CAPÍTULO 2

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El día de la audición había llegado, y Ryeowook se levantó de su lecho y se preparó para presentarse a la audición. Sin mentir, al momento de poner los pies fuera de la cama de un salto, sintió como estas le flaquearon y por poco, lo hacían caer. Su mente no coordinaba con su cuerpo; su mente estaba ocupada en lo que posiblemente ocurriría en la audición. Siendo sincero, no se veía a sí mismo cantando o actuando frente a desconocidos; es más, jamás había hecho algo parecido. Su timidez lo impedía. Sólo una vez lo hizo, y fue frente a su mejor amigo. Eunhyuk conocía más que nadie sobre su talento. Los demás, lo ignoraban. 

     Dentro del cuarto de baño, se miró en el espejo y se obligó a mostrar una sonrisa; no le gustó en lo absoluto. Se pasó los dedos entre los cabellos rojos, creando canales, y suspiró. 

     ¿Qué carajos estoy haciendo? ¡Es una locura!, se gritó. 

     Volvió a fijarse en su reflejo, encontrando un par de pupilas que desprendían un brillo que había visto jamás, confirmándole que, en verdad, lo deseaba con toda su alma. Deseaba poder gritarle al mundo que existía, que su talento era innegable, que sería capaz de ser un gran cantante y actor. Ansiaba poder demostrarles a sus amigos, sobre todo a Siwon, que podía ser capaz de lograr sus sueños, de comerse al mundo e incluso, de tragarse al mundo. 

     Volvió a sonreír, más el gesto era anémico, sin brillo, sin personalidad. 

     Creía en su capacidad, en su talento, mas no se convencía de intentarlo. Al menos, no solo. 

     Las dudas corroían sus entrañas.

     Vamos, Ryeowook, no debes arrepentirte, ¡esta es tu oportunidad! Demuestra de lo que eres capaz. 

     Abrió la llave del lavamanos y se echó agua en el rostro para despabilarse. 

     Soltó un gemido al sentir que el líquido estaba helado. 

     ¡Por los dioses!, no quiero empezar con el pie izquierdo, reprendió. 

     Como un gato salvaje, de un zarpazo tomó la toalla y se limpió el rostro, quedándose congelado entre la fibra. Dejó salir un suspiro que pudo haberse confundido con el silbar del viento. Levantó la mirada y volvió a sonreírle a su reflejo. 

     Se dio lástima. 

     «Bien, ¡aquí vamos!, quiera o no», susurró. 

     Ryeowook se metió a la ducha, convenciéndose a sí mismo de que las gotas de agua le ayudaran a aclarar sus pensamientos. Se vistió lo más pronto posible y bajó hacia la sala de estar. 

     A lo lejos, pudo notar una silueta familiar esperando en la sala de tres plazas. 

     Sonrió. 

     —Eunhyuk —llamó con un silbido desde las escaleras. 

     El pelinegro se levantó presuroso girándose hacia dónde provenía la voz. La expresión en su rostro hizo creer al pelirrojo que lo había tomado inadvertido. Sus mejillas ardientes lo hicieron conjeturar cientos de escenarios. 

     ¿Qué demonios habrá estado haciendo como para tener esa reacción?

     —Wookie —se llevó una mano al pecho y dejó salir un rápido y sonoro suspiro—, ¡me asustaste, carajo! —gritó y puso las manos en jarras. 

     —Saber que estarías haciendo como para ponerte así de colorado, amigo —respondió, aunada a una risa melódica que resonó por las escaleras. 

[EN CURSO] PERSONAJE SECUNDARIO Where stories live. Discover now