus brazos para recibir a su madre y Flor no dudo en abrazar a su hija fuertemente, mientras lloraba llena de felicidad por haber encontrado, ahora le preocupaba su salud, pero la llevaría al extranjero de ser necesario para que la curaran. Esta vez su dinero tendría un fin más que significativo para ella.
― ¿Me odias? ― se obligó a preguntarle Flor.
―Odie a la mujer que me había abandonado, pero tú no lo hiciste. Fue mi padre.
―Ahora, solo prométeme que tomaras un tratamiento. Por ti, por mí y por tu amiga.
―Lo hare.
―Yo buscare los mejores hospitales, aquí o en el extranjero, no importa.
Para Amal era extraño saber que tenía una madre y una tía, las cuales eran tan ricas como Casandra y que estaban dispuestas a hacer cualquier cosa por ella, incluso se hallaban dispuestas a cumplir la más mínima petición que tuviera. Nunca habia sido consentida, pero ahora a sus treinta y dos, la estaban tratando de mal criar.
Cora y Flor estaban gratamente agradecidas con Casandra por haber encontrado a Amal, llevarla al hospital y llamarles como les había prometido. Una hora más tarde se despidió de Amal y Casandra volvió a casa luego de saber que su amiga estaría en buenas manos. Por otro lado, ella necesitaba aclararse un poco, tras la desaparición de Amal, Casandra se hallaba un tanto confundida en base a sus sentimientos, pues ahora ansiaba estar más cerca de Amal que nunca o que otras veces y solo hacía pensar en ella, pero ya no como una amiga, sino como algo más.
Sintiéndose aliviada de encontrarla, pero aterrada de que la enfermedad se la arrebatara esta vez para siempre y no se le hacía justo ahora que había encontrado a su madre y tía para tener una familia.
Cuando llego a casa le conto a sus padres todo lo que había sucedido esa noche con Amal y el reencuentro con su madre. Después de eso, se retiró a su habitación sin cenar, con todas las emociones vividas lo menos que tenía era hambre y mucho menos le dio apetito al pensar en que tenía que hablar con Sasha y disculparse con ella.
― ¿Podemos hablar? ― le pregunto Casandra Sasha por la tarde cuando se acercaba la hora de salida.
―Por fin te acuerdas que tienes una prometida ― dijo mirando el rostro ojeroso y demacrado de Casandra ―. Pero imagino que esa cara que traes no es por mí.
Sasha se preguntó hasta cuando Casandra se daría cuenta de que lo que estaba pasando era algo más que una simple preocupación por una amiga.
Salieron en silencio de la oficina y Casandra manejo hasta un sitio solitario a las afueras de la ciudad, pues no quería ir a su casa ni a la de Sasha, mucho menos estar en un lugar rodeada personas y el único lugar propicio era aquel, en el que alguna vez ella y Amal se detuvieran a ver las estrellas, pero esta vez solo era un lugar quieto y nada más.
―Discúlpame, no quería gritarte ese día y mucho menos culparte ― expreso Casandra mirando a Sasha a los ojos ―. Pero estaba desesperada.
―Lo hecho este hecho ¿Ya la encontraste?
―Ya.
― ¿En dónde?
―En la casa hogar en la que creció.
― ¿Quién te dijo?
―Solo lo intuí, era al único lugar que ella podría ir.
―Que más.
―Tiene leucemia y su madre y su tía ahora se harán cargo de ella.
―Me alegro por ella.
En el tiempo que llevaban conociéndose, Sasha sabía que Casandra quería decirle algo más que una simple disculpa.
Casandra tenía miedo y vergüenza de lo que estaba por a hacer a continuación, pero ella no deseaba ahora casarse con Sasha, hasta ahora se daba cuenta de que su corazón y sus pensamientos siempre le pertenecieron a Amal, pero que ella tuvo miedo dejar avanzar por temor a lastimarla, por temor a creer que no era lo suficientemente buena para ella, porque Amal a sus ojos era alguien que no se podía tocar ni con el pétalo de una rosa.
―Sea lo que sea que tengas que decirme, solo dilo y deja de alargar este maldito silencio ― mascullo Sasha entre dientes.
―Yo... yo... me acaba de dar cuenta de que amo a Amal.
―Tu corazón se dio cuenta más rápido que tú.
―No puedo casarme contigo Sasha, quiero estar con ella, así solo sean unos meses.
― ¿Lo haces por amor o por lastima?
―Por amor y nada más que por amor. Perdí demasiado tiempo buscando lo que tenía en mis narices.
―Bien.
Sasha se quitó el anillo y se lo devolvió.
―Es tuyo.
―No lo quiero. Véndelo y cómprale uno nuevo a Amal.
― ¿Crees que quiera casarse conmigo después de todos mis tropiezos?
―Ella te ama tal y como eres. Tienes suerte de que solo cuando creyó que estaba al final de sus días desapareció para no saber más de ti.
Después de que Casandra dejara a Sasha en la empresa para que recogiera su auto, ella se dirigió al hospital a ver a Amal, una vez allí Cora la puso al tanto de que se iban a llevar a Amal a su ciudad natal para que allá recibiera tratamiento, al escuchar esta noticia, Casandra se puso triste, pero sabía que estarían a solo unas horas de vuelo.
Cuando Casandra volvió a casa del hospital, tomo una gran bocanada de aire y se dirigió a hablar con sus padres sobre la disolución de su boda. Como era de esperarse sus padres se quedaron sorprendidos antes sorpresiva noticia.
― ¿Que ha pasado? ― le pregunto su madre.
―Me di cuenta de que la persona de quien realmente estoy enamorada es de Amal. Amo Amal y hasta ahora que no la tuve, me di cuenta de que es a ella a quien quiero con todo mi corazón.

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