Capítulo- II

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Días después, Chaerin se encontraba en la comisaría, inmersa en su investigación, cuando un oficial le entregó un sobre dirigido a su nombre. Lo miró con curiosidad, sin reconocer la caligrafía en el remitente. Al abrir el sobre, encontró una serie de documentos y fotografías que la dejaron sin aliento. Eran informes de casos de abuso doméstico, todos con patrones espeluznantes y coincidencias inquietantes. Al revisar los informes, Chaerin comenzó a darse cuenta de que había una conexión más profunda entre los casos de abuso que estaba investigando. Las fechas, las descripciones, los detalles... todo parecía apuntar a un modus operandi común,  no era un caso aislado. La pulsera de plata que mencionaban las víctimas era un hilo conductor que unía los horrores que habían sufrido, pero nunca la habían encontrado en la escena del crimen, hasta ahora. Su corazón latía desbocado mientras las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar. Comparó los informes con los casos que había estado investigando, y la revelación la golpeó como un puñetazo en el estómago. Ocho mujeres habían perdido la vida en circunstancias similares a las que ella estaba investigando. Todas habían sufrido abuso y violencia antes de ser asesinadas, y en todos los casos, la pulsera de plata había sido un elemento clave. El miedo y la urgencia se apoderaron de Chaerin. Sabía que no podía permitir que esto continuara. Cada víctima tenía una historia, un rostro, una vida que había sido arrebatada por un monstruo sin escrúpulos. La nota que acompañaba los documentos tenía un número de contacto y un mensaje simple: "Podemos trabajar juntas para desenmascarar la verdad". Chaerin tomó el teléfono y le puso un mensaje: "hoy a las 18h en el bar enfrente de la comisaría."

Esa tarde, Chaerin esperaba, sin saber muy bien porqué, nerviosamente en el bar frente a la comisaría. Miraba su reloj una y otra vez, consciente de la importancia de esta reunión, no solo profesionalmente, si no emocionalmente. Chaerin no solía dejar que la gente se le acercara más de lo justamente necesario, era un alma solitaria, era su escudo para no salir herida, su mente decía que si no dejaba a nadie acercarse a ella, nadie podría dañarla. Pero ese día estaba dispuesta a hacer una excepción, ya que Sandara, le había demostrado que se había equivocado con ella.

Finalmente, a las 18:00 en punto, Sandara apareció en el bar. Chaerin la reconoció de inmediato por su carisma y la expresión decidida en su rostro, además de por su obvia belleza. Las dos mujeres se encontraron en un rincón apartado del bar, donde podían hablar con privacidad.

—Teniente Lee, gracias por reunirse conmigo.— dijo Sandara con seriedad, tomando asiento frente a Chaerin.

—Llámame Chaerin, por favor.— respondió la teniente, tratando de aliviar la tensión en el ambiente. —Siento mucho lo del otro día... No estoy acostumbrada a que periodistas se preocupen por ayudar en el caso en lugar de por vender morbo...

Sandara asintió sonriendo.

—No te preocupes, de verdad, se que tu trabajo es muy duro y has de tomar precauciones, pero de veras que quiero ayudarte y ayudar en todo lo que pueda para acabar con esto.— dijo colocando sobre la mesa una carpeta con más información sobre los casos de abusos y asesinatos. Chaerin notó que los informes eran más detallados que los que había recibido anteriormente, lo que sugería un acceso a fuentes internas o una investigación más profunda.

—He estado investigando por mi cuenta— explicó Sandara —. Estas víctimas merecen justicia, y parece que los casos están conectados de alguna manera.

Chaerin asintió, agradecida por el esfuerzo de Sandara en profundizar en esta investigación.

—Hasta ahora, hemos estado enfrentando un enemigo que es astuto y evasivo. Pero con esta información, tal vez podamos descubrir patrones ocultos y pistas que nos lleven al agresor. ¿Has descubierto algo más?

Sandara pasó a detallar las similitudes en el modus operandi de los agresores, las fechas de los ataques y las ubicaciones. También mencionó que algunas víctimas habían sobrevivido, pero rara vez podían proporcionar una descripción precisa del agresor.

Entre las sombras y el pasadoWhere stories live. Discover now