Capítulo- III

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Era una noche oscura y tormentosa. Chaerin tenía apenas ocho años y estaba escondida en su habitación, temblando de miedo. Afuera, los relámpagos iluminaban el cielo y los truenos retumbaban, pero el verdadero terror estaba dentro de su casa.

Escuchaba los gritos y los golpes, como tantas otras noches. Su madre estaba indefensa, y su padre, consumido por la ira y el alcohol, se había convertido en un monstruo. Chaerin apretó el peluche que le había regalado su abuela y se prometió a sí misma que algún día haría lo que su madre no pudo: poner fin a esta pesadilla.

La puerta de su habitación se abrió de golpe, y su padre, con ojos inyectados en sangre, entró. La niña se encogió contra la pared, temblando de miedo.

—¿Qué estás haciendo aquí, mocosa? —gruñó él, su aliento apestoso a alcohol llenando la habitación.

—Por favor, papá, déjala en paz —suplicó Chaerin con voz temblorosa.

Su padre se acercó amenazadoramente, y Chaerin cerró los ojos con fuerza, esperando lo peor. Pero entonces, un rayo iluminó la habitación y un fuerte trueno resonó. El hombre se sobresaltó y miró hacia la ventana, distraído por el estruendo de la tormenta.

Fue entonces cuando su madre, con valentía, tomó a Chaerin de la mano y juntas huyeron de la casa, dejando atrás al hombre enfurecido. Chaerin nunca había visto a su madre tan valiente, y fue entonces cuando supo que quería ser como ella, alguien que protegía a los suyos de los monstruos.

Ese recuerdo la impulsó a luchar por la justicia y a convertirse en la teniente de policía que era hoy en día. Era un recordatorio constante de por qué había elegido ese camino y por qué nunca daría marcha atrás en su búsqueda de la verdad y la justicia.

_____

El estruendo de un trueno hizo a Chaerin incorporarse en la cama con el corazón a punto de salirse de su pecho. Le llevó unos segundos a la joven darse cuenta de que estaba en su cama durmiendo y no huyendo de su padre, bajo la lluvia de la mano de su madre, se oían truenos fuera de casa y no los gritos de aquel hombre. Estaba a salvo, pero sus ojos no dejaban de sacar lágrimas.

Limpiandose con el dorso de la mano las lágrimas aún frescas en sus mejillas, Chaerin respiró profundamente, tratando de encontrar la calma en medio de la tormenta emocional que había desencadenado el flashback de su infancia. La habitación estaba a oscuras, solo iluminada por el destello ocasional de un rayo y el parpadeo de la pantalla de su teléfono. Aunque las imágenes del pasado seguían asediándola, el presente la rodeaba con su seguridad reconfortante.

El zumbido de su teléfono contra la mesita de noche la sacó de sus pensamientos, y al ver el nombre de Sandara en la pantalla, su corazón dio un vuelco inexplicable. A lo largo de su carrera, Chaerin había aprendido a mantener una distancia segura de las personas, a protegerse de las emociones y a confiar en su propia fuerza. Pero algo en la presencia de Sandara había comenzado a resquebrajar esas barreras.

Limpiándose las lágrimas que habían caído por sus mejillas, Chaerin se sentó en la cama y contempló el mensaje que había recibido. Le reconfortaba saber que Sandara estaba ahí, aunque fuera a través de un simple mensaje de texto. Era como si hubiera encontrado un refugio inesperado en medio de la tormenta.

Sus dedos temblorosos se movieron sobre la pantalla mientras escribía su respuesta:

"Gracias por el día de hoy. Ha sido agotador pero necesario. Espero que estés bien después de tus entrevistas. Y sí, una cena suena bien para mañana. Necesito un poco de distracción y compañía."

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⏰ Last updated: Aug 30, 2023 ⏰

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Entre las sombras y el pasadoWhere stories live. Discover now