Comunidad

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- Niños, niños, silencio... Va a comenzar la historia, ¿Quieren perderse la historia?

Los pequeños niños se quedaron quietos en sus poses inquietas. Todos miraban a la mujer, una omega que tenía la sabiduría reflejada en sus ojos.

- Perfecto-. La mujer asintió con una sonrisa. - ¿Saben por qué se hacen las ceremonias al tener cachorros jóvenes cómo ustedes?

Una pequeña omega levantó su mano.

- Ámbar...

- Lo hacemos para celebrar su vida..

- Así es, querida. Gracias a la gran madre protectora de los cachorros, ustedes siguen aquí, y llegarán a ser fuertes lobos.

Todos los niños hicieron pequeños ruidos animados, pero la omega siguió con sus palabras.

- Hace unos años, una gran mancha de sangre comenzó a correr...

- ¡Las huellas del lobo! -. Un omega gritó, para después cubrir su boca.

Todos los niños, gritaron un poco, a excepción de un pequeño Omega.

La mujer levantó sus manos, calmando a todos. - Eso es verdad, pero aquí, en su comunidad, están seguros. Existen reglas, pequeños, esas reglas los mantendrán con vida. ¿Alguien sabe esas reglas?

Los niños empezaron a responder sin orden.

- Nunca dejar pistas para que venga a nuestras cabañas.

- No dejar que perciba nuestro aroma.

- Evitar totalmente las afueras de nuestros terrenos.

- No debemos dejar cachorros bebés sin el cuidado de alguien.

- Nunca buscar a ese lobo asesino.

Una alfa asintió. - Y mucho menos hablar con él.

Al tener un poco de silencio, el pequeño Omega habló con una sonrisa. - Tal vez deberíamos evitar ver sus ojos...

La mujer, sorprendida, le preguntó frunciendo un poco sus cejas. - ¿Por qué lo dices, Lou?

El pequeño Omega levantó sus hombros, juntando sus manos y la miró. - Los ojos son algo bonito, quizás... ese lobo tenga ojos bonitos y nos parezca amigable.

- Nadie que mate a su propia especie, mucho más al ser cachorros indefensos... merece ser visto con ojos de amistad, Lou. Debes respetar las reglas que hemos creado a través de los años, para su seguridad.

Louis asintió, bajando un poco su rostro.

- Sí, perdón.

- Bien. Ahí sigamos con...

- Emma, hola.

La mujer miró hacia la pequeña puerta, hizo una reverencia. - Líder Tomlinson, ¿puedo ayudarle en algo?

- Vengo por mi pequeño sol.

Louis se levantó alegre -. Papá.

- ¿Puedo llevarte un momento? Hay algo que quiero decirte.

- Claro, papá -. Louis le respondió con una sonrisa.

- Gracias Emma. - Yahir sonrió para despedirse y tomó la mano de Louis.

Ambos salieron de esa pequeña cabaña. Louis sonreía, sonreía al ver su hogar. Un hogar con alfas, omegas y betas que convivían como toda una familia.

Algunos se paseaban vestidos con sus lindas prendas a dos pies, otros pasaban a cuatro patas en su forma natural de lobos.

Todos eran libres de hacer lo que fuera cómodo para ellos, todo estaba bien mientras mantuvieran el respeto mutuo.

Caminaron un poco, entre hermosas plantas, cabañas con humo al estar preparado sus comidas, mujeres sacudiendo mantas mientras se saludaban con las demás.

Todo ese pequeño y hermoso trayecto, para llegar a su cabaña.

Al entrar, la madre de Louis habló rápidamente. - Mi cachorro hermoso.

- Mamá -. Louis corrió hacia ella.

Su madre, Abigail, se inclinó un poco para abrazarlo. - Queremos hablar contigo de algo muy importante, Lou.

- ¿Qué es? - La miró con curiosidad y atención.

- Sabes que al cumplir dieciocho años, a todos se les entrega su propia cabaña... un poco pequeña, pero es una tradición.

Ambos sonrieron  al ver los pequeños ojos de su hijo, definitivamente sabía lo que eso significaba.

- ¿De verdad tengo ya mi propia cabaña?

- Así es pequeño sol. Aclaro que aún no la podrás usar -.  Yahir se acercó y lo abrazó. - A penas tienes ocho años, pero queríamos darte la noticia.

- ¿Por eso estabas tan ocupado?

- Sí, pequeño sol.

- ¿Saben qué ustedes son los mejores padres del mundo?

Abigail sonrió tomando su pequeño rostro. - Lo sabemos gracias a ti, y nos hace feliz escucharte decir eso.

- ¿Quieres conocer tu cabaña? Al menos por fuera.

- Sí, sí, sí -. Expresó alegre y saltando.

- Pero antes-. Abigail tomó sus pequeñas manos. - Debes recordar que a tu cabaña nadie puede entrar, a menos que sea tu Alfa. Aunque creas que alguien es tu alfa, si tu Omega no se siente cómodo, no debes forzar el querer que entre. ¿Recuerdas por qué?

Louis asintió orgulloso. - Porque además de ser solamente mía, será mi nido. Mi Omega decidiría hacer su nido en ese lugar, así que ningún alfa que no sea mi Alfa, no podrá entrar.

Yahir asintió y le recordó. - No debes equivocarte, pequeño sol. Todos sabemos que al cumplir dieciocho, si alguien  entra en pareja a ese nido, ha sido para unir sus cuerpos, lo cual debe de ser después de una unión ceremonial. ¿Bien?

- Claro, papá. Lo entiendo. - Louis le sonrió.

Tenía totalmente presente todas las normas de su comunidad. Además, no le parecía importante todo eso de la unión del Omega con su Alfa, o del nudo, la marca o cortejos. No le parecían importantes esas cosas.

Tattoed Heart ♡ LSWhere stories live. Discover now